VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Incluye 15 óleos de la extinta pintora Julia Giménez Cacho
Siempre mujeres, muestra que llegó a Madrid
Patricia Landino, especial para La Jornada, Madrid, 21 de septiembre Ť La muerte de Julia Giménez Cacho, el pasado 5 de julio, no impidió que la muestra que la pintora preparaba desde 1999, Siempre mujeres, llegara a Madrid, su lugar de nacimiento, donde se exhibe desde el día 7. ''La exposición en España, su tierra, la llenó de emoción. Pintó ilusionada hasta el último día. Cuando estaba ya todo listo, falló la máquina, que no su corazón. Sin embargo, a Madrid llegaron en septiembre sus mujeres", expresó su hija Marisa, quien con sus hermanos Daniel, Ximena, Julieta, Luis, Emilia y Carmen, estuvieron presentes durante la inauguración en el Instituto de México en España.
La muestra de Julia Giménez Cacho, quien vivió en Madrid hasta los 26 años, incluye 15 pinturas al óleo de imágenes femeninas, ataviadas con mantones, flores o desnudas creadas con una pincelada suelta y colores vivos, que remiten a un estilo expresionista.
''Las mujeres aparecen comprimidas, casi asfixiadas, pero en realidad se trata de una alianza, de un bloque compacto e indisoluble que las unifica y las hace libres", escribió Mercedes Iturbe acerca de la pintora afincada en México desde 1950.
Asimismo, Julia Giménez Cacho decidió asumir, a los 53 años, la pintura como una disciplina y dos años después, en 1976, el Instituto Nacional de Bellas Artes le concedió una mención honorífica en el Certamen de Nuevos Valores en el Salón de la Plástica Mexicana.
Prosiguió su carrera en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Carlos, en el taller de dibujo de Gilberto Aceves Navarro y en el de cerámica de Gerda Gruber, y recientemente formaba parte del taller de figura humana de Jacobo Alejo, en el Centro Morelense de Artes, en Cuernavaca, México.
La influencia de Goya
En Siempre mujeres destaca un autorretrato al óleo, realizado por la pintora en 1997 sobre una fotografía de Pablo Ortiz Monasterio. En él aparece sonriente, en un ambiente festivo, con una mano en la cintura y otra en la nuca, y un sombrero que da la impresión de una figura humana con los brazos extendidos, tratando de guardar equilibrio.
A su vez, Mercedes Iturbe y Francisco Rebolledo encuentran en la pintura de Giménez Cacho una marcada influencia de Goya.''Estas enigmáticas majas, con sus mantones, su cabello suelto, a veces adornado con una flor, recuerdan a las rubicundas hembras que salieran de la paleta de Francisco de Goya", escribe Rebolledo en el catálogo de la exposición.
''Quevedo y Goya resultan los perfectos tutores de esos seres desgarrados por el color y acertadamente desdibujados, de cuyo rostro se desprende la agonía caprichosa y vital de Julia Giménez Cacho", dice Iturbe.
Margo Glantz dedicó un largo texto a la pintura de Julia Giménez Cacho:
''Los rostros de esas mujeres destinadas a repetirse interminablemente sobre el horizonte de los cuadros de Julia calcinan cualquier molde y devoran, asimilan, absorben todas las infancias y las viudeces rescatadas de un fondo reverdecido e intenso, revelando una configuración concebida hasta ahora como antinatural y puesta de manifiesto por una mano sensible a una nueva experiencia."
''Cinco de julio... Julia ya no está más", escribió su hija Marisa. Pero el espíritu de esta artista tardía, indeleble en estas mujeres, se podrá apreciar en Madrid hasta el próximo 20 de octubre cuando, a reserva de confirmarse, viajará para exhibirse en el Centro Cultural de México en París.