VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000

 


Ť Emilio Pradilla Cobos Ť

Tercer Informe de Gobierno del DF

Rosario Robles, jefa de Gobierno del Distrito Federal, presentó el pasado 17 de septiembre ante la recién instalada segunda Legislatura de la Asamblea el tercer y último informe de la actual administración capitalina.

El escenario político fue diferente al de los dos anteriores, presentados por Cuauhtémoc Cárdenas: entonces, el PRD gozaba de una cómoda mayoría absoluta; ahora ningún partido la tiene: PRD, PAN y PRI se reparten casi por igual la mayor parte de las diputaciones (19, 17 y 16 respectivamente), y las otras 14 se distribuyen entre los partidos pequeños, lo cual obligará a acuerdos continuos --y muy probablemente cambiantes-- entre partidos para formar mayorías legislativas.

Otra diferencia la marcó el formato, que incluyó las posiciones partidarias iniciales, la lectura del documento síntesis del informe y dos rondas de preguntas a la jefa de Gobierno con sus respuestas, lo cual alargó mucho el acto, pero para el DF significó el fin de los monólogos rituales del poder instaurados por los gobernantes del PRI y aún mantenidos por éste y sus sucesores panistas en muchos estados.

En este marco, la sesión tenía singular relevancia para que los partidos definieran posturas y trazaran caminos a futuro; todos lo intentaron en la fase inicial de sus intervenciones; casi ninguno lo logró cabalmente. Para el PRI y el PAN pesó demasiado su nueva derrota electoral y el hábito de tres años de atacar al gobierno, lo cual podría leerse como una postura futura. Hay que reconocer que no hubo demasiada rispidez en los discursos ni en la sección de preguntas, quizá por la precariedad de los equilibrios partidarios y la necesidad de todos de dejar la puerta abierta para llegar a acuerdos en el futuro.

El texto que leyó la jefa de Gobierno, al que dedicaremos otros artículos, fue bien estructurado, aportó datos y hechos precisos para evaluar sus acciones y, sobre todo, demostrar que el gobierno que Cárdenas y ella misma dirigieron fue, en todos los sentidos, un gobierno diferente, aunque no lograra todas las metas que se propuso y deseaba alcanzar.

En las preguntas, redactadas de antemano, en ocasiones no se tenía en cuenta lo informado o lo ya preguntado por otros diputados. PRI, PAN y PVEM atacaron con ingenuidad y desinformación (y un alto grado de cinismo en el caso del PRI, cuyo papel en la generación de la grave crisis urbana que dejó como herencia, nadie ha olvidado aún) al gobierno de Cárdenas y de Robles. Se necesita poca imaginación para saber cuáles fueron los temas: seguridad pública e impartición de justicia, contaminación ambiental, corrupción, "publicidad" gubernamental y finanzas públicas.

Aunque muchas respuestas estaban contenidas en el texto leído, la jefa de Gobierno repitió y amplió la información, aportó nuevos datos, interpretó políticamente las acciones, y evidenció, cuando fue el caso, el doble discurso de panistas y priístas al atacar al Gobierno capitalino en aspectos que el mismo PRI engendró durante siete décadas de gobierno en el DF y, no obstante, ahora exigen airados que se resuelva en tres años lo que los gobiernos estatales del PRI y el PAN no han logrado resolver en los estados que gobiernan --inseguridad y corrupción, por ejemplo--, o por los efectos de la política económica y social neoliberal federal impulsada por esos mismos partidos: desempleo, bajos salarios y pobreza.

A la debilidad y limitaciones de opositores y detractores se contrapuso la agudeza, firmeza y, en ocasiones, la finura polémica de Rosario Robles, quien supo afirmar su liderazgo político. Algunos argumentos sobresalieron: la reafirmación del papel fundamental de Cárdenas en el cambio democrático en México y la capital; la defensa de la gestión conjunta como inicio de la transformación de la ciudad y de la forma de gobernar; que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el 2 de julio es un veredicto aprobatorio para la actual gestión del gobierno perredista; y la afortunada frase que sintetiza la vocación democrática y libertaria de los ciudadanos del DF, que a la vez reitera su posición política: "la ciudad de México, el corazón del país, sigue y seguirá latiendo en la izquierda".

No cabe duda que Rosario Robles ganó el debate, si así lo quiere ver alguien, y que jugará un papel protagónico en la refundación del PRD y en la articulación de otros sectores de izquierda para revertir la ola conservadora y ampliar el sentido de esa frase a todo el país.