VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť FORO DE LA CINETECA
Nubes de mayo
La última propuesta del 20 Foro Internacional de la Cineteca es la cinta turca Nubes de mayo (Mayis sikintisi-Ansiedad de mayo, 1999), de Nuri Bilge Ceylan, un relato de sorprendente sencillez narrativa. Poco cine turco llega a México, y por lo general las imágenes de aquel país provienen de alguna cinta europea, como La pasión turca, del español Vicente Aranda, con Estambul como punto de llegada de las fantasías eróticas, o El baño turco (Hamam), de Feran Ozpetek, una cinta más interesante, pero también, a su modo, pretexto para ventilar las frustraciones sexuales de una pareja europea.
En Nubes de mayo la acción se sitúa lejos de este territorio del folclor y la comercialización erótica, lejos de Estambul y sus anhelos de modernidad y aclimatación al glamour europeo. Nuri Bilge Ceylan, director y guionista, propone aquí otra cosa: una visión muy sobria de la provincia turca, una visita al pueblo natal de Muzaffer (Ozdemir), un joven cineasta interesado en recorrer (y filmar) los lugares en los que transcurrió su infancia.
A la captura del paisaje rural y al registro de las atmósferas tórridas que evoca el título de la cinta, las complementa el retrato intimista de familia: Emin Muzzafer, padre del protagonista/cineasta, un anciano obsesionado con la preservación de los árboles en su propiedad y su comarca, continuamente amenazados por las autoridades por motivos fiscales; la hija de este hombre, mujer un tanto eclipsada, abandonada a sus faenas domésticas, y su hijo de nueve años, sobrino del cineasta, quien deberá aprender la disciplina llevando durante 40 días en la bolsa de su pantalón un huevo, mismo que al final deberá entregar intacto.
Nubes de mayo describe estas viñetas costumbristas de modo muy directo, con el lenguaje llano de personajes sorprendidos en su quehacer cotidiano, como aquellos pobladores rurales de Farrebique, que en tono semidocumental capturaba en la Francia de los años cuarenta el cineasta Georges Rouquier, para ofrecer una radiografía muy emotiva de los usos y costumbres de la provincia. Más cerca de Bilge Ceylan, en la geografía y el tiempo, está el cine iraní reciente, con Abbas Kiarostami (A través de los olivos) y Jafar Panahi (El globo blanco), con sus sugerentes retratos de niños y mujeres, la descripción de las faenas colectivas, y el entorno natural (calor, aridez, viento) como personaje central de la trama. En este lugar donde aparentemente no sucede nada, el cineasta explora estados de ánimo, comportamientos y reacciones, y calibra el temperamento de los personajes: la tozudez del patriarca, el carácter no menos testarudo del sobrino, y la impaciencia del primo que sólo sueña con huir a Estambul, muy lejos del lugar donde se ensaña contra él la mala suerte. En su proyecto fílmico de crónica familiar, Muzzafer, el visitante, el testigo, evoca sus vivencias de infancia, reflexiona sobre el peso de la tradición local y las costumbres, y con un estilo muy propio, distanciado del lirismo de los maestros iraníes, ofrece una película emotiva, un oblicuo autorretrato en primavera -reflejo oriental de la confidencia godardiana, JLG/JLG, autorretrato en diciembre, que hace una semana presentó este Foro.
Ť Carlos Bonfil Ť