VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000
* ECONOMIA MORAL
ƑQuiénes son los pobres?
Julio Boltvinik
La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del libre mercado: el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente
Identificar la población objetivo
Un punto de partida indispensable para una política de superación de la pobreza es la identificación de la población objetivo. Saber cuántos son los pobres, dónde viven, de qué carecen, qué características tienen sus hogares y sus miembros, son elementos indispensables para contestar preguntas tan básicas como el tamaño y gravedad del problema, de lo cual se deriva el tamaño del esfuerzo a realizar. Al saber dónde viven los pobres se podrá orientar geográficamente el esfuerzo. El conocimiento de las características de los hogares, en términos de tamaño, estructura de edades y tipo de actividad a la que se dedican, nos acerca a la definición de las necesidades y posibilidades de esos hogares. Por ejemplo, si los hogares más pobres (los indigentes) tuvieran un mayor número de bebés y niños que los demás grupos y, al mismo tiempo, una tasa de participación en la actividad económica igual a la de otros estratos, estaríamos identificando la posible presencia de un problema para el cuidado de los menores, que requeriría un agresivo programa de guarderías (ahora se les llama centros de desarrollo infantil o similares, poniendo el acento, correctamente, en que los bebés y niños no se "guardan" como bultos en un lugar). El conocimiento de las actividades económicas de los pobres permitirá identificar, en primer lugar, si la pobreza es un problema de desempleo o de bajos ingresos para la gente que está trabajando. La posición en la ocupación (si los pobres son asalariados o trabajadores por cuenta propia) permitirá definir en qué medida la pobreza es un problema de salarios o de ausencia de apoyo a las actividades productivas que realizan. Este tipo de análisis se conoce como perfil sociodemográfico de los pobres y no debe confundirse con un análisis más profundo de las causas de la pobreza. Sirve para precisar la naturaleza del problema y orientar los programas que deben llevarse a cabo. Un sentido dinámico de estos perfiles puede obtenerse al comparar el perfil actual con perfiles anteriores. En la colaboración de hoy exploro algunos rasgos básicos que requerirán complementarse en futuras colaboraciones.
Género y edad del jefe
En la bibliografía feminista se sostiene de manera generalizada que la pobreza está feminizada. El asunto no es fácil de dilucidar. Dado que los criterios de pobreza están siempre (o casi siempre) referidos a hogares, y dadas las dificultades para observar la desigualdad interna en el hogar, los que trabajamos el tema nos vemos obligados siempre a suponer igualitarismo total en el hogar, de tal manera que o todos son pobres o todos son no pobres en un hogar. Así, no se puede probar la feminización de la pobreza. El único recurso que nos queda es comparar la pobreza de los hogares según el sexo de la jefatura. Tanto en México como en la mayor parte de los países de América Latina, el resultado que se obtiene es inverso a la tesis feminista: los hogares con jefatura femenina son menos pobres que los que tienen jefatura masculina. En el Cuadro 1 se muestran estos datos para México en 1996. Los cálculos fueron hechos procesando la base de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 1996 (ENIGH96). La base de datos de la ENIGH98 sigue siendo top secret para los mexicanos. Tanto en la indigencia como en la pobreza en su conjunto, los hogares "masculinos" son 10 puntos porcentuales más pobres que los femeninos. Uno de los problemas de esta evidencia es que la jefatura de un hogar la adscribe la persona que contesta, de tal manera que está cargada de subjetividades y rasgos culturales. Aunque faltaría explorar lo que he llamado la pobreza de tiempo libre entre sexos, donde es muy probable que encontremos evidencias al respecto, por la doble jornada a la que muchas mujeres están sometidas, por lo pronto podemos sostener que no hay evidencias sobre la feminización de la pobreza.
En los países desarrollados hay una fuerte asociación entre vejez y pobreza. En América Latina y en México, sin embargo, y con las mismas limitaciones del apartado anterior, cuando se analiza la pobreza según edad de la jefatura, se obtienen resultados contrarios a esta tesis, como se muestra en el Cuadro 2. Ahí se aprecia que la proporción de hogares pobres e indigentes baja a medida que aumenta la edad del jefe. La proporción de hogares no pobres aumenta a medida que son mayores las edades del jefe del hogar, mientras disminuye la de los indigentes.
Tamaño del hogar y tasas de dependencia
Como se muestra en el Cuadro 3, los hogares indigentes, que tienen 5.41 miembros en promedio, superan en más de una persona a los pobres no indigentes (4.40), y éstos casi superan en otro tanto a los hogares no pobres (3.5). Además, en los hogares indigentes la población es más joven, lo que va disminuyendo en los otros dos grupos al tiempo que aumenta el número de adultos. Como reflejo de ello, las tasas de actividad, que muestran la proporción de población ocupada del total de miembros del hogar (una especie de proporción de brazos entre bocas), aumentan a medida que pasamos de los indigentes (36.3 por ciento) a los pobres no indigentes (41.8 por ciento) y a los no pobres (44.4 por ciento). Otra manera de apreciar lo anterior es mediante la tasa de dependencia (que es igual al cociente de la unidad entre la tasa de actividad), y que expresa cuántas personas dependen de cada activo (que varía desde 2.75 hasta 2.25). (Cuadro 3)
Acceso a la seguridad social
Quienes conciben la pobreza como un asunto de marginación o exclusión, es decir que suponen que los pobres son los que no participan en la economía y la sociedad moderna, vaticinarían que toda la población ocupada inscrita en la seguridad social (tomando este hecho como un indicador aproximado de esa modernidad) sería no pobre y, en cambio, toda la excluida de la seguridad social sería pobre. El Cuadro 4 muestra los resultados obtenidos. Como era de esperarse, hay una diferencia muy importante entre la estructura social de la población asegurada y de la no asegurada. La población no asegurada es mayoritariamente indigente (56 por ciento), sólo una pequeña minoría es no pobre (13 por ciento), y casi una tercera parte son pobres no indigentes (31 por ciento), Entre la población ocupada asegurada la pirámide es radicalmente distinta. Aquí, el grupo más numeroso es el de los pobres no indigentes, al que pertenece más de la mitad de la población ocupada asegurada (51 por ciento), los no pobres son el 38% de este grupo (casi el triple que entre los no asegurados) y el grupo más pequeño es el de los indigentes (13por ciento), que era el más grande entre los no asegurados. Nótese que si hubiésemos dividido la población en sólo dos grupos: indigentes y no indigentes, el acceso a la seguridad social vaticinaría correctamente la no indigencia en el 90 por ciento de los casos. Sin embargo, la inscripción a la seguridad social es altamente compatible con la condición de pobre no indigente.
Pobreza según tamaño de establecimiento
Una inversión similar a la observada en el inciso anterior, ocurre al variar el tamaño del establecimiento (Cuadro 5). La mayor parte de quienes trabajan en establecimientos muy pequeños, con 1 a 5 ocupados, son indigentes (55 por ciento); una muy pequeña minoría (12.3 por ciento) son no pobres; y la tercera parte son pobres no indigentes (33 por ciento). Al pasar a mayores tamaños de establecimiento, la proporción de indigentes disminuye muy rápidamente y aumenta tanto la de pobres no indigentes como la de no pobres. Así, al llegar al tamaño más grande, de 51 y más ocupados, el estrato más pequeño es el de los indigentes (15 por ciento), mientras el más numeroso es el de los pobres no indigentes, aunque seguido muy de cerca por los no pobres.
Recapitulación y pendientes
Hemos constatado que los hogares son más numerosos mientras más pobres son y tienen una composición por edades más joven, con presencia fuerte de menores de 12 años, lo que genera en ellos una menor tasa de actividad (mayor tasa de dependencia). Esto se asocia con el hecho (Cuadro 2) que los mayores niveles de pobreza se presentan cuando el jefe del hogar está en el grupo más joven (cuando probablemente la carga de los menores es mayor y las posibilidades de trabajo femenil menores). Esto debe alertar sobre los límites que tendría una estrategia que se propusiera reducir la pobreza aumentando el número de ocupados, de manera de incrementar el número que trabaja en cada hogar, sin un programa masivo de guarderías. Por otra parte, no hemos encontrado evidencia para sustentar la hipótesis de la asociación de jefaturas del hogar de mayores edades y femeninas con mayores incidencias de la pobreza. Por último, hemos analizado la fuerte asociación que hay entre acceso a la seguridad social y tamaño de establecimiento, por un lado, con menores incidencias de la indigencia pero con aumentos en la pobreza no indigente y con una menor incidencia de la pobreza y una menor intensidad de la misma, por el otro, esto significa que la mayor parte de quienes trabajan en los pequeños establecimientos son indigentes, lo que resalta la importancia de una política de apoyo a los productores pequeños para que eleven su productividad, el ingreso de quienes ahí trabajan y la cobertura de las prestaciones sociales.
Cuadro 1. Estratos de pobreza según género
de la jefatura del hogar (% de los hogares)
Estratos del MMIP | Femenina | Masculina |
Indigentes | 40.00 | 30.99 |
Pobres no indigentes | 37.15 | 38.00 |
Suma de pobres | 77.15 | 68.99 |
No pobres | 22.85 | 31.01 |
Cuadro 2. Estratos de pobreza por edades del jefe del hogar
% de los hogares de cada grupo de edad
Estratos del MMIP | 21-30 | 31-40 | 41-50 | 51-60 | 60 y más | |
Indigentes | 40.88 | 42.51 | 36.38 | 34.36 | 35.81 | |
Pobres no indigentes | 38.56 | 35.37 | 39.57 | 37.04 | 36.12 | |
No pobres | 79.45 | 22.12 | 24.05 | 28.60 | 28.07 |
Cuadro 3. Tasas de actividad y dependencia por estratos 1996
Estratos del MMIP | Tamaño del Hogar | Tasas de actividad | Tasas de dependencia. | |||
Indigentes | 5.41 | 36.34 | 2.75 | |||
Pobres no indigentes | 4.40 | 41.78 | 2.39 | |||
No pobres | 3.49 | 44.35 | 2.25 |
Cuadro 4. Ocupados por estratos de pobreza según cobertura de la seguridad social (SS)
(% verticales)
Estratos del MMIP | Sin SS | Con SS | Total |
Indigentes | 55.55 | 11.21 | 41.60 |
Pobres no indigentes | 31.44 | 50.85 | 37.55 |
Suma de pobres | 86.99 | 62.06 | 79.15 |
No pobres | 13.01 | 37.94 | 20.85 |
Total | 100.00 | 100.00 | 100.00 |
Cuadro 5. Estratos de pobreza de los ocupados según tamaño del establecimiento
(% del total de ocupados en cada tamaño)
1-5 ocup. | 6-10 ocup. | 11-50 ocup. | 51 y + ocup. | Total | |
Indigentes | 54.79 | 41.36 | 26.60 | 14.60 | 41.60 |
Pobres no indigentes | 32.96 | 38.81 | 42.04 | 46.83 | 37.55 |
No pobres | 12.25 | 19.83 | 31.36 | 38.57 | 20.85 |
Total | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 |