VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Astillero Ť

Ť Julio Hernández López Ť

Como diputado federal, como gobernador, como candidato a la Presidencia y como presidente electo, Vicente Fox ha dado abundantes e indudables muestras de testarudez e intolerancia que no deberían llamar a sorpresa a nadie. Festivos como somos ante las desgracias (el 2 de noviembre es un ejemplo), hemos preferido convertir en aparentes virtudes lo que son inegables defectos (el hoy, hoy, hoy famoso) y ocultar la basura política, ideológica y moral bajo la enorme alfombra del cambio electoral del 2 de julio.

Pero no hay día en que el guanajuatense no patine, resbale o se tropiece. Y no sólo por las resistencias de sus adversarios, o por planes maléficos de desestabilización, o por trampas sembradas por el régimen presuntamente agónico. No enfrenta Fox tales riesgos y enemigos mayúsculos por la simple y sencilla razón de que no los hay. El gobierno del presidente Zedillo ha demostrado, con entusiasmo que les parece más que sospechoso a sus presuntos compañeros priístas, gusto y solidaridad con el relevo presidencial panista, al extremo de dedicarse él mismo a desmontar el camino para que el tractor foxista pueda pasar sin obstáculo alguno.

La fábrica de conflictosSin embargo, a pesar de esa pasarela de terciopelo que se le ha tendido para que llegue con garbo al 1o. de diciembre, Fox no para en crearse sus propios problemas. En estos momentos, por ejemplo, ha puesto a los medios de comunicación en la mira de su fusil declarativo. Con sendos disparos ha hecho blanco, por lo pronto, en un abrir y cerrar de ojos, en tres de los principales diarios editados en la capital del país: El Universal, La Jornada y Reforma (citados por orden alfabético).

Dos de suadero, por favor

Y, con un lenguaje más propio de las transacciones de hortalizas congeladas del rancho San Cristóbal, ha considerado el interés periodístico sobre el asunto de los sueldos de su equipo, y de él mismo, como meras maniobras propias de abusivos clientes de puestos callejeros de antojitos: ya se despacharon con la cuchara grande, reclamó a los periodistas, y les dijo que el escándalo desatado era "crema que le han echado a los tacos".

El periodismo que ya no es útil

La razón por la cual esos medios han sido puestos en el paredón moral (y gastronómico) de Fox, ha sido la difusión de hechos que simplemente le resultan incómodos al presidente electo. O, dicho de acuerdo con la terminología oportunista de moda: que no le son útiles.

Miguel Badillo, en El Universal, publicó la transcripción de una llamada telefónica entre Fox y su vocera, Martha Sahagún. Badillo, quien ha ganado una gran presencia profesional con investigaciones y primicias como la de esta intercepción telefónica, ha dicho que fueron altos funcionarios federales quienes pusieron en sus manos esa y otras dos pruebas de espionaje de ese talante.

Es de felicitarse, y esta columna así lo consideró al conocerse el incidente, que este tipo de injerencias ilegales sean conocidas y corregidas. Fox tenía en ese episodio una buena oportunidad de plantear el tenor real del cambio que se dice es su divisa esencial. La revelación periodística de la conversación, el develamiento mediático de las prácticas cotidianas de espionaje, no tenían a Fox como objeto de burla o agravio.

A ver: las palmas de las manos, niños

Sin embargo, como ya viene sucediendo con una frecuencia preocupante, el guanajuatense se enojó no con los autores de esa audacia, o con el hecho en sí mismo, sino... con los periodistas. Sería bueno, dijo con ese tono de maestro regañón, casi a punto de poner a los reporteros con las manos listas para recibir reglazos, que el propio periódico, El Universal, diera a conocer quién le dio la información.

De periodistas, a orejas

El enojo del presidente electo le llevó a terrenos en los que insta a los medios a convertirse en delatores y en coadyuvantes forzados del Ministerio Público. El descuido verbal de Fox no puede ser desatendido, pues roza peligrosamente los linderos de lo dictatorial: "No puedo tener de quién sospechar de entrada (como siempre, las descomposturas sintácticas van por cortesía de la Academia Fox: nota de Astillero). Parece que la averiguación en la información puede arrancar a partir del propio diario El Universal. De saber quién es el que trae estas cintas grabadas, quién las entregó ahí. Si fue anónimo, habría qué buscar en otro lado..."

Es probable que Fox sepa tanto de comunicación social como su vocera Sahagún, pero ello no es atenuante en cuanto a la gravedad de lo que sugiere el presidente electo y que muy probablemente ordenaría si estuviese en funciones: colocar a El Universal, y a Miguel Badillo, como fundamento de una averiguación previa del Ministerio Público, para establecer responsabilidades penales.

Contra Reforma

A Reforma le fue más o menos igual. Ya antes había recibido los embates de la tecnocracia zedillista, obstinada en asignarle ribetes de interés criminal faccioso a la indagación que hizo respecto de Ricardo Miguel Cavallo, y en endilgarle culpas morales por la peliculesca muerte del subsecretario Raúl Ramos Tercero. Ahora, Fox se ha indignado torpemente (pues los supuestos de su enojo ni siquiera eran ciertos) por la revelación de que los coordinadores de su equipo de transición cobran lo mismo que los actuales secretarios de Estado.

Evidentemente molesto, Fox abordó así el tema este miércoles: "-Lo único que me gustaría saber del Reforma es de dónde sacaron los cheques, nada más, si fue de una secretaria o se los encontraron en el basurero o en el banco o en dónde.

-Pero no publicó ningún cheque, le explicaron los reporteros.

-Ah, yo pensé que habían presentado evidencia de cheque. Entonces es información nada más. Muy bien.

Felicidades."

Y... (pero desde luego) contra La Jornada

Ese mismo tonito desdeñoso que expone a la investidura presidencial a ser tratada de la misma manera irrespetuosa, se convirtió en ácido reclamo contra La Jornada. Según el empresario presidente, este diario actuó con dolo e incorrección al señalar en el encabezado de una nota que "Reconoce Fox que recibe un salario del gobierno federal".

Ambigüedad tramposa

Se duele el guanajuatense de imprecisiones que él mismo provocó, y de que los reporteros no ejerzan de manera infalible las dotes adivinatorias. Interrogado sobre el punto noticioso de los salarios pagados con cargo al erario, Fox respondió así cuando le pidieron confirmara si recibía salario presidencial: "Así como ustedes tienen sueldo, nosotros también". No quiso abundar más. No fue claro ni transparente. Se refugió en una frase ambigua, manejable luego conforme se acomodaran las circunstancias. A partir de ella pudo asegurar, como ahora lo hace en otros temas, que él ya había fijado postura firme.

Pero, al otro día, decidió deslindarse de todo riesgo de ser demandado penalmente por peculado o ser exhibido como incongruente crónico, y entonces dio el giro al volante hacia el otro lado. Sí recibo sueldo, dijo, pero de las empresas familiares, no del gobierno federal. Un par de días atrás, su vocera, la señora Sahagún, había dicho que ella entendía que Fox recibía salario similar al del Presidente de la República.

Ahora, el susodicho presidente electo se refugiaba en la nómina de las empresas familiares beneficiadas por el Fobaproa y receptoras de fondos internacionales altamente sospechosos.

De la oposición, al poder

No debe quitarse de vista de un hecho esencial: en lugar de mantener a la prensa como aliada para las difíciles tareas que le esperan, Fox ha preferido entrar en torpes pleitos. Pero ese viraje no es inexplicable, sino todo lo contrario: Los medios, que le dieron inusitada cobertura a su campaña, y que fueron difusores extraordinarios de sus propuestas, ahora han dejado de serle útiles, porque el opositor de ayer, el hombre del cambio, ya llegó al poder y, desde éste, la crítica, el análisis, la disidencia, ya no le son tareas útiles.