JUEVES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Restauran el órgano monumental del Auditorio Nacional


Recobra la voz tras años de silencio

organo-auditorio-nacional-2-jpg Angel Vargas Ť Tras permanecer siete años en silencio, el órgano monumental del Auditorio Nacional -uno de los más grandes del mundo por el número de flautas: tiene casi 16 mil-, considerado parte del patrimonio de la nación, recuperará su voz el 26 de octubre. De esta forma se pondrá fin a especulaciones acerca del supuesto abandono en que se hallaba el instrumento.

Este órgano fue construido por la casa italiana Tamburini en los años treinta, con la intención de instalarlo en el Palacio de Bellas Artes, acción que se cumplió en 1934. En ese recinto permaneció sin utilidad durante 23 años como consecuencia de una pésima ubicación, hasta que se decidió trasladarlo en 1957 al Auditorio Nacional, donde fue utilizado de forma espaciada hasta que pasó a un estado de total mutismo con los trabajos de remodelación del inmueble. En 1993 se le volvió a emplear.

De forma paralela a la reapertura del auditorio comenzaron las primeras especulaciones acerca de los presuntos daños que había sufrido durante el remozamiento del inmueble. El subcoordinador de proyectos especiales del Auditorio Nacional, Humberto Urquiza Marín, refuta esas estimaciones y aclara que el instrumento no sufrió deterioro alguno.

''Se creó un mito negativo que creció porque la información no obedecía a un examen físico del órgano. No se constató si, en efecto, estaba como se decía, y se creía que por la restauración del Auditorio Nacional el instrumento se hallaba cubierto de mezcla, cemento, palos, piedras y no sé qué más", asevera.

Luego de explicar que el valor del instrumento alcanza 2.5 millones de dólares y que su trascendencia radica en que es el más grande de Latinoamérica, precisa que fue hasta el año pasado cuando se dio luz verde a la restauración: la iniciativa privada aceptó financiar el costo de los trabajos, que asciende a 2 millones 800 mil pesos; con la voluntad política del fideicomiso del Auditorio y del Gobierno del Distrito Federal se emprendió el proyecto, en el que participaron también otros especialistas.

En abril de 1999 se aceptó la propuesta de una compañía mexicana de reciente formación, Realejo, encabezada por José Luis Falcón y Daniel Guzmán Vargas, quienes comenzaron la intervención el primero de septiembre de ese año, con el objetivo de concluirla en noviembre de 2000.

Obsoleto, el sistema eléctrico

Los organistas no han enfrentado mayor dificultad que, grosso modo, la limpieza del instrumento, la construcción de 14 trémolos, el cambio de piel de los fuelles, la restauración de las flautas dañadas y faltantes, el barnizado de la consola, el sellado de fugas y la armonización y la afinación de flautados y lengüeterías.

Si bien la labor organística resulta indispensable para el funcionamiento del aparato, la parte toral del proyecto radica en la modernización del mismo y consiste en la sustitución del obsoleto sistema eléctrico original por uno electrónico. De esto se encarga un grupo de ingenieros.

Urquiza informa, por otra parte, que a largo plazo se plantea que el órgano del Auditorio Nacional cuente con un intérprete titular con el fin de llegar al tercer momento de la restauración, que es elaborar una programación propia para que el instrumento sea utilizado de manera regular:

''No queremos una restauración que justifique que está en condiciones de utilizarse, sino que permita que la música organística se popularice y se adquiera una cultura más profunda en la sociedad mexicana mediante la labor de los maestros del órgano."

Aclara que debido a la calendarización de espectáculos y actividades en el inmueble, el programa de conciertos no podrá comenzar sino hasta principios del año entrante. No obstante, señala que para reinaugurarlo se organizó un concierto para el 26 de octubre, cuyo programa aún está por definirse. Adelanta que se incluirá una obra encargada ex profeso a Mario Lavista, la primera que realiza el compositor para este instrumento, así como piezas de Johann Sebastian Bach, Miguel Bernal Jiménez y Camille Saint-Saëns, entre otro.