JUEVES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť El artista visual Gabriel Macotela habla de su más reciente proyecto
Gimena y la Fábrica, taller-espacio vivo, lúdico y de experimentación
Ť Naturalezas muertas, muestra de Néstor Bravo que marcó la apertura informal del lugar
Ť Boris Viskin, Gustavo Monroy, Luciano Spano y Vicente Rojo Cama, entre sus colaboradores
Merry Mac Masters Ť La lista es interminable cuando el artista visual Gabriel Macotela se suelta hablando de sus planes para su más reciente proyecto, el taller-espacio Gimena y la Fábrica. Ubicado en avenida México 123, local 8, colonia Condesa, el recinto no pretende ser una galería de arte, pero sí un lugar alternativo, lúdico, de experimentación. Un sitio vivo, afirma.
No es la primera vez que Macotela se interesa por la promoción cultural. Junto con Armando Sáinz y Yani Pecanins, dio vida durante una década a El Archivero, espacio dedicado de manera exclusiva al libro-objeto. Ahora, su mira es más amplia: ''Quiero hacer un taller de poesía, otro de música contemporánea. Me gusta mucho la música y he invitado amigos músicos. También quiero hacer cosas de mis alumnos de La Esmeralda, la Escuela Nacional de Artes Plásticas Xochimilco y El Faro de Iztapalapa.
''Igualmente, quisiera trabajar la arquitectura, que me gusta mucho, con amigos arquitectos o ingenieros. Ahora preparo una exposición de maquetas. A lo mejor se hace una muestra de amigos científicos, porque algunos biólogos emplean la fotografía para sus investigaciones de plantas. Asimismo, trabajar con amigos diseñadores; también quiero hacer objetos utilitarios. Luego, hacer cosas con amigos de provincia, montar pequeñas exposiciones de gráfica, de grabado, porque a veces no tienen lugares donde exponer."
Gimena y la Fábrica retoma el nombre de su hija de cinco años y el interés de Macotela por la estética de lo industrial. Además, le motiva tener un lugar donde ''jugar, inventar y divertirse" con sus compañeros de las artes plásticas, así como de otros medios artísticos. Le interesa abrir las puertas a jóvenes que muchas veces no tienen acceso a galerías o museos.
Mezcla de generaciones
Para su proyecto, Macotela cuenta con el apoyo económico de su amigo el coleccionista de arte Gabriel Herrera, a quien ''también le gustó la idea de montar un lugar así y mantenerlo sin la pretensión de cobrarle a los artistas comisiones, ni nada de eso". Recalca que es un espacio donde colaboran los artistas invitados en hacer tanto sus invitaciones, montar sus exposiciones y realizar sus catálogos.
Sus colaboradores son Boris Viskin, Rogelio Cuéllar, Oscar Ratto, Arturo Márquez, Lidia Tamayo, Néstor Bravo, Gustavo Monroy, Jim Walsh, Onix Rubio, Silvia Calatayud, Alejandro Escalante, Arcadi Palerm, Antonio Gritón, Luciano Spano, Víctor Jaurena, José Barbosa, Eugenio Elías y Vicente Rojo Cama, entre otros.
El 15 de septiembre el taller espacio fue inaugurado de manera informal con la exposición fotográfica, Naturalezas muertas, de Néstor Bravo. Para la apertura oficial, tal vez dentro de dos meses, se prepara una colectiva de arte objeto de más de 30 artistas. La idea, apunta Macotela, es mezclar personas de todas las generaciones; no hacer un espacio solemne.
La serie Naturalezas muertas tiene su origen en ''el progreso del conocimiento". Luego, se relacionó conocimiento con naturaleza. Bravo atribuye su interés por el tema a los textos que leyó del filósofo francés Edgar Morin, en especial, el tomo La naturaleza de la naturaleza. Claro, ''llevándolo a un ámbito muy literal: el paisaje". Aquí el fotógrafo entró en ''contradicción" en la medida que ''hay como una apología de la relación naturaleza-vida, al hablar sobre una visión un poco más pesimista".
Por medio de esta experiencia ''fui abstrayendo, dándole a otro espacio. Acabé haciendo un trabajo en estudio que recupera la idea con la naturaleza, pero ya con una parte muy fragmentada que sería una rama de un árbol, por ejemplo. En ese sentido también hay una referencia a imágenes más o menos míticas de lo que podría ser la relación entre conocimiento y árbol. Hay miles de imágenes en México, en textos cabalísticos, donde se refleja el árbol como conocimiento".
Bravo agrega: ''Quiero hacer un trabajo más de estudio, buscando la espacialidad, la forma. Creo que en esta exposición he hecho una simplificación muy fuerte. Se podría decir que es casi minimal en la medida que es un elemento muy sencillo lo que atraviesa el plano".
Las diez fotografías que integran su muestra tienen la particularidad de estar impresas en sepia. Además, son de gran formato, un metro por un metro. Se trata de impresiones directas, sin ningún tipo de manipulación digital. Lo único que hago, apunta Bravo, es en lugar de imprimir sobre papel en blanco y negro, y después virar, imprimo sobre papel color.