MIERCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Afectaría a las naciones menos desarrolladas, dice
Llama la UNCTAD a evitar una crisis financiera mundial
Ť La respuesta de los países ricos es insuficiente, señala
Víctor Cardoso Ť La Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) hizo un llamado a los países industrializados y los organismos financieros internacionales para fomentar la cooperación internacional y adoptar políticas económicas de alcance mundial para evitar una crisis financiera global.
Desde el punto de vista del organismo, "se han abierto nuevas líneas de fractura" a las "causas profundas" que en el bienio 1998-99 estuvieron a punto de provocar una recesión mundial.
En su Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2000, dado a conocer de manera paralela a la reunión de otoño que llevan a cabo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, la UNCTAD consideró que los riesgos de una fractura financiera global persisten y la respuesta de los países desarrollados "ha sido hasta ahora insuficiente".
Serán las economías en desarrollo, advierte, las más afectadas como en las crisis de 1970 y 1980 y cita como ejemplo el caso de América Latina, región donde el crecimiento del PIB por habitante disminuyó por primera vez desde 1990.
Contra la autocomplacencia de quienes se congratulan del crecimiento logrado mundialmente y aún pronostican una mayor mejoría, el organismo de la ONU advirtió que "las situaciones doradas son sólo propias de cuentos de hadas".
Prologado por el secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricupero, en el análisis se afirma que el positivo giro de la recuperación económica que alejaron los temores de una recesión global se derivó de "una serie de acontecimientos únicos e inesperados", como la inyección de recursos para superar el problema informático del año 2000 equivalentes a entre uno y 2 por ciento del PIB mundial; el abandono de las políticas de austeridad en Asia oriental en la segunda mitad de 1998 que incluso ayudó a reparar gran parte de los daños que había ocasionado a la producción la caída de los mercados financieros, así como los fuertes aumentos de los precios del petróleo que dieron un estímulo inesperado a la economía rusa.
Sin embargo, advierte que "los desequilibrios macroeconómicos que se dan hoy día en el mundo presentan ciertas semejanzas inquietantes con los registrados en las décadas de 1970 y 1980, cuando la ausencia de cooperación y coordinación entre las mayores potencias económicas produjo fracturas sistémicas y aterrizajes difíciles".