MIERCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť No respetaban a nadie, dice Morales Carranza


Los colaboradores de Figueroa Figueroa eran puros psicópatas

Ť En una reunión amenazó de muerte al ex rector de la UAG

La Jornada/ El Sur, Chilpancingo, Gro., 19 de septiembre Ť El ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa "estaba rodeado de puros psicópatas que no tenían respeto por la dignidad humana, y allí están ejemplos muy claros como los del ex procurador Carlos Ulises Acosta Viques y el general Mario Arturo Acosta Chaparro, a quienes se les acusa de la desaparición de 500 guerrerenses, entre ellos 80 universitarios", dice Arquímedes Morales Carranza.

Quien fuera rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) durante el periodo 1975-1978 -los tres primeros años del sexenio de Figueroa- acepta dar su testimonio y pide "a la gente que no guarde silencio, que diga lo que sabe".

Entrevistado en el auditorio de la Escuela de Ciencias Químico Biológicas de la UAG, destaca que sobre "ese negro periodo" se podrían escribir muchos libros "y no se terminaría de contar toda la verdad".

El director del Centro de Investigación en Microbiología de la UAG recordó que el entonces gobernador Figueroa Figueroa no quería respetar los resultados de la elección del nuevo rector para el periodo 1975-1978, en la que Morales resultó triunfador con 95 por ciento de la votación, en un proceso en el que contendió con otros cuatro candidatos.

La situación generó un conflicto que trajo muchas consecuencias a partir de que el gobernador creó un grupo de porros que con el tiempo llegarían a ocupar cargos en el gobierno y en el PRI. Menciona al diputado federal y coordinador de la bancada de la CNOP, Efrén Leyva Acevedo, ex alcalde de Chilpancingo; a David Guzmán Maldonado, director general del Colegio de Bachilleres, y a Armando Terrazas, hoy magistrado de la Judicatura estatal.

Ellos formaron un grupo de choque y cometieron una serie de tropelías hasta llegar a la toma de la rectoría de la UAG, recordó. El problema se resolvió en la casa de Figueroa Figueroa en Acapulco, cuando éste aceptó la propuesta de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), "y se reconoció nuestro triunfo".

El ex gobernador me dijo que "no quería una universidad guerrillera", recuerda Morales Carranza, y fue un mito para justificar el uso de la fuerza contra una institución que se salía del control del PRI.

El investigador también habló de sus encuentros con Figueroa Figueroa. Fueron varios, pero hubo una reunión de la que muy poca gente sabe lo que pasó. "En una época no había ningún tipo de relación con el gobierno del estado, que se había cerrado a todas las peticiones de la UAG. Un día me llamó Juan Alarcón Hernández, en ese entonces alcalde de Chilpancingo y hoy presidente de la Comisión de Derechos Humanos, para decirme que el ingeniero Figueroa Figueroa quería hablar conmigo en las oficinas del presidente municipal, que en ese tiempo se ubicaban en lo que hoy es el Museo Regional."

"Una de las condiciones que puso el ex gobernador es que yo fuera solo, pero llegué con mi secretario particular, Camilo Torres, entramos a un cuarto y después llegó Figueroa Figueroa. En ese momento la policía acordonó el acceso a la presidencia municipal y se impidió el acceso a todas las personas. Mi secretario se quedó en una sala con Juan Alarcón, y el ex gobernador y yo entramos a otra para dialogar."

Figueroa llegó con "su clásico gabán y pistola al cinto. Nos saludamos y nos sentamos. De inmediato comenzó a decir improperios al enterarse que se había preparado una manifestación por parte de los universitarios para protestar por todos los conflictos graves, y demandar la presentación de los desaparecidos políticos, que ya sumaban muchos".

"En un momento me gritó: 'Señor rector, le recuerdo que yo soy el gobierno del estado, yo soy el que tiene el poder, y ustedes no tienen que hacer absolutamente nada si yo no lo ordeno'. En ese momento se llevó la mano a la pistola y, enojado, me gritó otra vez: 'šEs más, en este momento lo voy a matar!' Cuando sacó la pistola me paré del asiento, y le dije: 'Mire ingeniero... antes de que tire le quiero decir que no va a matar a Arquímedes Morales, sino al rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, y en segundo lugar va a pasar a las páginas más negras de la historia de este estado por cobarde... porque le va a tirar a un individuo que no tiene con qué defenderse'."

"Un poco más tranquilo, el ex gobernador me dijo: 'Es que ustedes no entienden', y guardó la pistola. 'Nos sentamos', preguntó. 'Nos sentamos', respondí. Creo que fue la reunión más fuerte, aunque la última vez fue cuando intentaron desaparecer al maestro Eloy Cisneros Guillén."

En otra entrevista con Figueroa, por causa de los desaparecidos, entre ellos "una lista de 80 universitarios", Morales dice que le comentó al gobernador que habría que hacer algo, y él respondió: "Mire, señor rector, olvídense de los desaparecidos, todos ellos están muertos y tienen gusanos en el culo". Esas palabras se me quedaron grabadas, "y yo pensé en mis adentros: qué falta de respeto por los humanos".