Espejo en Estados Unidos
México, D.F. martes 19 de septiembre de 2000
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Editorial

SEGURIDAD NACIONAL DE ESTADO

SOL Ante las diversas y peligrosas distorsiones del concepto de seguridad nacional que se presentan en México y en el mundo, resulta plausible y meritorio el libro Seguridad nacional, concepto, organización y método -cuyas tesis medulares se exponen en esta edición-, escrito por el general Gerardo Ricardo Vega García, comandante de la primera Región Militar, que estuvo al mando del desfile del pasado 16 de septiembre.

En la segunda mitad del siglo XX abundan los casos en que la seguridad nacional ha sido invocada como pretexto para quebrantar el estado de derecho, realizar operaciones encubiertas, comprometer a los poderes públicos en actividades delictivas, y aun en crímenes de lesa humanidad. En este hemisferio, el gobierno de Estados Unidos, en nombre de su seguridad nacional, ha cometido innumerables acciones violatorias del derecho internacional y de la ética del poder en contra de naciones soberanas e incluso en contra de sus propios ciudadanos; varias dictaduras militares, en décadas recientes, ensangrentaron sus países y destruyeron las instituciones democráticas con el argumento de la defensa de la seguridad nacional.

En ese contexto, resultan por demás valiosas las precisiones del general Vega García: la seguridad nacional debe despojarse de "proyecciones represivas", de tintes facciosos y de connotaciones puramente militaristas, y enfocarse, en cambio, a la defensa de la soberanía nacional, la integridad territorial, el desarrollo, la institucionalidad, el estado de derecho, la justicia, la unidad nacional, el orden interno y el bienestar general de la población. Así, una correcta percepción de la seguridad nacional implica privilegiar la negociación política y diplomática y la búsqueda de soluciones pacíficas, y dejar como última instancia el recurso a la fuerza militar.

Cabe resaltar el dato positivo de que el libro de Vega García circule en las filas del Ejército y de la Fuerza Aérea, pero sería positivo, además, difundirlo en una edición al alcance de los civiles, toda vez que el asunto reviste un claro interés para políticos, diplomáticos, académicos, investigadores y comunicadores.

Finalmente, entre las ideas del volumen comentado que debieran ser retomadas por la actual Legislatura y por el Ejecutivo federal que tomará posesión el primero de diciembre figuran, respectivamente, la de desarrollar una ley de seguridad nacional y la de establecer un plan en la materia, con el propósito de convertir el tema en una política de Estado y reducir, o incluso eliminar, los márgenes de discrecionalidad, arbitrariedad e irregularidad con los que suele abordarse esa tarea de gobierno, ciertamente necesaria.


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