MARTES 19 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť FORO DE LA CINETECA

Artículo 175

Los directores Rob Epstein y Jeffrey Friedman realizan desde hace 13 años una notable labor de rescate historiográfico en el cine, con un tema predominante: la experiencia homosexual. Sus documentales, de carácter testimonial, aprovechan con astucia materiales de archivo cuidadosamente seleccionados, desde Common threads: stories from the quilt -acerca de la manta conmemorativa para los muertos por sida- hasta Artículo 175 (Paragraph 175), sobre la persecución de homosexuales en Alemania durante el régimen nazi y 14 años más después de su caída. Entre estas dos realizaciones destaca una más, mejor conocida, El clóset de celuloide (The celluloid closet, 1995), revisión divertida y oportuna de la presencia gay en Hollywood, desde el cine mudo hasta nuestros días, basada en el libro homónimo del historiador de cine Vito Russo.

El título del documental más reciente alude a una ley discriminatoria vigente en Alemania de 1871 a 1969, casi un siglo, y tenazmente combatida por el sexólogo libertario Magnus Hirschfeld en los años veinte, bajo la república de Weimar. El artículo 175 del Código Penal alemán ordenaba: ''Todo acto sexual no-natural entre dos personas de sexo masculino, o entre humanos y animales, es susceptible de ser castigado con cárcel, e incluso con la pérdida de todos los derechos civiles". A partir de 1933, la interpretación nazi añadiría la deportación a campos de concentración, el escarnio público, la obligación de portar visible un triángulo rosa (como el judío debía portar uno amarillo, y uno rojo el disidente comunista), y por fin el exterminio. Durante la guerra fueron así arrestadas por su orientación sexual cien mil personas; la mitad sufrió prisión y, entre 10 y 15 mil, incluidas en la ''solución final".

Epstein y Friedman rescatan testimonios de sobrevivientes homosexuales, con la colaboración del Klaus Müller, del Museo del Holocausto en Washington, quien entrevista a estos hombres nonagenarios para reconstruir, sin conmiseración ni sensacionalismo, esta historia de infamia, en apariencia vieja; en rigor, continuamente actualizada por el fundamentalismo moral y la jerarquía eclesiástica.

Ningún reconocimiento oficial a estas víctimas del nazismo, ningún monumento ni un acto de contrición papal por la promoción del odio contra las minorías sexuales. La importancia de Artículo 175 radica justamente en señalar la persistencia de la homofobia después del nazismo y (añadiríamos) del totalitarismo soviético. Con una factura impecable, el documental describe, con buen acompañamiento musical y buenas imágenes de archivo, la efervescencia cultural y la libertad sexual durante los años veinte en Alemania; viene luego el periodo de terror, con la depuración en los altos círculos nazis y la persecución de las minorías; sigue el testimonio de las víctimas, las cuales, de manera sorpresiva, tienen el vigor y humor necesario para reivindicar su preferencia sexual a pesar del horror experimentado. Algo notable: en sus palabras ha quedado desterrado cualquier sentimiento de culpa. Hay frustración, mutismo, franca rebeldía o alguna confidencia salaz e insólita.

La reflexión final es responsabilidad del público. ƑHasta qué punto compartimos todavía las actitudes de discriminación y desprecio que originaron un artículo como el 175, y que hoy mantienen vigentes tantas otras leyes y reglamentos de inspiración semejante?

Ť Carlos Bonfil Ť