DOMINGO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Intenta Deruytter hacer documentos históricos


Deseo, masculinidad y erotismo, subyacentes en Código vaquero

Ť Tiene especial interés en los pequeños mundos de los hombres

Merry Mac Masters Ť Si un rodeo y un torneo medieval tienen mucho en común, entonces, ''los valores del código vaquero son la materia del caballero, del mito. Representan las cualidades clásicas del héroe: lealtad, coraje, desinterés por el dolor y el daño personales, reticencia, habla llana", escribe John Wood en el libro Cowboy Code (Arena Editions, EU, 2000), del fotógrafo belga Wouter Deruytter.

A Deruytter (Roeselare, 1967) le gusta retratar temas que ''tienden a desaparecer". Lo que está en vías de extinción de los rodeos es su carácter local. A lo largo de tres años siempre fotografió rodeos carentes de publicidad, con cercas de madera cayéndose.

Su favorito era el que se realizaba en Three Forks, Montana. Ahora que regresó todo era metálico, lleno de publicidad, con seis puestos de hot dogs. Las personas le decían: ''¿Te acuerdas de nosotros? Antes éramos un viejo modelo Ford T; ahora somos un Cadillac".

Tiene un especial interés por los pequeños y personales mundos masculinos. De allí sus series sobre los jeques árabes que todavía habitan tiendas como beduinos, pero tienen teléfonos celulares y aviones privados, o aquella pareja de Manhattan, McDermott y McGough, que viven como hace cien años en un intento de retener el pasado.

''Tal vez porque las mujeres siempre han sido secundarias en el orbe es que no han podido crear sus pequeños mundos. Pero quizá en algún lado existe un grupo de amazonas de interés fotográfico."

También le atrae el cruce de Oriente y Occidente ?como en algunos circos egipcios?, así como entre masculino y femenino, más que elocuente en su serie sobre transexuales (drag queens) de Nueva York.

''Creo que mi deber como fotógrafo es hacer un documento histórico de manera que en el futuro podrán ver cómo fueron las cosas hoy."

La serie original era de vaqueros e indios. Sus intenciones eran documentales. Si Osvaldo Sánchez, director del Museo de Arte Carrillo Gil, optó por los vaqueros fue porque percibió algo incluso ignorado por el mismo Deruytter: su mundo macho y sensual (John Wood en su ensayo también anotó que los vaqueros del belga ''exudan una sensualidad tal vez desconocida incluso para ellos").

''Cuando (Sánchez) vio mi trabajo se le ocurrió el título Deseo, y me dijo: 'Mándame imágenes que quepan bajo ese nombre'. Eso me hizo pensar de una manera totalmente diferente. Incluso, para mi próximo proyecto tendré que mantener más presente ese título.

''Deseo, masculinidad, erotismo, estaban subyacentes. Dicen que la inteligencia comienza con el conocimiento propio. Bueno, desconocía que eso buscaba. Ahora que alguien ha dicho: 'oye, tus fotos son eróticas y masculinas', quizá si me concentro un poco más en eso todo será un poco más fácil."

Desde 1989 Deruytter considera a Nueva York su base, pero ''nunca está" allí. Tampoco es la primera vez que viene a México, aunque nunca había expuesto aquí.

Ahora, piensa realizar en el país un tema originalmente ideado para España: la corrida de toros. Ya ha visto unas cuantas y lo que le ha gustado es el sentir tan local.

El fotógrafo entra en contacto con sus temas por medio de amistades. ''Me hace falta una puerta trasera. Siempre necesito de alguien de aquel mundo que he conocido por casualidad mediante amigos. O hay alguien de un tema que me pone en contacto con el otro". Como muestra están las corridas de toros.

''Cuando vine hace un año tuve un guía que me llevó por todos lados, que también era matador, así que me va a introducir en eso". Los rodeos y las corridas también tienen algo muy palpable en común: el toro.

(Código vaquero, de Wouter Deruytter, se exhibe hasta el 19 de noviembre en el Museo de Arte Carrillo Gil, avenida Revolución 1608, San Angel.)