DOMINGO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť El paso de los atletas de las 2 Coreas, uno de los momentos más emotivos


La apertura de JO, rodeada de simbolismo político

Ť Por primera vez en una ceremonia inaugural los deportistas prometieron no consumir drogas

Dpa y Ap, Sydney, 15 de septiembre Ť Sydney cumplió con su promesa de realizar una inolvidable ceremonia de apertura con un espectáculo multicolor rodeado de un gran simbolismo político, con el desfile de las dos Coreas por primera vez juntas, y que culminó cuando la velocista Cathy Freeman encendió el fuego olímpico que arderá en el estadio Australia hasta el 1 de octubre.

Freeman, la australiana de descendencia aborigen, es doble campeona mundial de los 400 metros y una de las principales esperanzas de medallas de Australia en unos juegos que marcan, entre muchos otros aspectos, el centenario del inicio de la participación femenina en el olimpismo moderno.

La marcha de la atleta hacia el pebetero, simbolizó los esfuerzos de la nación por sanar las heridas dejadas por el trato que reciben casi 400 mil aborígenes, pues la corredora es también una figura política que defiende constantemente los derechos de los suyos.

Por primera vez en una ceremonia inaugural de Juegos Olímpicos, el juramento de los deportistas incluyó el compromiso de no consumir drogas, cuando Rechelle Hawkes, capitana del equipo anfitrión de hockey sobre césped, habló en nombre de los once mil deportistas que competirán en Sydney. "Prometo que participaremos respetando y acatando los reglamentos, comprometiéndonos a promover un deporte sin dopaje y sin drogas, en un espíritu de verdadera lealtad deportiva y por el honor de nuestros equipos", dijo.

En el desfile, donde tomaron parte más de diez mil deportistas de 199 países, uno de los puntos emotivos fue el paso de los atletas de las dos Coreas, dados de la mano y bajo la misma bandera, aplaudidos por el público y el presidente del Comité Olímpico Internacional, el español Juan Antonio Smaranch.

En los juegos de Sydney no parece que vayan a estallar esta vez conflictos internacionales de cariz político. Pero los anfitriones tienen sus propios problemas con el ríspido tema de los aborígenes, cuando algunos de ellos aprovecharon este foro para llamar la atención acerca de las malas condiciones en las que viven y recordar el injusto pasado. Otros, sin embargo, mantuvieron su postura en contra de participar.

El sueño olímpico ya comenzó, y la esperanza de sus organizadores y del público es que sólo se hable de aquellos que corren más rápido, llegan más lejos y que tienen más fuerza, al margen de los aspectos extradeportivos que siempre amenazan la justa olímpica.