DOMINGO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť La semana política en Estados Unidos

Ť El demócrata Gore, un poquito hacia la izquierda a la fuerza

Ť La candidatura verde de Nader lo obliga a buscar otro rumbo

Ť "Voto útil", piden seguidores del vicepresidente a los electores

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 16 de septiembre Ť El candidato presidencial demócrata, Al Gore, es un hombre nuevo, otra vez más. El camaleón político ha decidido, por el momento, inclinarse un poco hacia la izquierda (en términos muy relativos), pero no por gusto o convicción, sino por necesidad.

El vicepresidente mantuvo su pequeña ventaja sobre su contrincante republicano George Bush (alrededor de 48 por ciento frente a 43 por ciento, según la encuesta del Pew Research Center; 45 por ciento frente 42 por ciento en el sondeo de NBC-Wall Street Journal), pero la razón no es que le esté robando el apoyo tradicional de Bush, sino que desea consolidar su propia base demócrata y la del grupo ambiguo llamado "independiente". Y lo ha hecho al inclinarse tantito hacia la "izquierda".

Al mismo tiempo, su renovada fe populista (que definida en términos estadunidenses significa una posición de defensa del "ciudadano promedio" y de la "gente trabajadora", y no en el sentido de ser demagogo, aunque tal vez es lo mismo en este contexto), ha sido obligada por otro factor: la presencia de la candidatura independiente de Ralph Nader, del Partido Verde.

Aunque Nader sólo ha registrado en las encuestas un apoyo popular de entre 3 a 4 por ciento, el problema para Gore es que los encuestadores y analistas pronostican una contienda muy cerrada entre él y Bush, y un porcentaje mínimo de apoyo para un tercer candidato podría tener un efecto enorme. Esto preocupa a Gore, ya que el apoyo a Nader proviene en gran medida de votantes cuya segunda opción sería el demócrata, o sea son votos que sin Nader serían naturalmente captados por Gore.

Peor aún, ciertos estados considerados clave para un triunfo demócrata registran un mayor apoyo para Nader. Por ejemplo, en Missouri, donde están empatados Gore y Bush, Nader tiene 2 por ciento; en Michigan Nader goza de 7 por ciento, al igual que en el noroeste, o sea Washington, y 9 por ciento en Oregon. También hay sectores que están ofreciendo su apoyo al candidato ecologista y esto es preocupante para Gore. Según las encuestas Zogby, Nader podría conquistar 15 por ciento del voto joven y 13 por ciento del voto independiente.

Nader, tal vez la figura política y social más conocida aquí por su trabajo de alto perfil en defensa de los consumidores desde hace más de 30 años, promueve una campaña sobre posiciones que han sido evitadas o rechazadas por los políticos tradicionales. Entre sus propuestas está la de frenar todo acuerdo de comercio internacional que lleve a la explotación de los trabajadores y destruya el medio ambiente (ha sido uno de los principales críticos del Tratado de Libre Comercio y de la OMC), sancionar a toda industria contaminante y utilizar los recursos para centros culturales para niños, imponer impuestos sobre venta y compra de acciones en Wall Street, reformar el sistema de financiamiento electoral para sacar la influencia del dinero de los "intereses especiales" de la política estadunidense, entre otras cosas.

Nader acusa a los dos partidos mayores de haberse convertido en uno solo, el de los "republicratas", que están totalmente sometidos a los intereses empresariales.

Como respuesta, Gore está hablando más y más de las necesidades de los "trabajadores", de las familias de ingresos medios y bajos y de sus "derechos", de un sistema de impuestos más progresivo, de acceso a todos los medicamentos recetados y a los servicios de salud. "El populismo está funcionando", comentó esta semana Andrew Kohut, del Pew Research Center, al diario The Washington Post.

Hace unos días, Gore obtuvo por fin el respaldo oficial del sindicato nacional de los Teamsters, como también de la organización ambientalista Amigos de la Tierra, pero su nueva retórica ha sido criticada por los republicanos como "guerra de clases".

Para tratar de contener el apoyo a Nader como para consolidar la base tradicional de su propio partido, Gore se ha vuelto izquierdista, por el momento. Para los progresistas, todo esto ha generado un intenso debate entre los que promueven como fundamental el voto útil y los que insisten que llegó la hora de un voto de principios.

El gran líder socialista estadunidense de principios del siglo 20, Eugene V. Debs, declaró que "es mejor votar a favor de lo que uno quiere y no obtenerlo por votar por algo que uno no quiere", según el periodista Richard Goldstein del Village Voice.

Para los promotores del voto útil entre los progresistas, el argumento es que todo se justifica para derrotar a Bush y la agenda republicana y que un voto para Nader no sólo es un sufragio desperdiciado, sino uno menos para Gore y de cierta manera, de hecho, a favor de Bush. Para los simpatizantes de Nader, un voto para Gore implica apoyar una "plutocracia" que ha suplantado a la democracia, y que es hora de no legitimar esto una vez más.

Gore, mientras, ha intentado mantener sus credenciales como líder de los "nuevos demócratas" que llegaron al poder con Bill Clinton con la propuesta de ocupar el "centro político" y romper con las bases tradicionales del partido (sindicatos, mujeres, minorías), para recuperar al electorado de clase media y más conservador que se robó Ronald Reagan. Al tiempo, intenta consolidar de nuevo a estas bases que, en algún sentido, fueron traicionadas por él.

Así, Gore ahora se presenta como "guerrero" de los trabajadores, los excluidos y los progresistas, mientras mantiene su lealtad a los grandes intereses de Wall Street y sectores empresariales, junto con segmentos del electorado conservador que han sido los que han sostenido la exitosa combinación Clinton-Gore en la Casa Blanca durante los últimos ocho años.

Este será el gran acto de cuerda floja en este circo político. Todos están atentos: ƑLo logrará o habrá una caída al vacío (sin red abajo)? Música, maestro.