Ť Carlos Martínez Assad, autor de Así en la vida como en el cine
Ver películas ayudaba a prolongar la existencia y romper con la cotidianidad
Ť El Ruenes fue su refugio, en San Francisco del Rincón, para fantasear con Marilyn o Sarita Montiel
Ť ''Escribí el libro para saldar una deuda con el presente y reivindicar algunas cosas del pasado''
Karina Avilés Ť En la monotonía del pueblo, San Francisco del Rincón, el cine Ruenes se convirtió en su refugio. Podía burlar la vigilancia del boletero o trepar a las azoteas para mirar por un agujero la pantalla y fantasear con Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias o El último cuplé con Sarita Montiel. Desde los recuerdos de niño en aquella sala, Carlos Martínez Assad, en Así en la vida como en el cine hace magia y ficción para introducir al lector como en una cinta junto a los dioses del séptimo arte.
El cine del pequeño poblado de Guanajuato, en aquellos años, los cincuenta, colindaba con su casa. Bastaba dar la vuelta a la manzana para llegar al territorio de los titanes. Las funciones eran diarias, a veces, hasta tres películas por la tarde. Entonces, aquel niño provinciano no se perdía ni una sola.
El eventual anuncio de una gran premier ocasionaba expectativa en los habitantes de San Francisco del Rincón. Tanto, que la misma película se exhibía todos los días. ''Yo creo que El último cuplé lo vi unas 20 veces", recuerda Martínez Assad.
Pero lo común era la espera. Con el periódico en la mano, Carlos preguntaba al gerente del Ruenes cuándo exhibiría la película que se anunciaba irresistible en la cartelera de la ciudad de México. ''Entonces me respondía: 'bueno, ya la pedimos, vamos a ver cuándo llega'. O también decía: 'la película que preguntabas la vamos a traer para mayo, medio año después o más'".
La restricción a ciertos filmes no representaba mucho problema para él. ''Burlaba la vigilancia del boletero o, si no, la disposición de mi casa me permitía por la azotea desde un emplazamiento enfrente de la pantalla ver absolutamente todas las películas que quisiera". El cine, dice Martínez Assad, era una prolongación de la vida y la ruptura de esa cotidianidad. ''El hecho de pensarse desde una perspectiva más universal en un sentido realista y en el otro, más heroico".
?¿Así en la vida como en el cine (bajo el sello de Aldus) es una deuda con el pasado?
?Más bien es una deuda con el presente, el cual te obliga a reivindicar algunas cuestiones del pasado y de todos aquellos elementos que contribuyen en la formación, la integración de cualquier persona.
Julia Roberts, fruto del marketing
--Los mitos, las divas han quedado en la eternidad, ¿pero a qué atribuyes el hecho de que hoy exista una ausencia de grandes personajes?
?La sociedad ha cambiado de manera notable y por más que nos quieran imponer a Julia Roberts como la diva del momento, no es más que una construcción del marketing; las otras existieron independientemente de cualquier publicidad aunque ésta ayudaba mucho. El interludio entre los grandes mitos y el momento actual es el cine de autor: Fellini, Pasolini. Lo que cuenta ahora no es tanto quién está en la pantalla sino la forma como la historia es contada. De pronto sí hay la recreación de algunas divas de ese cine de autor, pero ya resulta aislado.
?¿El cine fue el conductor de tu vocación hacia las letras?
?Creo que sí, hay una influencia directa. Claro, después de algunas lecturas que están asociadas al cine desde luego se generó un entrenamiento de lectura que ya se volvió autónomo, independiente del cine. Ver El conde de Montecristo, incluso con Arturo de Córdova, pues inmediatamente la referencia era a (Alejandro) Dumas, entonces era confrontar la versión que se desprende de la literatura y aquella que se desprendía del cine. Creo que ese es el verdadero origen de este libro y por eso es a través de relatos literarios que el personaje se aproxima al cine.
''El punto es que en un libro como éste, están ya los antecedentes de escritores que considero muy importantes como Manuel Puig, para quien el cine fue un referente constante en sus novelas y los ensayos de Cabrera Infante, quien también tuvo una exposición al cine bastante intensa además de que fue crítico cinematográfico."
Assad, reconocido historiador y sociólogo, hace referencia a su incursión en la narrativa: ''Culturalmente estamos acostumbrados a que quien hace ensayo o historia no puede hacer literatura y hay muchas personas que han roto esto en muy diferentes momentos de la historia de México. Este tipo de libros se tienen que entender como un entremés, como un interludio entre una obra grande de sociología histórica que requiere un enorme esfuerzo y estos relatos que aun cuando uno tiene que trabajarlos mucho es diferente al momento en que se trabaja con una enorme cantidad de datos".
Y como en toda película, el malo nunca falta. Hace algunos años, la hermana del ex presidente José López Portillo controlaba todo lo relativo al cine y frustró que el libro El laboratorio de la Revolución, de Martínez Assad, fuera llevado a la pantalla. La historia espera ser filmada. The end.