JUEVES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Paquita la del Barrio ofreció un concierto de 33 melodías en el Auditorio
Contra los inútiles y sin consideración
Arturo Cruz Bárcenas Ť Las canciones de Paquita la del Barrio cayeron como gotas de mercurio. La robusta de estilo regio ofreció -el martes, en el Auditorio Nacional- un concierto-rosario de Amozoc sobre los hombres, reducidos a protohombres, a seres de maldad esencial, a falsos seres que, a lo más, se parecen a gusanos que deben arrastrarse, humillarse y, con todo, acabar debajo de una losa de un oscuro panteón.
Los boleros populares, las canciones de arrabal, esas de reclamo y frases de las denominadas radicales, de esquina, las que provocan retortijones y la risa súbita, se escucharon hasta sumar 33. Al oírlas, miles de mujeres chocaban sus miradas y algunas experiencias se reflejaban en expre siones, comentarios bravos, con cierto sentido de venganza.
Es la revancha que las féminas sacan por medio de las canciones, aunque sólo sea durante los minutos que dura una pieza. Por eso ha tenido éxito Paquita, por hacer común una vida en la que alguno la hizo sufrir. Son masoquismos que salen, se liberan, al grito de ''la miel amarga de tus besos'', de otra composición en la que ella se confiesa ante un sacerdote y le pide perdón por el placer de ser infiel (''ya no seas tan cobarde; respeta mi dolor'').
Chasquea Paquita los dedos entre cada interpretación. El grupo que la acompaña, Oro Negro, da el ancho, es decir, el ambiente de cómo se percibe la música y las letras cuando no se sabe si está amaneciendo o anocheciendo; a veces antes de expresar ''Ƒontoi?''.
Perdida, de Los Panchos, en el estilo de la mujer que en su negocio-casa, en Zarco 22, en la Guerrero, hace que el colectivo de mujeres -sus mejores clientes- exija que se oiga el grito de "Ƒme estás oyendo, inútil?". "No importa que te llamen perdida". El amor que vence el pasado y todo lo perdona
Confinados a la losa
ƑCuál es el precio de tu amor? šArrástrate! Cheque en blanco... fírmale; por más ceros que escribas saldrás barato. Es uno de los himnos del reproche. "Invítame a pecar/ invítame o te invito/ que quiero sentir bonito". "Arrástrate... como un gusano... Ƒme estás oyendo, méndigo gusano... šarrástrate!". Y así fue, una tras otra, sin piedad. Del amor al odio hay sólo un paso, dicen.
Otra perlas del desamor: "Fue un error haberte amado", hasta la canción del triunfo de uno mismo ante la renuncia: Amor perdido. Y los asistentes aplauden cuando Paquita pronuncia "un aplauso al placer y al amor". Tres veces te engañé... la primera por cobarde, la segunda por capricho, la tercera por placer. ''Al tercero me empezó a valer tu ausencia''; ''fuiste mi perdición''; ''lo que tú me hiciste fue peor que una mentada''; ''sin hacer tanta bulla... me saludas a la tuya''.
Lámpara sin luz ya fue con saña. ƑCuál frase caló más? Eso es como responder cuál es la canción más dolorosa de Julio Jaramill. Imposible.
Dadas las cosas, para levantar la autoestima, habría que escuchar, mínimo, algún disco de Francisco El Charro Avitia.