JUEVES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť El daño es una novela que aspira a desentrañar misterios, señala su autor
Sealtiel Alatriste rescata la relación de Kafka con su madre: Pérez Gay
Ť Los seres kafkianos no son con facilidad identificables en las calles, dice el titular de Canal 22
Ť Inevitables alusiones al secreto, la magia y el dolor que cubren las obras del escritor checo
César Güemes Ť La noche del martes es un buen día para escuchar a Wolfgang Amadeus Mozart. O para leer a Franz Kafka. O para oír a Angélica Aragón leer un fragmento de la nueva novela de Sealtiel Alatriste, El daño, publicada por editorial Planeta y que justamente ese día fue presentada en el Teatro Helénico.
El encargado de comentarla, de analizarla en el rubro técnico, fue el también escritor José María Pérez Gay, quien abordó el tema por los cuernos a partir de un ensayo sobre la dificultad de escribir una novela sobre Kafka, lo que hizo Alatriste al recrear en El daño ciertos pasajes de la vida del prosista en que hizo su especialidad universitaria.
Según Milan Kundera, comentó Pérez Gay, no existe más que un método para leer a Kafka: acercarse a sus escritos como a cualquier otra novela de cualquier otro autor. Aunque, ciertamente, la fama ha convertido al padre de Gregorio Samsa en una agencia de información sobre el estado lamentable de la humanidad.
No obstante, paradojas de la literatura, el presentador resaltó el detalle de que los personajes kafkianos no son fácilmente identificables en las calles.
El peso de la obra de Sealtiel Alatriste, dijo el director de Canal 22, reside en que cuanto el novelista mexicano convierte a Kafka en un personaje literario, rescata de su vida un aspecto que nadie había tomado en cuenta para novelar: la relación del prosista con su madre. Además del hallazgo, o del encuentro narrativo, el ahora director de comunicación y coordinación de Grupo Santillana, consiguió respetar el estilo de su personaje al incluir páginas apócrifas de los famosos diarios de Franz Kafka en su novela.
Uno de los quintetos más tristes
Alatriste, por su parte, aclaró que El daño es una obra de ficción que, como toda novela, aspira a desentrañar misterios desde las posibilidades que ofrecen los mundos imaginarios.
Misterios que por cierto implican ambigüedad, pero que para el caso nacen de una certeza: el terrible modo de relacionarse de la señora Kafka con su hijo. Desde esta perspectiva, más tarde, son claros los remitentes del secreto, la magia y desde luego el dolor que cubren las obras del autor de La metamorfosis y América.
Parte de esa relación tuvo que ver con la lectura que realizaron Angélica Aragón y José Ma. Yazpik y desde luego con el Quinteto en sol menor, k. 516, del inventor de la música, Mozart mismo.
La historia, relatada por Alatriste, es sencilla aunque encierra la presencia del escritor y su madre, a solas, una noche de septiembre de 1912, en que Julie K. encuentra a su vástago escribiendo, como era usual.
Desempolva su viola la señora y desde la puerta del sitio ejecuta el Quinteto en sol menor citado.
Es una pieza dolorosa, porque vale decir que Mozart la hizo tras la muerte de su padre en una suerte de rito fáustico.
Y es por eso que la velada, que fue justamente eso, concluyó con esa música que tendió una tenue línea entre Mozart, Kafka y los presentes en el Helénico.
Noemi Breckman, Adri Galfi, Cherokee Randoth, Alejandro Márquez y Adolfo Ramos cerraron el martes con lo que el autor de la novela El daño definió, y bastó escuchar la composición para estar de acuerdo, como uno de los quintetos más tristes en la historia de la música.