LUNES 11 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Miles de organizaciones nacionalistas han crecido bajo la sombra tricolor
Corporativismo, base del PRI para ''institucionalizar'' la Revolución
Ť Cada agrupación, liga o sindicato domina su propio ramo Ť Empero, la estrategia falló el 2 de julio
José Gil Olmos Ť Con el signo de ''nacionalistas y revolucionarias'', miles de organizaciones han crecido bajo la sombra protectora del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El número preciso se desconoce, pero extraoficialmente se habla de más de 5 mil. Cada agrupación, sindicato, liga o asociación domina su propio ramo. Están los transportistas, taxistas o microbuseros; los burócratas, vendedores ambulantes y voceadores; los indígenas, artesanos, campesinos y obreros; las ligas de abogados, economistas y arquitectos; los maestros, médicos e industriales; incluso, las asociaciones de músicos y charros. A través de ellas, los priístas pensaron tener controlado el voto, pero después del 2 de julio todo cambió.
A lo largo de sus 71 años de existencia, el priísmo cobijó e integró a miles de agrupaciones en su estructura gremial y corporativa. Agrupadas en sus tres sectores tradicionales, no sólo les ha dado reconocimiento, sino también apoyo, como hace dos años cuando destinó más de 52 millones de pesos a las confederaciones de Trabajadores de México (CTM), Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y Nacional Campesina (CNC). En tanto que a las ''adherentes'', como el Movimiento Territorial (MT), entre otros, les otorgó más de 36 millones, según los registros entregados al Instituto Federal Electoral (IFE).
Autojustificación revolucionaria
Con el tiempo, el Partido Revolucionario Institucional ha utilizado la existencia de sus agrupaciones corporativas para auto justificarse, asegurando que con ellas se ''institucionalizó la Revolución'', como lo afirmó recientemente la actual dirigente, Dulce María Sauri Riancho, al hablar de las conclusiones del 22 Congreso Nacional Extraordinario de la Confederación Nacional Campesina.
El campo, tal vez, es una de las áreas donde el PRI más creció. Así, por ejemplo, la CNC -formada en 1938- cuenta ahora entre sus filas con más de 500 agrupaciones registradas y que han participado en sus últimos congresos nacionales. Durante 62 años, éstas han representado el voto verde con el cual el Revolucionario Institucional ganó muchas elecciones tanto federales como estatales. Salvo esta última, en la cual el equipo de Francisco Labastida Ochoa esperaba 6 millones de votos campesinos, aunque el líder cenecista. Heladio Ramírez López, sostuvo que sí cumplieron.
La CNC está formada por grandes corporaciones como la Confederación Nacional Agronómica, la Vieja Guardia Agrarista de México, la Vanguardia Juvenil Agrarista, la Red Nacional de Campesinas, la Federación Nacional de Colonias Agropecuarias, el Sindicato Nacional de Jornaleros y Trabajadores del Campo. También, por las Ligas de Comunidades Agrarias y sindicatos campesinos de las entidades federativas.
Mediante todas ellas, el partido tricolor trabajó el sector rural, pero también con otras como la Confederación Agrarista Mexicana (CAM), encabezada desde hace 35 años por Humberto Serrano, que además ha sido utilizada como ''grupo de choque''. Una de esas ocasiones fue en 1976, cuando el gobierno del entonces presidente Luis Echeverría esquivó su responsabilidad ante la invasión que el CAM hizo a terrenos del periódico Excélsior, dirigido por Julio Scherer García, en la delegación Tlalpan. El conflicto, posteriormente, sirvió para expulsar a Scherer de ese diario, que se había caracterizado por su información crítica al gobierno echeverrista.
Los antorchistas
Otras agrupaciones con un origen de izquierda, como Antorcha Campesina, también han sido apoyadas y utilizadas por el Revolucionario Institucional. Esta organización fue fundada en la baja Mixteca entre 1974 y 75 -según la investigadora Susana Rappo, de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP)-, como una escisión de la Liga Leninista Espartaco, creada por José Revueltas.
Antorcha Campesina fue una de las principales organizaciones que el PRI apoyó en sus protestas en contra del gobierno capitalino, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano entre 1997 y 98. Pero también fue la que llevó más gente a los actos del candidato del tricolor a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa.
Con más de 800 mil integrantes en 23 estados, Antorcha ofreció su apoyo y a cambio consiguió la presidencia municipal de Chimalhuacán. Sin embargo, ahora el priísmo trata de desconocerla y sólo le otorga el papel de ''adherente'', no obstante que en plena campaña de Carlos Salinas de Gortari, en 1988, fue reconocida legalmente como parte del partido oficial.
Pero no sólo mediante las agrupaciones el Revolucionario Institucional ha tenido influencia en el sector indígena y campesino, sino también a través de sus dirigentes: en Chiapas, paradójicamente, uno de los ejidos de la selva Lacandona donde se fundó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Amador Hernández, lleva el nombre de un líder campesino del estado de Guerrero que pertenece al PRI y que apoyó a Labastida a través de la Confederación Nacional Campesina.
Chamulas, cristianos y priístas
El priísmo en el campo también va más allá de lo político. Por ejemplo, en San Juan Chamula, en el estado de Chiapas, las comunidades tztotziles tienen por tradición la creencia de que nacieron ''cristianos y priístas'', y todo el que no lo sea será expulsado.
La derrota electoral del 2 de julio ha llevado a pensar a algunos priístas a replantear la restructuración de su organismo político, desaparecer los sectores tradicionales -obrero, campesino y popular- y crear un partido de organizaciones sociales, civiles, movimientos y corrientes de opinión. Sin embargo, la actual directiva, a cargo de Dulce María Sauri y Sergio García Ramírez, ha rechazado el planteamiento, aunque se espera sea discutido en la 18 Asamblea Nacional.
El número de agrupaciones y sindicatos que conforman los sectores popular y obrero, tampoco es del conocimiento público. La Confederación de Trabajadores de México, por ejemplo, ha dicho que no cuenta con un registro acabado, pero maneja una militancia de 8 a 10 millones de trabajadores pertenecientes a las industrias textil. de la transformación, automotriz, maquiladora, turística y de servicios, entre muchas otras.
A su vez, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares está integrada por cientos de asociaciones tan disímbolas como la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado -que incluye a todos los burócratas del país-, el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Federación Nacional de Sindicatos de los Estados y Municipios, Federación Nacional de Sindicatos Bancarios, Instituto Nacional de Contadores al Servicio de México, Liga de Economistas Revolucionarios, Arquitectos Revolucionarios de México, Alianza Nacional de Artesanos, Confederación Nacional de Centrales de Abastos y la Unión Nacional de Floristas y Similares.
Son más de 50 federaciones, movimientos, asociaciones, institutos, confederaciones, sociedades, coaliciones, alianzas, uniones y consejos -divididos en seis ''movimientos nacionales''- los que se aglutinan en el sector popular, los que se pudieron juntar en más de cuatro décadas. Todos girando en torno de los intereses del PRI y manejados por viejos militantes, como Pedro Ojeda Paullada, en el caso de la Federación Nacional de Abogados, o del ex diputado José Bonilla Robles, en la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, o la Confederación Nacional de Billeteros, presidida por el ex legislador Francisco Martínez Ortega.
Gastos
A pesar de que no contar con un registro de las agrupaciones afiliadas, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI ha apoyado a sus tres sectores representativos con recursos del erario, y así hace dos años les destinó un total de 52 millones 147 mil pesos.
Mientras tanto, al Movimiento Territorial sólo otorgó 18 millones; al Congreso de Mujeres para el Cambio, 855 mil 800; al Congreso para la Integración de la Mujer, 855 mil 800; a la Fundación Colosio, 7 millones 200 mil; a la Central Campesina Independiente, 27 mil 400, y a la agrupación México Nuevo, que dirige Benjamin Ayala, 182 mil pesos.
También apoyó al Frente Juvenil Revolucionario (FJR), donde están varios de los hijos de gobernadores -como Alejandro Murat-, con 356 mil 700 pesos, lo mismo que a la Unión General de Obreros y Campesinos Jacinto López, con 233 mil pesos, a pesar de que esta agrupación sólo es reconocida como ''adherente'' y no forma parte de la estructura.
La Corriente Crítica, subsidiada
La Asociación Nacional Revolucionaria que dirige el general y diputado local Ramón Mota Sánchez -ex jefe de la policía capitalina- obtuvo 700 mil pesos, y la Corriente Crítica, 320 mil, aunque en los últimos dos meses sus integrantes se hayan declarado como opositores a la directiva que encabeza Dulce María Sauri Riancho.
Asimismo, están el Grupo Aztlán -que pocos reconocen en el interior del partido tricolor-, al que se le dieron 230 mil pesos; el Instituto de Capacitación y Desarrollo, con 6 millones; la Asociación Cívica Nacional Democrática, 4 mil 800, y 150 mil pesos a la Confederación de Jóvenes Mexicanos.
En total, el Partido Revolucionario Institucional gastó 36 millones y medio de pesos.