DOMINGO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť El hombre sin sombra


Mirada light a los riesgos de la ciencia y técnica modernas

Jorge Caballero Ť El hombre sin sombra, el más reciente largometraje de suspenso sicológico de Paul Verhoeven (Robocop, Vengador del futuro, Bajos instintos), retoma/rescata el fascinante tema del hombre invisible y lo sitúa en el ámbito de las innovaciones científicas, con sorprendentes, sólo por momentos, efectos especiales. En el filme se conjugan la ingeniería genética y la violencia gubernamental, y los atroces cambios de comportamiento humano (cuando se adquiere la enfermedad del poder) se abordan de manera limitada y superficial.

En la computadora de su casa, el científico Sebastian Caine (Kevin Bancon), tras haber descubierto la fórmula de la invisibilidad, experimento encargado ex profeso por el gobierno de Estados Unidos, halla también el remedio para revertir los efectos del ensayo genético. El doctor Caine le comunica la buena nueva a su ex amante y colega Linda McKay, que retoza en los brazos del tercer científico inmiscuido en las investigaciones, Matthew Kensington (Josh Brolin). "Quién es tu nuevo novio"; la fría respuesta: ''no es asunto tuyo''.

A la mañana siguiente Caine y su grupo se reúnen en el laboratorio secreto para probarla. El experimento con un gorila invisible resulta todo un éxito; el suero está listo para pasar a la fase tres: la aplicación a seres humanos. Después de mentirle al Pentágono de que las investigaciones de regresión a la visibilidad no han concluído, se propone para ser el primer hombre en someterse al ciclo de invisibilidad/visibilidad. El doctor se inyecta a sí (''ese privilegio es mío''). Lamentablemente, en el segundo paso, el suero falla y no puede revertir los efectos. Linda y Matthew tratan de encontrar la variación en la fórmula; mientras el aislamiento y el estado de invisibilidad de Caine poco a poco comienzan a afectarle sicológicamente (''ahora lo llamas don, antes era sólo un experimento").

Cansado de su encierro, Caine sale una noche del laboratorio y se sube a su Porsche. Se dirige a su casa por algunas cosas; al mirar por la ventana observa a su vecina que comienza a quitarse la ropa y dice para sí: "quién se va a dar cuenta". Se cuela a su departamento y la viola. En la segunda salida del lugar donde permanece cautivo descubre quién es el amante de su ex. La verdad trastorna a Caine, que aprovechando su "don" tomará venganza de su ex amante ("siempre supe que eras una zorra") y su amigo.

Al más puro estilo hollywoodense

La interesante historia de El hombre sin sombra se merecía un mejor trato. Fue seducida/reducida/disminuida a los colores resplandecientes, las explosiones y el pedante heroísmo hollywoodense ("no nos vencerá''). Tiene un final francamente desafortunado.

Al director Paul Verhoeven le tembló el pulso al no sacar a El hombre sin sombra del laboratorio a las calles de Washington (''no has jodido con nadie, como susurrarle cosas al oído''), a fin de que el genio trastornado de Caine hiciera algo más interesante que vengarse de su ex novia por sentirse un macho cornudo. Ni modo.