VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Cárteles de la droga construían un sofisticado sumergible


Narcosubmarino colombiano

Ap, Dpa, Afp y Reuters, Santafé de Bogotá, 7 de septiembre Ť El ingenio y la capacidad tecnológica de los cárteles colombianos de la droga no tiene límites. En las afueras de esta capital la policía descubrió un astillero-bodega donde se construía un sofisticado submarino, con tecnología rusa, para el uso de las mafias.

La policía colombiana y la DEA estadunidense dijeron que la manufactura del submarino estaba avanzada entre 30 y 40 por ciento, y que tenía capacidad para transportar entre 150 y 200 toneladas de cocaína y podría llevar hasta 12 personas.

El hallazgo del sumergible, de estructura de hierro de 30 metros de eslora y 3.5 metros de manga, diseñado con asesoría rusa y posiblemente con apoyo de estadunidenses, se produjo en la población de Facatativá, a 30 kilómetros al noroeste de Santafé de Bogotá, ubicada a más de mil kilómetros de las costas del Atlántico y el Pacífico.

El objetivo sería llevarlo en partes por carretera a un punto del mar Caribe, para su ensamble final y puesta en funcionamiento, de acuerdo con los planos encontrados en ruso y traducción en español, y cuyo costo inicial se estima en unos 5 millones de dólares, más otra cifra similar para el terminado de la nave, a decir del director de la Policía Nacional, general Luis Ernesto Gilbert.

"Nunca, en 32 años de policía, había visto algo como esto", declaró el director de la oficina de la agencia antidrogas COLOMBIA_DRUG_SUB de Estados Unidos en Bogotá, Leo Arreguin, al expresar su asombro por el insólito descubrimiento. Subrayó que estaban hablando de unas 200 toneladas de drogas que podrían ser transportadas, y que tal vez se requeriría sólo de unas tres personas para operarlo.

Arreguin indicó que, de acuerdo con la documentación incautada por la policía colombiana, posiblemente se podría probar la participación de rusos y al menos de dos estadunidenses en la fabricación de la nave. Aunque de momento no hubo ningún arresto, Gilbert indicó que el hallazgo del aparato en el improvisado astillero-bodega tuvo lugar en momentos en que no había nadie en el lugar, aunque se detectó que estaba bajo vigilancia de circuitos cerrados de televisión operados a control remoto.

En el lugar se encontraron otros aditamentos ya terminados, como la torreta de acceso al aparato y la compuerta de la escotilla superior. Se observó que, en la clandestinidad, los fabricantes utilizaron alta tecnología para la construcción de un casco de gran resistencia.

"La tecnología es de avanzada y la mano de obra colombiana muy calificada", añadió el jefe policial. Ante la dimensión del proyecto, añadió, no se puede descartar que la mafia rusa esté detrás del asunto. No obstante, indicó que el descubrimiento constituye un gran golpe y un gran trabajo de la policía y la inteligencia colombianas.

Para Arreguin, la construcción del submarino podría ser obra de más de un cártel de las drogas, al señalar que podrían estar inmiscuidas varias bandas en una unión común. "Esto lo sabremos cuando acabemos la investigación", apuntó.

En el pasado, recordó Arreguin, los cárteles de las drogas colombianos habían echado mano de minisubmarinos que solían transportar cantidades limitadas de droga hasta buques madres en alta mar, descubiertos en el Caribe en 1985 y 1986, en la época en que dominaba el abatido capo Pablo Escobar Gaviria.

En 1994, la Armada y la policía colombianas confiscaron dos minisubmarinos en una playa caribeña que servían para sacar los cargamentos hacia buques en alta mar que los esperaban.

El año pasado se detectó un misterioso avión ruso que habría arrojado cargas de armamento presuntamente para las guerrillas colombianas. Las versiones de la prensa de entonces indicaban que el aparato habría después levantado un cargamento de drogas y había sido reabastecido de combustible en algún lugar selvático del vecino Ecuador, para partir después directamente a Rusia.

Si bien no se ha probado la conexión de los narcos sudamericanos con la mafia rusa, Colombia es considerado como el primer productor mundial de cocaína, y abastece 80 por ciento del alcaloide a Estados Unidos, el principal consumidor del orbe.