VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE DE 2000

 

Ť Horacio Labastida Ť

Cumbre del Milenio

Con los más grandes jefes de Estado que hoy gobiernan el mundo, la ONU celebra en Nueva York un acto sobre asuntos que agobian a la humanidad, en el contexto de los complejos procesos económicos y políticos avasallantes de los países débiles en sus relaciones con los poderosos, procesos que en conjunto montan el escenario de la globalización impuesta sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial y la liquidación de la Unión Soviética, sustituida por el Estado empresarial que hoy preside Putin. Se advertirían pronto las consecuencias al impulsarse sin obstáculos graves la estrategia de grandes corporaciones decididas a implantar el régimen globalizado, que aumenta sus ganancias y concentra el capital en forma de mayores ahorros e inversiones, para lo cual utilizan los gobiernos de mayor peso en el propósito de vencer resistencias locales e inducir mecanismos de producción y distribución de bienes materiales y culturales favorables al desarrollo de los oligopolios. Aclaremos que esta expansión monopólica no resulta de las decisiones subjetivas de los dirigentes; por el contrario, nacen de la necesidad intrínseca y objetiva de conquistar nuevos mercados y asegurar libertad en la circulación y el consumo de los insumos que requieren y de los productos terminados; sólo satisfaciendo estas condiciones, las grandes empresas logran los excedentes que garanticen su existencia y el mantenimiento de sus dominios.

Ahora bien, las compañías gigantescas no podrían gestar una atmósfera beneficiosa sin el uso y usufructo del poder político, o sea el amoldamiento de las decisiones públicas a sus acciones empresariales. Desde hace tiempo hay una convicción entre académicos sobre el enhebramiento del Estado y las corporaciones: el fortalecimiento del régimen monopólico y la regularización de su funcionamiento es una de las tareas centrales del Estado, encargado así de propiciar la salud del capitalismo trasnacional. Esta es la situación que en los últimos lustros afecta a la mayoría de los pueblos y naciones del mundo ajenos al sector dominante. ƑQuiénes son los miembros privilegiados de este sector? No muchos: Alemania, Francia, Inglaterra, Japón y, en el cenit, un Tío Sam muy preocupado por una China que no puede ocultar la grandeza que le heredó la república popular maoísta. Imaginar la cuna de Confucio como una patria que sintetice con madurez y armonía su maravillosa cultura espiritual con las ciencias y las tecnologías del presente, es plantear la perspectiva de una nación capaz de transformar la actual cultura de opresión en una cultura redentora del hombre. Pero este sueño es aún ajeno al avasallamiento implícito en la globalización contemporánea, ya que el sector dominado contempla con angustia cómo sus propios valores, nacionales, se resquebrajan día a día ante los atropellos trasnacionales.

Fuera de Cuba, representada por Fidel Castro, Ƒcómo se comportarán los jefes de los Estados dominados de cara a los jefes de los Estados dominantes? ƑHabrá quién diga la verdad sin temor a recibir los rayos fulminantes de Zeus? ƑLa Cumbre del Milenio ayudará en algo a la liberación de los agobiados por la pobreza y la ignorancia que induce el acaudalamiento de los dominantes? La oscuridad es mucha, pero en los laberintos también brilla la esperanza en el porvenir.