JUEVES 7 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Denuncian expertos los abusos de empresas


Persiste la sobrexplotación de los bosques en Guerrero

Ť Al problema se suma el crecimiento de la deforestación

Matilde Pérez U. Ť Por ser uno de los ecosistemas más representativos de pino, encino y otras coníferas, tener un clima que ayuda a tener excelente calidad en el crecimiento de los árboles -aún se encuentran ejemplares de 1.95 metros de diámetro- y ser hábitat de especies como el jaguar americano y el venado cola blanca, los bosques de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Benítez, Guerrero, son para las autoridades ambientales de máxima prioridad regional.

Sin embargo, de acuerdo con información de la Comisión Nacional de Biodiversidad y del Atlas Forestal elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnap), Guerrero -al igual que ocho estados más- requiere restaurar 2 millones 207.08 hectáreas, pero también cuenta con 3 millones 403 mil hectáreas aptas para la producción forestal maderable.

La delegación de la Semarnap en Guerrero informó que la deforestación anual en el estado es de 23 mil hectáreas, de ese total casi la mitad (46.7 por ciento) se ubicó en la Sierra de Petatlán y en Coyuca de Catalán. Los bosques de la región constituyen el pilar de la industria forestal mexicana, ya que más de 60 por ciento de las especies de pino tienen importancia comercial y 80 por ciento de los productos forestales del país se obtienen de ese tipo de ecosistemas.

Ese es el bosque que defiende la Organización de Ecologistas de la Sierra de Petatlán (OESP) y por ello dos de sus integrantes, Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, fueron sentenciados a seis años y ocho meses y diez años de cárcel, respectivamente. El Premio Goldman incluso le fue entregado al primero de ellos tres meses antes de que fuera sentenciado.

La protesta que derivó en la prisión detuvo por algunos meses la salida de madera. En este año se reanudó por el camino Santa Rosa- El Durazno y por Durazno y San Antonio de las Tejas, según denuncia de la OESP y consideran que el volumen oficial de 50 metros cúbicos de madera en rollo no se acerca a la realidad.

Productores forestales, investigadores e integrantes de organizaciones no gubernamentales coincidieron que falta mayor vigilancia forestal para impedir abusos de empresas madereras para frenar cacicazgos y evitar que siga asociándose a los bosques con el narcotráfico, disturbios e intranquilidad, pero también se requieren fuertes y constantes apoyos económicos para los propietarios de esa riqueza natural que ya no sólo se disputan las empresas madereras.

Miguel Angel García, quien realizó trabajos técnicos en el área, dijo: "este es uno de los bosques cualitativamente más importantes del país, es el mejor. Cuando abríamos caminos, al poco tiempo brotaba el renuevo. Eso se da en muy sólo en sitios excepcionales".

La lucha por los bosques de esa re- gión surgió hace cuatro décadas. En su libro Guerrero Bronco. Campesinos, ciudadanos y guerrilleros en la Costa Grande, Armando Bartra menciona que en un mitin en 1964 Lucio Cabañas reflejó que uno de los descontentos sociales era la tala inmoderada de los bosques, propiciada por la concesión en 1963 a la Compañía Silvicultura Industrial Genaro Vázquez .

 

 

 

En la década de los años 80, la paraestatal Forestal Vicente Guerrero no decantó los beneficios a la población a pesar de tener la exclusividad para explotar los bosques de la entidad. La historia de la marginación comunal de esas retribuciones inició - recuerda Bartra- a finales de los años 40, cuando tres o cuatro empresas privadas accedieron, a través de las concesiones, a los bosques comunales.

Años después, en la región corre un rumor, a la tala inmoderada está unido el cultivo ilícito de amapola. Y quizá por ello, las autoridades ambientales hicieron caso omiso a la denuncia de la Organización Ecologista de la Región e incluso cambiaron a sus delegados. A su vez, el gobierno federal, para frenar la penetración del EPR creó, en 1997, el Programa de Desarrollo de la Sierra de Guerrero y el llamado Consejo Regional de la Sierra (Crecig) en el que trató de aglutinar a las organizaciones campesinas; esa estructura derivó en favoritismos y en el "paraguas" de las empresas madereras. Maximino Pineda, de la OESPC, expuso: "los madereros se legitimaron a través de la Unión de Ejidos Rubén Figueroa. A ellos, las autoridades les entregaron los permisos forestales y toleraron la sobrexplotación. Primero le vendieron a la empresa Boise Cascade - que salió en 1998-, y ahora a pequeños empresarios de Zihuatanejo, Miguelito y Papanoa".

Hoy, la Unión de Ejidos Rubén Figueroa Figueroa, constituida en 1993, - después del suicidio de su dirigente Miguel Chávez Segura- está prácticamente desintegrada. Los ejidos Los Corrales, El Carrizal, San Antonio Texas, Río Frío de los Fresnos, Arroyo Frío y Perotal crearon el Comité de Ejidos de Desarrollo Rural, que preside Edén Cortés, presidente del comisariado ejidal de San Antonio Texas.

Los ejidos Las Mesas, El Durazno y Huajes de Ayala continúan en la Unión de Ejidos Rubén Figueroa, que aún tiene la concesión de explotación del bosque.

Los campesinos ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán insisten en que el gobierno federal realice una auditoría forestal y evalúe el impacto que ha tenido en la región la explotación irracional del bosque.