JUEVES 7 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Nunca antes hubo más libertad, prosperidad y democracia, dice Clinton
Injusto, el orden económico en el mundo; hay que cambiarlo: Castro
Ť Diametral visión de EU y Cuba en la Cumbre del Milenio Ť Habrá 192 discursos en las tres jornadas
David Brooks, corresponsal, y Rosa Elvira Vargas, enviada, Nueva York, 6 de septiembre Ť Dos cristales para ver un mismo mundo: "Nada de lo que existe en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo", recalcó el presidente cubano, Fidel Castro, mientras el mandatario estadunidense, Bill Clinton, afirmaba a su vez que "nos reunimos en un momento notable, cuando más pueblos del mundo gozan de la prosperidad, libertad y democracia que en cualquier otro momento".
Más de 60 jefes de Estado hablaron hoy en el primer día de la Cumbre del Milenio de la Organización de Naciones Unidas (ONU) --la reunión más grande de jefes de Estado en la historia del mundo, se dice-- pero sólo dos personajes concentraron la atención de todos: Clinton y Castro.
El presidente de Estados Unidos, primer orador al inaugurarse esta cumbre, habló del momento oportuno para una iniciativa histórica que busque promover la paz, resolver los conflictos internos y establecer el orden, al tiempo que elogió las intervenciones "humanitarias".
El gobernante de Cuba respondió al final de la jornada inaugural de hoy que "en nuestro mundo reina el caos dentro y fuera de las fronteras".
Clinton argumentó a favor de la intervención de la "comunidad internacional" en los conflictos tanto entre países como al interior de ellos, y señaló que "hoy día hay menos guerras entre naciones, pero más guerras dentro de las naciones".
Insistió en que éste es un desafío: "Tenemos que encontrar maneras de proteger a los pueblos al igual que las fronteras", y señaló también que hay que promover la prevención de conflictos y preparar los mecanismos para mejorar los instrumentos de la ONU para enfrentar esos conflictos.
Castro rechazó el principio: "Hay que acabar de plantear con toda firmeza que el principio de la soberanía no puede ser sacrificado en aras de un orden explotador e injusto en el que, apoyada en el poder y su fuerza, una superpotencia hegemónica pretende decidirlo todo. Eso Cuba no la aceptará jamás".
Con tanto tema serio, el único momento simpático a lo largo del día fue ofrecido por el cubano: cada orador cuenta con cinco minutos ante el micrófono en la histórica sala de la Asamblea General, según las reglas de la cumbre.
Castro llegó con largos pasos hasta el podio, suspiró, volteó a saludar al secretario general de la ONU, Kofi Annan, y en un gesto teatral, sacó su pañuelo y con él cubrió el pequeño semáforo colocado en el mismo podio y con el cual se controla el tiempo del orador, situación que provocó risas y aplausos.
Entonces, procedió a dar tal vez el discurso más breve de su vida, de unos cuatro minutos, pese a que todavía mantiene el récord por el discurso más largo de la historia de la ONU, el que el recién triunfante líder revolucionario pronunció aquí ante la Asamblea General en 1960, y que duró cuatro horas y 26 minutos.
A lo largo de los tres días de esta cumbre, habrá 192 intervenciones, pero pocos atraen tanto la atención como el presidente de uno de los países más pequeños del mundo y el líder de la superpotencia.
La reunión, entre decenas de discursos solicitando solucionar guerras y conflictos y combatir la pobreza, la ignorancia y las enfermedades, se definió entre dos figuras.
El presidente Clinton habla a nombre del mundo, y convoca a todos para que "nosotros" promovamos la paz y resolvamos los conflictos.
Para Fidel Castro, la pregunta es definir quiénes somos "nosotros": "Tres decenas de países desarrollados y ricos que monopolizan el poder económico, tecnológico y político en el mundo, se reúnen aquí con nosotros para ofrecernos más de las mismas recetas que han servido sólo para hacernos cada vez más pobres, más explotados y más dependientes".
Así, las dos figuras enmarcaron esta cu mbre que insiste en que "la historia se hará aquí", como anuncia la propaganda del encuentro que se propone, además, reducir el sida y el calentamiento global.
Kofi Annan fue el encargado de empezar las actividades: "Nunca antes se habían congregado los líderes de tantos países en una sola asamblea. Este es un evento único. Una oportunidad única. Y por lo tanto, una responsabilidad única".
"Ustedes, damas y caballeros, son los líderes a los que los pueblos del mundo han confiado su destino", agregó.
"Necesitamos decidir nuestras prioridades. Y tenemos que adaptar a nuestras Naciones Unidas, para que en el futuro estas prioridades sean reflejadas en decisiones claras y puntuales, llevando a un cambio real en las vidas de las personas. Eso, mis amigos, es lo que esperan de nosotros. No los decepcionemos", concluyó el secretario general del organismo mundial.
Como si todo, dicen aquí los observadores, fuera cuestión de estadísticas y capacidad de convocatoria. A 55 años de su fundación, la ONU reafirma que necesita buscar la resolución de los principales problemas que agobian al mundo: la guerra, la pobreza, la ignorancia, las enfermedades.
Medio siglo después, aún no está claro si logró algunos de sus objetivos. Tal vez al concluir la última de las 192 intervenciones, quedará claro. O si no, siempre se puede convocar otra Cumbre del Milenio.