MIERCOLES 6 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Treinta años por el cambio
* Bernardo Bátiz Vázquez *
Se cierra para mí un ciclo importante de vida y actividad: dejé de ser legislador después de haber tenido esa responsabilidad en cuatro legislaturas distintas, generalmente distantes unas de otras. Comparto con mis eventuales lectoras y lectores de La Jornada mis reflexiones.
Hace unos treinta años, en 1969, subí por vez primera a la tribuna de la Cámara de Diputados, ubicada en ese entonces en el viejo Teatro Iturbide de Donceles y Allende, y hace una semana presenté una última iniciativa en la sesión final de la Comisión Permanente de la 57 Legislatura, en el recinto del Senado de la República, esquina de Xicoténcatl y Tacuba. Dos cuadras de distancia entre una sede y otra; treinta años de diferencia en el tiempo y cuatro legislaturas en las que me tocó participar y ser simultáneamente actor y testigo de muchos cambios, muchos debates y muchas acciones políticas.
Siempre, en este largo lapso, en las filas de la oposición; en tres legislaturas: 48, 52 y 54, como miembro del PAN; en la última, la 57, como integrante del grupo parlamentario del PRD, candidato y diputado externo; en todos los casos participando a favor de las mismas convicciones: en primer lugar de la democracia, pero también por los valores del humanismo político de inspiración social cristiana, entre ellos: la justicia social, el respeto a los derechos humanos y la defensa de la soberanía nacional.
En mi bautizo de fuego, en 1969, ante un público agresivo y una mayoría de diputados priístas beligerantes y seguros de su posición, objeté a don Martín Luis Guzmán en la Cámara de Diputados que, constituida en Colegio Electoral, calificaría la elección de los senadores del Distrito Federal.
El célebre autor de La sombra del caudillo, El águila y la serpiente y Memorias de Pancho Villa fue llevado como representante de la ciudad de México a la Cámara Alta por un capicho del presidente Echeverría. Mi argumentación en su contra se basó en que el novelista perdió primero la ciudadanía mexicana al servir sin autorización del Congreso de la Unión a un gobierno extranjero, el de Azaña en Madrid, y después la nacionalidad al adquirir voluntariamente la española.
Treinta años después, en mi última participación como legislador, me tocó presentar ante diputados y senadores de diversos grupos políticos, tranquilos, tolerantes e indiferentes un proyecto de ley para el fomento de la lectura y el libro.
Entre una y otra intervención, muchas más: álgidos debates en colegios electorales, glosas a informes presidenciales, propuestas de reformas constitucionales y leyes ordinarias, comentarios históricos, denuncias, debates, polémicas, respuestas y, en las últimas legislaturas, mucho trabajo en comisiones y comités.
El balance final me parece positivo; puse mi parte en un arduo proceso hacia la democracia que ha culminado en un cambio transcendental: el PRI ya no es mayoría absoluta en las Cámaras y la Presidencia de la República no está ya en sus manos. El pluralismo se ha impuesto en todo el país y lo que no hace mucho parecía imposible se logró.
En todo el proceso de esa prolongada lucha no eludí mi responsabilidad y participé en el lugar y en la medida en que tuve oportunidad de hacerlo.
Coincido con lo que alguna vez dijo el recordado don José González Torres y que a mí también me tocó al principio: luchar en contra del socialismo más o menos marxista y francamente antidemocrático que avanzaba por todas partes y no retrocedía en ninguna; luego, desde hace algunos años, me he opuesto al otro materialismo, que es el sistema liberal capitalista, que al igual que su predecesor parece que avanza en todas partes y no retrocede en ninguna.
En todo el trayecto, apoyando una propuesta de vía diferente en la que la democracia es un valor capital, el Estado es el rector de la economía, encargado de velar por la justicia social y por la justicia a secas dando preferencia al interés colectivo sobre el individual o de grupos o sectores. Estoy satisfecho de esta etapa de mi actividad y listo para la siguiente. *