MARTES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2000
* Podrían bloquearnos por esa vía: Laura Juárez, de la UOM
Con el TLCAN, México cedió a EU su soberanía alimentaria
* Washington la usa como arma de dominio, según la investigadora
Carolina Gómez Mena * A seis años de la entrada en vigor del Tratado e Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), este acuerdo comercial confirió a Estados Unidos la capacidad de decidir a su antojo el futuro alimenario de México, pues propició que nuestro país renunciara a su soberanía alimentaria.
Así, "si la vecina nación, la mayor productora y exportadora agrícola del mundo decide dejar de producir granos, carnes y lácteos de exportación para bloquearnos alimentariamente, ya sea para obligarnos a tomar alguna decisión política o castigarnos por alguna que no sea de su agrado, México podría experimentar desabasto e incluso en algunas regiones hambrunas, lo que obligaría al gobierno a doblegarse", expuso la economista Laura Juárez Sánchez, coordinadora del área de Investigación de la Universidad Obrera de México (UOM).
En entrevista, la especialista aclaró que esta posición, lejos de ser catastrofista, evidencia una realidad, pues "Estados Unidos se ha caracterizado por utilizar el mejor instrumento de dominio y control que puede ejercer un país sobre otro: la subordinación alimentaria, y para demostrarlo están como ejemplos Irak y Cuba", puntualizó.
Explicó que la crisis campesina arrastrada desde mediados de los sesenta, aunada al TLCAN y la política neoliberal que lo inspiró, obligó a México, sobre todo este sexenio, a asumir un nuevo papel dentro del espectro económico alimenticio, ya que de ser una nación autosuficiente en el renglón hoy es deficitaria y dependiente, por lo que debe abrir sus fronteras y desrregular su producción para especializarse en la siembra de cultivos exportables como hortalizas, frutas, algunas carnes, bebidas alcohólicas y flores, en desmedro de los productos estratégicos de México: maíz y frijol.
Al respecto, tan sólo entre 1994 y 1998 las exportaciones agroalimentarias de Estados Unidos hacia México pasaron de cuatro mil 336 millones de dólares a cinco mil 375, es decir, aumentaron 24 por ciento.
Así, México aumentó sus compras a Estados Unidos de manera importante, pues las importaciones de soya se elevaron 50 por ciento, las de maíz 94, las de trigo 73, las de carne bovina procesada 233, las de cortes de pavo y desperdicios comestibles 3 mil 921 por ciento y las de arroz 135, entre otros. En contraparte, la producción interna de los principales granos sufrió un deterioro, pues la de trigo se redujo 9.78 por ciento, la de soya 69.79, la de frijol 3.35 y se estancó la de maíz, al crecer sólo 1.94.
De esta forma, la crisis agraria, la apertura comercial y el progresivo desmantelamiento de los subsidios al sector ocasionaron que en menos de 40 años perdiera 10 por ciento de la superficie sembrada con granos básicos, ya que en los sesenta alrededor de 75 por ciento de la superficie agrícola estaba dedicada a esta tarea, mientras que a fines de los noventa ésta abarcaba 65 por ciento de la extensión cosechada.
Por lo anterior, Juárez Sánchez consideró que el TLCAN fue "totalmente desventajoso" para México, pues mientras permitió a Estados Unidos, país con gran crisis de sobreproducción, sumar un país más en el cual ubicar su derrama productiva de alimentos, a México lo hizo dependiente al desmantelar su planta productiva, al tiempo que incrementó la pobreza, pues según cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo) 80 por ciento de los campesinos padece pobreza y pobreza extrema.
Para devolver vigor al campo, Juárez sugiere considerarlo de nuevo pieza clave para el desarrollo, por lo que el próximo gobierno que encabezará Vicente Fox debería asignarle al menos 10 por ciento de PIB.