MARTES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2000
* Vergonzoso, pedir la libertad de Cavallo, dice sobreviviente de la Esma
Un torturador libre sigue torturando: Daleo
* Lamenta la persistencia de la impunidad en Argentina y exige anular las leyes que la fomentan
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 4 de septiembre * ''Es lamentable la persistencia de la impunidad en Argentina, que nos avergüenza ante el mundo y por eso, aunque el presidente Fernando de la Rúa diga que el caso de la detención en México del ex marino Ricardo Miguel Cavallo ųacusado de delitos de lesa humanidad y cuya extradición pide la justicia españolaų no es el tema de su viaje, las expectativas están puestas en la posición que asumirá en su visita a ese país'', dijo Graciela Daleo, sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), un centro clandestino de detención durante la dictadura militar (1976-1983)
En entrevista con La Jornada, Daleo, una periodista que se dedica a reconstruir día con día la tragedia desatada por la dictadura, señala que el mandatario también dijo que no hacía futurismo respecto al destino de Cavallo, ''y yo en estos momentos creo que tengo el derecho de exigir, y no solamente pedir, que se haga ya justicia en el país. Ni su partido (Unión Cívica Radical) ni el Justicialista han hecho nada por corregir la tragedia de haber fabricado la impunidad para los represores y es vergonzoso que se pida la libertad para un criminal como Cavallo. Siento una vergüenza profunda ante todo esto y por eso exigimos que se anulen todas las leyes y decretos de impunidad y que dejen de seguir renunciando al compromiso histórico de cumplir con la justicia''.
Llamó también a reflexionar sobre lo que sucedería si Argentina hiciera justicia en su territorio, ''porque es aquí donde están casi todos los genocidas, sabemos sus nombres, sus domicilios, y aquí deberían ser castigados y hubiéramos tenido cientos de criminales fuera de circulación, fuera de toda posibilidad de amenazar nuestras vidas y de embozarse en empresas estratégicas. Ellos son parte de la corrupción y los crímenes que asolaron al país en estos tiempos. Un torturador en libertad sigue torturando, un asesino matando, un desaparecedor desapareciendo''.
En referencia al reciclamiento de Cavallo, al que conoció como torturador, comando operativo y hombre de inteligencia, cuando estuvo en la Esma, recuerda que ''la trama siniestra tiene que ver precisamente con la economía. Eso formó parte del terrorismo de Estado que se aplicó con objetivos muy precisos y la economía era clave en esa trama. Que represores como Jorge Radice y Cavallo estén manejando esas empresas, y en el área en que lo hacen, como son las comunicaciones, las ventas de armas, los registros de personas, refleja una continuidad de su historia criminal. Precisamente se meten en esas empresas porque, por ejemplo, el área de la comunicación hoy da mucho dinero, y por otra parte es un rubro sensible a tareas de inteligencia de los servicios represivos. Así que todo esto obligará a ver quién esta detrás de cada empresa si se quiere salvar el presente y el futuro de nuestros pueblos'', sostuvo.
Graciela Daleo, escritora y periodista, estuvo en la Esma desde el 18 de octubre de 1977, ''hasta que fui puesta en libertad el 20 de abril de 1979, fecha en que salí a Venezuela. Pero antes me llevaron a Bolivia, donde tuve una especie de libertad vigilada, para llamarla de alguna manera''.
Esto indica también la relación estrecha de los hombres de la Esma con los llamados grupos operativos de Bolivia. Como todos los prisioneros, fue encapuchada y engrillada desde el mismo momento de la detención, a la salida del metro en un barrio residencial de esta capital bonaerense. ''Cuando me meten al auto, pregunto si me llevan a la Esma y me responden que sí. No dieron vueltas, fueron directo hasta allí, donde fui ingresada a la sala 13 del subsuelo del casino de oficiales, y ahí sufrí a manos de Antonio Pernias (compañero de Cavallo en los Grupos de Tarea GT3.32) toda clase de torturas y también estaba el capitán retirado William Wahamond, como sucedió a todos los prisioneros: picana eléctrica, golpes, simulacros de fusilamiento y las preguntas sobre compañeros, citas. Yo era militante del peronismo revolucionario en el marco de la organización Montoneros''.
Estuvo meses con la capucha y luego pasó al sector de La Pecera, cuando la ''habían seleccionado para el llamado proceso de recuperación, y durante toda la etapa del cautiverio fui utilizada como mano de obra esclava junto a otros''.
A ella la utilizaron como dactilógrafa. ''Ellos querían degradarnos al máximo. Lo primero que me ordenaron era mecanografiar un trabajo sobre la Batalla de Verdún, que le habían obligado a escribir a otro detenido, y que era la tesis de un hermano nada menos que del capitán retirado Jorge Tigre Acosta, y que debía presentar ante la Escuela Superior de Guerra. Asimismo, otra vez me obligaron a escribir al dorso de estampitas de primera comunión de la hija de un oficial, los datos y la invitación, y esto unas 100 o 200 veces para ahorrarse costos, ya que se consideraba elegante que fueran escritas a mano''.
Escuchó hablar de Cavallo cuando estaba en capucha, y por el operativo donde fue asesinada la esposa de Juan Gasparini (quien vive en Europa), y que entonces estaba detenido en la Esma. A mediados de 1978, Cavallo comenzó a concurrir a La Pecera. ''La imagen que tengo de él es su mirada fría, inexpresiva y terrible. Lo veo caminando por los pasillos de La Pecera, joven, muy fácilmente asociable a otro criminal, Alfredo Astiz, porque eran rubios y sus rostros no parecían demostrar su temible personalidad''.
Concluye: ''Siento que ellos no pudieron, con su plan de destruirnos moralmente, callarnos, y al reconstruir todo y gracias a los documentos escondidos por Víctor Basterra, y a que conocemos caras, pasos, olores, gestos de nuestros torturadores, logramos que al menos desde algún lado y por razones también paradójicas la justicia intente llegar al final''.