DOMING0 3 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť El Hangar de la Tirana, selva de asfalto; cientos abarrotaron el lugar


Enloqueció la jungla con Goldie; ''operativo de rutina'' de PGR

Ť Antes de la presentación del dj, elementos de cuerpo antidrogas revisaron a los asistentes

Juan José Olivares y Jorge Caballero Ť El poder, la energía y el salvajismo de las andanadas jungle de Goldie explotaron de forma natural en los corazones de los cautivos nigthdancers capitalinos, que pusieron hasta la madre el bar El Hangar de la Tirana la noche del viernes.

Media hora antes de que el músico negro comenzara a intervenir/desconstruir/metamorfosear las mezcladoras, el locutor de Radioactivo Eric Martino, encargado de ambientar y prender al público, dejó de montar los vinilos y anunció: "un operativo de la PGR, todos tranquilos''. Los exaltados fanáticos, implacables, respondieron con el grito rítmico ''oaxaco, oaxaco''. Por El Hangar comenzaron a deambular 12 elementos de la PGR, pertenecientes a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Contra la Salud, con lámparas, armas y toletes, a fin de hacer un ''operativo de rutina para detectar portación de drogas''. Cuando el irascible público vio a los primeros elementos invadir su jungla comenzó a gritar "mordida, mordida''. El coro encontró respuesta de todos los asistentes.

Un policía que no quiso identificarse, al frente del operativo, intentó arrebatar su equipo fotográfico a nuestro compañero José Núñez. Le exigió: ''Dame el rollo. Déjame hacer mi trabajo". El reportero gráfico respondió: ''Yo también estoy trabajando''.

El operativo fue muy light. Los cateos eran superficiales y únicamente a los que se veían sospechosos o estrafalarios (en El Hangar quién no) se les pidió su identificación. El asunto se zanjó de esa manera. No encontraron ninguna sustancia ilegal, no detuvieron a nadie. Los uniformados sólo se llevaron varias mentadas de madre y bromas socarronas, como: ''no encontraron tachas (éxtasis); no ves que ya todos estamos colocados''.

Ingredientes para un ritual

 

La celebración fue espectacular por varios motivos: la expectativa de disfrutar a uno de los pinchadiscos más influyentes del orbe, que por cierto ya debía una presentación a sus fanáticos mexicanos; el aguantar toda una noche con lo más rabioso de la música electrónica: el drum and bass, la exhalación del dinamismo de toda la banda juvenil que goza con las cosas bizarras.

Antecedieron a la presentación de Goldie las sesiones alucinantes de los dj invitados que preparaban el terreno para los embates de las baterías y los bajos sintéticos, que lentamente penetraron en los huesos de los necesitados de estallar mediante un ritmo feroz, como lo es el jungle (que hay que decir, pa' no confundirnos, que drum and bass y jungle es lo mismo).

El Hangar estuvo atestado. Por todas partes se veía gente. En la zona VIP los canapés y bebidas corrieron al por mayor. Algunos afortunados contemplaban a algunos de los locutores de la estación Radiactivo con una mirada que rozaba en la devoción; pocos se atrevieron a hablarles.

En la parte de atrás, muchas parejas platicaban. Frente al escenario, freaks, dancers y uno que otro promotor artístico sufrían para comprar una bebida por la tardanza de los bar tenders. Veinte minutos después de la presencia de los tecolotes de catego, el silencio, otra vez la oscuridad y los discos siguieron girando un poco más para convertirse en la alfombra roja y el anuncio: ''from London, Goldie''

El griterío y el coto se conjuntaron con la brillantez y la perfecta calva rasurada del dj, adornado con sus cadenas y anillos de oro, para deslumbrar y teletransportar a una futurista jungla de asfalto.

Todos, casi codo con codo, comenzaron a brincar, saltar y mover el cuerpo, uniéndose los sudores masculinos y los femeninos con pura buena vibra y energía suficientes para mover el mundo.

Y se escucharon las primeras ondas acústicas raggamufin provenientes de Jamaica, una de las mitades del Goldie (su padre es jamaiquino), que es su darkside, parte esencial en la elaboración de su música. Se percibieron algunos fragmentos de rolas como Tempertemper, Dragonfly y Crystal clear demonz, entre otras brutalidades, que se adornaban aún más con el vocalista que lo acompañaba y que hacía también de agitador, dándole más vida a la sesión, para mezclarlo con los viajes lóbregos y anarquistas de sus programaciones y su infinita gama de variaciones jungleanas, que nos llevaron del suelo al techo, y de su drum y bass oscurantista caribeño-africano.

Sin duda fue recíproco. Ya lo había adelantado a este diario el neoyorquinolondinense: "Esta ocasión será especial porque será mi primera vez en un lugar de gente muy energética, como son los mexicanos''.

Cada descarga eufónica era alimento vigorizante para los encendidos mexicas y para el mismo dj, que en su oportunidad de dejar volar el disco por todo el local cogía su camarita tipo Mafafa Musguito y tiraba fotos, quizá para enseñárselas a sus cuates del viejo continente y decirles que en México sí es neto el movimiento electrónico y que hay chavos con buen gusto de alucinar con toda una noche de absoluto y brioso drum and bass.

Simplemente Goldie nos enseñó que es un docto tras los tornamesas y que no por nada la muñequita Björk, los Janes Adiction, el Noel Gallagher y uno al que le dicen El Camaleón se quedaron prendidos por su forma de interpretar este lenguaje musical contemporáneo, que ya está dejando de ser de plástico. Goldie pudo haber provocado movimientos de pies, cadera, nalgas, brazos, cabeza y pelos, hasta a un inválido. Y como escribió en el booklet del disco Saturnzreturn: "Agradezco a toda la escena underground por darme la fe para crear y ser yo; amor y abundancia para todos. No es este el chingado movimiento que mantiene lo real''. Sin duda agradeció a todos entregándonos una cónclave de antología.

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