DOMINGO 3 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť El sitio contrastó con el prototipo de las ciudades mayas, dicen arqueólogos


Diplomacia y comercio fortalecieron Cancuén

Ap, Guatemala, 2 de septiembre Ť Nuevas investigaciones realizadas en la antigua ciudad maya de Cancuén han revelado hallazgos que permiten una mejor comprensión de esta milenaria cultura.

Las exploraciones, patrocinadas por la Universidad Vandervilt de Estados Unidos y del Valle de Guatemala, con fondos de la National Geographic Fundation, demuestran que en Cancúen (lugar de serpientes) predominaron los acuerdos políticos sobre las guerras, lo mismo que el comercio sobre la agricultura.

Tales hallazgos permiten mirar a esta cultura desde otra óptica, pues Cancúen --considerada el más importante centro ceremonial-- fue todo lo contrario al prototipo de ciudades mayas, envueltas en conflictos bélicos constantes, consideró Federico Fahsen, epigrafista guatemalteco, quien trabaja con el arqueólogo estadunidense Arthur Demarest.

Otro descubrimiento sorprendente: Cancuén no tiene templos, como la mayoría de esas ciudades, cuyas construcciones estaban dedicadas a los dioses. Un aspecto novedoso más es la actividad de los pobladores, que son comerciantes y no agricultores. "El lugar no tiene áreas para siembras, lo que indica que se dedicaba exclusivamente a la actividad comercial".

La ciudad, asentada en una península del sinuoso río La Pasión, a unos 200 kilómetros de la capital guatemalteca y a unos 60 de la frontera mexicana, se perfila como un lugar de acuerdos comerciales, relaciones diplomáticas y decisiones políticas, como la del casamiento de la "señorita de Cancuén", hija del rey maya Tah Chan Wi con su homólogo de Dos Pilas.

Era el siglo VI antes de Cristo, y hoy día nadie sabe si entre la pareja hubo una relación afectiva. Lo cierto es que, con esa boda, el rey de Cancuén unió su poderío al de Dos Pilas y lo convirtió en el centro comercial más importante de los antiguos mayas.

La ciudad ahora estudiada tuvo siglos de esplendor para luego desaparecer y resurgir hace 95 años, cuando fue estimada sitio arqueológico de escasa importancia.

"Gracias a que la ciudad no tiene templos, importó poco a los saqueadores de sitios mayas, aunque fue totalmente saqueada en sus monumentos, que ahora están en colecciones privadas", dijo Demarest.

Ahora Cancuén adquiere otra vez relevancia. Por el momento, Demarest y su equipo no cejan en la búsqueda de financiamientos para continuar con la excavación y descubrir las imponentes construcciones de la ciudad, a la vez que estudian la forma de involucrar a las 75 familias que viven en la única aldea cercana al sitio en la conservación del mismo.

"Hemos entrenado a los pobladores como guardianes del lugar y esperamos que ellos puedan involucrarse más en el proyecto para no sólo proteger el sitio, sino ser guías del lugar en el futuro."

El proyecto ha recibido el apoyo del Ministerio de Cultura y Deportes y de una empresa guatemalteca y promete ser uno de los primeros que integre a las comunidades cercanas en la conservación y el sostenimiento del lugar.

"La aldea El Zapote es un lugar muy pobre; 10 por ciento de los habitantes hablan castellano y la mayoría se dedica a la agricultura. Queremos que el descubrimiento también signifique una mejoría en el nivel de vida de los pobladores."