SABADO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2000
* Revelan que el inculpado trabajó para la CIA
Beneplácito en Argentina por el proceso contra Ricardo Cavallo
* Sus víctimas recuerdan las torturas a las que fueron sometidas
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 1o. de septiembre * La noticia del procesamiento al ex militar argentino Ricardo Miguel Cavallo por parte del juez de la Audiencia Española, Baltasar Garzón, quien lo acusa de delitos de terrorismo, genocidio y torturas durante la pasada dictadura militar, fue celebrada aquí por las organizaciones de familiares de desaparecidos y organismos humanitarios.
La confirmación de su identidad ųya que en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) figuraba como Miguel Angelų, corroborada por el director de la Interpol en México, cierra todas las puertas a las especulaciones de sus defensores, dijeron las Madres Fundadoras de Plaza de Mayo.
Garzón volvió a leer y escuchar las desgarradoras versiones, en un juicio que ha revelado una de las historias más terribles de la región, cuando se aplicó el terrorismo de Estado, en el marco de la teoría de seguridad nacional. Carlos Muñoz, otra de las víctimas, dijo que ''toda la documentación en la Esma era microfilmada'' y cada secuestro tenía una carpeta propia. ''Yo revelé muchos microfilmes pero no podía leerlos''.
El encargado de esto en 1979 era Ricardo Miguel Cavallo, ''sin duda''. En ese año, él mismo le pidió las carpetas de tres mujeres jóvenes que fueron liberadas, y una vez refugiadas en París, contaron la historia temible de la Esma. El ex marino sabía perfectamente la fecha en que habían caído. ''Recuerdo que había tres carpetas de microfilmes con cerca de cinco mil casos, con fotos, los nombres y los 'nombres de guerra', y al final se leía sentencia''. Allí pudo ver Muñoz el destino de la mayoría: Donde decía T, era porque habían sido ''trasladados...'', es decir, desaparecidos.
''Nada podía aislar los gritos''
Muñoz, como otros prisioneros, estaba sometido al experimento de los ''recuperados'', a los que luego se les permitiría reconstruir la tragedia de la Esma. Muñoz fue detenido en junio de 1976 en la Policía Federal, y en 1978, a los 21 años, fue secuestrado nuevamente por la marina y allí estuvo como todos en la llamada sección ''capucha'', donde al igual que Luis Villami, Telma Jara de Cabezas, Víctor Basterra y otros, permanecían encapuchados y engrilletados, sometidos periódicamente a terribles torturas.
Basterra, quien habló con La Jornada y que como una secreta venganza fue acumulando papeles y pruebas cuando realizaba su ''trabajo'' como mano de obra esclava de los marinos, recordaba hoy que durante el periodo de torturas tuvo dos paros cardiacos. ''Pero lo que nunca podré olvidar es el momento en que me pusieron sobre el pecho a mi hijita de dos meses y entonces me dijeron que iban a pasarme la picana con ella encima. Y yo sabía lo que eso significaba''. Fue entonces que comenzó a hacer su trabajo esclavo después de ver también a su esposa al borde de la muerte por las torturas. Aquellas fotos que guardó, entregadas durante las primeras investigaciones de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep), así como todos los datos hoy son una parte importante de las pruebas para los juicios por genocidio. La fotocopia que guardó del documento de Cavallo fue irrefutable.
Muñoz también fue obligado a falsificar documentos para los marinos y en su tarea veía todos los días a Cavallo. Dijo que la sala donde los detenidos eran torturados estaba acondicionada con cajas de huevos pegadas en las paredes, como aislantes para contener los sonidos, los gritos. ''Pero aquello era tan desgarrador, que nada podía aislar los gritos''.
Todos recuerdan que Cavallo, el mismo de ''rostro inexpresivo y mirada fría'', entraba siempre a la llamada ''huevera'', y Telma Jara de Cabezas, madre de un desaparecido y víctima de la Esma, pudo ver su cara cuando la torturaban. Acaba de enviar su testimonio completo a Garzón.
Graciela Daleo, otra de sus víctimas, escribe ahora. Está en la cátedra de Derechos Humanos de Filosofía y Letras y espera ansiosa la extradición de Cavallo. El 18 de octubre de 1977 fue secuestrada por el Grupo de Tareas 3.3\2 en una estación de subterráneos. ''Con los ojos vendados lo primero que uno le conoció fueron las manos, los pies, la voz, el nombre de guerra. Las manos por la picana, los pies por las patadas. La voz. La voz del interrogatorio, de la amenaza, de la sentencia. Los nombres que no eran los suyos: Trueno, Selva, Sérpico, Tigre, Pantera, Puma. Los fuimos armando como los rompecabezas, pieza a pieza. Tirados en las cuchas de capucha, al ras del piso, espiando debajo del tabique, que intentaba cegarnos, distinguíamos sus zapatos, mientras el oído atento ubicaba sus pasos. Las caras vinieron después''.
Y sus nombres legales llegaron mucho más tarde, como el de Cavallo, Ricardo Miguel, devenido en un próspero empresario, porque pese a que tantos los desnudamos de frente y de perfil, los sucesivos gobiernos constitucionales les fabricaron impunidad a la medida'', escribió Daleo.
Los principales jefes condenados en los históricos juicios a las juntas militares luego fueron indultados en 1990. Todos estos años los familiares buscaron la justicia y como la mano asesina se extendió sobre ciudadanos de diversos países, finalmente desde afuera llegó para alcanzarlos.
Pero también detrás está otra historia que se ha comenzado a escribir: los lazos de Cavallo con la CIA, amarrados en Centroamérica o en aquellos tiempos en que con la DINA de Chile tenían el destino de todos entre sus manos. Los analistas de inteligencia consideran a Cavallo un agente de los Programas NOC (cobertura no oficial), condición operativa que le permite a un empresario-agente monitorear los datos de un país que para Estados Unidos ofrece interés estratégico en las áreas de narcotráfico y de actividad político-ideológica.
Antes, Cavallo había realizado una tarea similar al frente de la empresa Talsud en Mendoza y la Rioja, en sociedad con Jorge Carlos Radice (alias Ruger), otro miembro del Grupo de Tareas 3.3\2 de la Esma, sostiene el periodista Luis Sicilia, quien menciona que ambos fueron reclutados por la CIA.
''Cuando veo la foto de Cavallo tras las rejas me vuelvo joven, unos 30 años más joven, seguro de que vale la pena este empecinamiento de no olvidar, en insistir en la exigencia de justicia'', dice Graciela Daleo.