* Javier González Rubio *

Fox y el cine

Seguramente el cine, o la industria cinematográfica, no es una prioridad en el equipo de transición de Vicente Fox, como al parecer tampoco lo es la cultura en su conjunto dado que los funcionarios del Conaculta todavía no tienen interlocutores. Pero será un tema del que la próxima administración habrá de ocuparse, simplemente porque hay un Instituto Mexicano de Cinematografía, hay una Ley Federal de la Industria Cinematográfica, aprobada por unanimidad en el Congreso de la Unión y además en ella se establece la creación de un fideicomiso de apoyo y estímulo a la industria cinematográfica. Así que la ley se tendrá que cumplir, cosa que no quiso hacer esta administración que ni publicó el reglamento correspondiente a la nueva ley ni creó el Fidecine argumentando la existencia de recursos en el Imcine.

Dos aspectos resultan fundamentales para el futuro del cine mexicano. El primero de ellos es que el Estado mantenga su responsabilidad de apoyo a la producción, con determinadas condiciones a las que nos referiremos más adelante. El segundo es que se asuma la conciencia de lo valiosa e importante que una industria cinematográfica nacional fortalecida puede ser para el estímulo a la creatividad, la generación de empleos bien remunerados, el apoyo a la pequeña y mediana empresa vinculada con ella, y la generación de divisas.

El primer aspecto resulta claro. El gobierno mexicano ha apoyado la producción cinematográfica de calidad ante la ausencia de otros mecanismos financieros viables, sobre todo crédito a tasas preferenciales, o de empresas productoras dispuestas a arriesgar capital en películas cuyas pretensiones artísticas no en todos los casos pueden tener éxito en taquilla. Sin embargo, ha resultado que algunas de las películas financiadas por el Imcine ųfinanciamiento que en ningún caso ha sido de 100 por cientoų han tenido un sorprendente éxito de taquilla. Tal es el caso de películas tan dispares en su temática como La otra conquista o La ley de Herodes. El cine es un arte, aunque no siempre se hagan películas de arte; y el cine es también parte fundamental de la expresión artística de un pueblo, de su idiosincrasia, de su visión del mundo y de su percepción particular de la realidad que le atañe. Así lo entienden todos, desde los estadunidenses hasta los argentinos y los españoles y franceses. Así que el Estado no puede renunciar a su responsabilidad de apoyar y estimular una expresión artística.

El segundo aspecto requiere imaginación y determinación muy acordes con las leyes del mercado y los estímulos a la producción que, en un momento dado, amerita cualquier industria.

El cine está subsidiado en todo el mundo. Hasta en Estados Unidos. Varía la forma del subsidio. En este país la industria dispone de todo tipo de créditos y cada estado de la Unión Americana tiene sus propias reglas de apoyo a la producción y oficinas responsables de la misma para atraer las producciones (ya Hollywood es prácticamente un símbolo, un emblema); y las atraen ofreciendo múltiples facilidades pues cada película genera una fuerte derrama económica. Por otra parte, el cine independiente cuenta con la posibilidad de acceder a más de cien fundaciones diferentes, lo que en México no ocurre ni en sueños.

En España y Francia, por ejemplo, hay subsidios directos del Estado, pues los gobiernos han considerado que de otra forma no se puede competir con el cine americano. Además hay un fuerte apoyo a las coproducciones, en España en especial con América Latina. Pero para la Unión Europea en su conjunto tiene entre sus prioridades el apoyo directo a la industria audiovisual, y no importa si los gobiernos son de izquierda, centro o derecha.

Irlanda y Canadá hoy pelean muchas producciones estadunidenses y para ello sus gobiernos han diseñado estímulos fiscales y de otro tipo. Como en todas las industrias, los estadunidenses del cine también quieren abaratar costos y se van a producir a donde encuentran las mayores facilidades y los mayores estímulos. ƑPor qué no se ha repetido en México un caso como el de Titanic? Pues porque la Fox no pudo recuperar ni el IVA que pagó en teléfono, a pesar de tener derecho a ello.