VIERNES 1o. DE SEPTIEMBRE DE 2000
* Inquietud porque el conflicto colombiano se extienda a otros países
Alertan Brasil y Venezuela contra militarización
* Las prioridades, Mercosur y luego Sudamérica, dijo Cardoso en la reunión de los 12 mandatarios
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 30 de agosto * Aunque la reunión de 12 presidentes de Sudamérica que se realiza en Brasilia fue pensada para el festejo de los 500 años del descubrimiento de ese país y para aceitar las negociaciones para un acuerdo en toda esta región, mucho más amplio que el que supone el Mercado Común del Sur (Mercosur), el tema casi excluyente que domina la reunión es la situación de Colombia.
Aún resuenan aquí las declaraciones de Thomas Pickering, del Departamento de Estado estadunidense, cuando dijo que el conflicto de Colombia es un problema regional, sólo unos días antes del viaje del presidente Bill Clinton a ese país.
Al responder a las advertencias sobre una "vietnamización", Pickering afirmó que esto no era posible porque su país no piensa enviar tropas a Colombia y acusó a las guerrillas y a los paramilitares de haber militarizado el conflicto, ya que "utilizan hombres bien armados y equipados para pro- teger al narcotráfico".
Pero todos saben que hay tropas y asesores estadunidenses y que esto es una bomba de tiempo para la región.
Cualquier error de cálculo puede incendiar la pradera se dice, además de reconocer los intereses que se mueven en torno a esto. Asimismo, la idea de comparar a la guerrilla con los paramilitares fue considerada también aquí como forzada y disparó aún más los temores y las desconfianzas.
El canciller de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, había enviado una carta al New York Times, para salir al paso a versiones de prensa y aclarar que su gobierno respeta la decisión de su par colombiano de trazar el Plan Colombia porque es una decisión interna, pero que no se involucrará en el conflicto y no intervendrá de manera alguna.
Fuentes de las cancillerías de Brasil y Venezuela, consultadas telefónicamente por este periódico, coinciden en temas precisos: la militarización trae consecuencias graves para la región. La inquietud es enorme cuando se advierte requipamiento de las fuerzas armadas colombianas con helicópteros, aviones y el tipo de armamento que Washington entregará como "parte de la ayuda".
Escalamiento bélico
Se calcula que antes de fin de año, cuando se prueben los armamentos y los asesores estén en distintas zonas, así como los helicópteros sobrevuelen regiones extremadamente sensibles, cualquier cosa puede suceder, y que "un solo movimiento en falso puede actuar como un cerillo encendido sobre el pasto seco".
Asimismo, el escalamiento del conflicto interno colombiano puede arrastrar a los involucrados, militares, paramilitares y guerrilleros, a poner pie en territorios de otros países, como ya ha sucedido, y no es menor el problema con los desplazados.
Sólo en unos meses de 1999, por lo menos 20 mil desplazados llegaron a Venezuela y también los militares colombianos entraron a ese territorio y al de Brasil en algunas de sus operaciones punitivas, "y esto sin que la guerra haya escalado".
El otro problema es que el riesgo mayor se ubica geográficamente en la Amazonia, lo que exige un enorme esfuerzo de emplazamientos defensivos a los vecinos.
En Brasil, incluso el tema ha planteado diferencias con algunos sectores militares, que piensan que "el país debe anticiparse a los hechos" y que el gobierno debe asumir una actitud de mayor protagonismo ante la situación colombiana.
Asimismo cualquier conflicto accionaría contra las inversiones regionales. "Todo va contra la región, contra la integración y contra el desarrollo sano de democracias más justas", sostienen los voceros.
También se menciona que ante las exigencias sociales y las enormes deudas con las poblaciones cuando avanza la pobreza, el tema colombiano --como se maneja desde Washington-- obliga a mayores gastos en el presupuesto militar y en inteligencia, lo que distrae "un enorme capital" en tiempo de crisis.
De hecho la advertencia del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al llegar a la reunión este miércoles, sobre la posibilidad de que la militarización del conflicto signifique "la vietnamización del área" lo que afectaría no sólo a Colombia sino a las naciones vecinas, reflejó el estado de alerta que prevalece en la reunión.
Todos los planes de integración quedarían sujetos a la posibilidad de una escalada bélica que replantearía lo actuado en base a los acuerdos tan difícilmente elaborados entre países con gobiernos democráticos, que atraviesen diversidad de problemas.
Chávez advirtió también que el plan militar está sobredimensionado en relación al objetivo que "es el combate al narcotráfico", y en alusión directa a Washington dijo que la salida en Colombia debe ser política y negociada, y ésta es también la posición declarada de la cancillería de Brasil y de otros países que no acuerdan con la estrategia de Washington en este aspecto.
Por otra parte, sectores políticos y sociales, además de organismos humanitarios, han hecho saber a sus gobiernos que deben resistir toda idea de ser involucrados en las acciones de Estados Unidos en Colombia.
Como siempre, hay una cumbre paralela que acerca documentos donde la realidad se refleja sin diplomacia alguna.
Aunque el Comunicado de Brasilia que se firmará al finalizar la reunión ya está acordado en muchos aspectos, según voceros de la cancillería argentina, la dinámica de la situación en las últimas horas puede producir algunos cambios.
Argentina --se dijo este jueves-- no variará su posición de no intervención en los asuntos internos de Colombia. Pero en cuanto a las discusiones por otros temas como la cláusula por la democracia para toda América del Sur y otros, deberá debatirse más largamente.
"Todos los países verían con preocupación un desplazamiento de fuerzas armadas de Estados Unidos, y nosotros sabemos que Brasil tiene que asumir responsabilidades claras, especialmente porque tiene una presencia importante en lo económico y político en el mundo, con una gravitación cada vez mayor", dijo el presidente Fernando Henrique Cardoso.
El mandatario brasileño, anfitrión de la reunión, hizo saber que las mayores prioridades de su país son el Mercosur y luego Sudamérica, "en ese orden", recalcó .
Asimismo dejó en claro que Brasil no se propone liderazgos aislados El pasado 21 de agosto durante la apertura del décimo congreso de la Federación Brasileña de Distribuidoras de Vehículos anunció su intención de promover un acuerdo comercial en toda Sudamérica.
Además, dejó ver su voluntad de avanzar sobre las constantes diferencias con Argentina y otros países hacia un área de libre comercio en toda la región, y a su desregulación dentro del continente. Advirtió tam- bién el mandatario sobre el proteccionismo del norte y la necesidad de igualdad para un acuerdo serio y profundo
La esperanza parece estar puesta en crear también un área de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que marcha lentamente por la oposición de los productores agrícolas europeos.
"En cuanto al ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de América), tenemos que trabajar por la cooperación, pero también tenemos que defender nuestros intereses; no se puede hacer una apertura adicional del mercado sin que tengamos realmente una apertura de los mercados del norte, debido a que el proteccionismo mata a los mercados del sur", sostuvo.
Suceda lo que suceda al final de la cumbre, las situaciones planteadas seguirán estando en la mesa de las naciones sudamericanas e influirán en la política interna de cada país. Basta analizar lo que dejó atrás cada presidente cuando fue a la reunión, como son los casos de Argentina, Perú y Paraguay, para entender el difícil momento en que ésta transcurre.