JUEVES 31 DE AGOSTO DE 2000

 


* Gustavo Leal F.* *

ƑSobrevivirá el sector salud con el foxismo?

Carlos Flores, responsable del programa para el desarrollo social del gobierno entrante, anunció que su "nueva" estrategia considera: subrogar servicios a particulares en todos los hospitales; trasladar el manejo del ISSSTE a cada uno de los estados; introducir esquemas de seguros privados siguiendo el modelo de Estados Unidos, y la integración del sistema público de salud en uno solo, "como en España".

Sin políticas consensuadas y persuasivas precisas, esta apresuradísima agenda puede correr, en un santiamén, la misma suerte del también apresurado ųy en más de un sentido social y políticamente insensibleų anuncio del incremento del IVA a los alimentos y medicinas.

Por ejemplo, el esquema más extendido de prepago para servicios de salud a través de seguros, el estadunidense ųInstituciones de Servicios Especializados en Salud, en la versión mexicanaų, muestra que Flores no está del todo informado o, bien, que como acontecía frecuentemente en la era PRI, sus asesores ya empiezan a engañarlo. Basta una revisión a vuelo de pájaro de las implicaciones del sistema estadunidense para evidenciar su inconveniencia como modelo a seguir en México.

1) En un país como Estados Unidos, con una población de 275 millones y un ingreso per cápita de 34 mil dólares, coexisten, al menos, tres tipos de "compradores" de seguros de salud: los muy ricos, con total acceso a la tecnología de punta; la gran clase media que cuenta con alguna póliza vinculada a su condición laboral ųincluidos los programas públicos Medicare y Medicaidų, y una formidable masa de 44 millones, cuya ubicación por debajo de la línea de pobreza les impide contar con cobertura alguna. Esta masa es poco menos de la mitad de la población total de México (97.4 millones).

2) Según reporta un estudio de la National Bankruptcy Review Commision, a cargo de E. Warren de la Universidad de Harvard, el impacto de los costos médicos, casi de "colapso económico" para la clase media estadunidense, se concentra en aquellas familias que encabezan mujeres y personas de la tercera edad.

3) En julio, 4 mil trabajadores de 10 hospitales establecidos en el norte de California estallaron una huelga de un día, argumentado estar "subpagados y sobrexplotados, lo que compromete la atención de los pacientes". Mientras tanto, mil 730 enfermeras de dos hospitales de Stanford sostenían la cuarta semana de un paro levantado por los mismos motivos y 5 anestesistas de un hospital, en Oakland, renunciaron a su empleo por disputas sobre el monto salarial.

4) La American Medical Association (AMA) logró con cerrada votación (276 contra 136) que los diputados estadunidenses aprobaran una ley que otorga a los médicos el poder para negociar condiciones colectivas de trabajo frente a las aseguradoras y las Health Maintenance Organizations ųISES, en la versión mexicana. Apoyada mayoritariamente por demócratas y republicanos, cosa bastante rara, el consenso se estructuró en torno a las grandes preocupaciones que, en médicos y pacientes, despierta la operación de la "industria de la salud", sobre todo en materia de tarifas y tratamientos.

5) Estudios apoyados en una encuesta a 720 galenos que divulgó en abril el semanario de la AMA, muestran que cuatro de cada diez médicos suelen alterar la información clínica sobre los pacientes que ponen a disposición de las aseguradoras. El 39 por ciento de los encuestados reconoció que "alguna vez" había exagerado la severidad del diagnóstico para preservarles la cobertura. De tal suerte que el control de costos que persiguen las "administradoras de la salud" tiende a incrementar el nivel de manipulación de los términos del reembolso por parte de los médicos.

6) El Senado de Estados Unidos no se quedó atrás. Con su mayoría republicana estuvo cerca de aprobar (52 contra 47) una nueva Ley de Derechos de los Pacientes, que incluye el derecho limitado para demandar a cualquier empresa que expenda "planes de salud" y no cumpla con los tratamientos establecidos en la póliza, o bien sea responsable de daños irreversibles a la salud del paciente por haber denegado atención adecuada y oportuna.

Al recibir la constancia que lo acredita como presidente electo, Vicente Fox reiteró: "Mi gobierno no tomará decisiones que atenten contra los intereses de las mayorías". Sin embargo, las líneas de gobierno expuestas por Carlos Flores para promover las Instituciones de Servicios Especializados en Salud chocan frontalmente con esta oferta.

Cualquier gobierno eficaz debería empezar por salvaguardar a sus ciudadanos: evitar exponerlos a prepagos por concepto de salud ųcomo los de las ISESų, pobremente regulados, como los que fomenta abiertamente y sin ambages la Organización Mundial de la Salud de la doctora Brundtand en su cuestionado World Healh Report 2000.

* Universidad Autónoma Metropolitana

Xochimilco