* Llamó al servicio naval argentino al ser detenido


Surgen más evidencias del rol de Cavallo como torturador

* Se le atribuye participación en 226 delitos de lesa humanidad

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 30 de agosto * La evidencia de que el ex oficial de la Armada local Ricardo Miguel o Miguel Angel Cavallo se comunicó con el Servicio de Informaciones Navales (SIN) de Argentina cuando fue detenido en Cancún y pretendía huir hacia este país, no deja lugar a dudas sobre su identidad y el papel que jugó durante la cruenta represión militar del pasado, señalaron aquí organismos humanitarios.

El matutino Clarín, por conducto de su enviado en México, Daniel Juri, sostiene que ésta es una evidencia irrefutable por "el número y el lugar al que llamó", tal como figura en las actas, y que corresponde al SIN, donde, al parecer, no ubicó a nadie importante, "y se limitó a reportar su situación", según confió una fuente de inteligencia del gobierno mexicano.

Es posible que sus compañeros lo hayan dejado solo, ya que los abogados que lo defienden son los mismos que lo asesoraban comercialmente en la empresa y no tendrían mayor experiencia en este tipo de casos, informó Clarín, y por esa razón solicitaron que no se le deportara a Argentina, que era lo que él en realidad hubiera deseado porque es el único lugar donde, paradójicamente, estaría seguro.

Acusado de crímenes de lesa humanidad, si los juicios a las juntas militares hubieran continuado su rumbo Cavallo hubiera sido juzgado por unos 226 casos, todos ellos delitos de lesa humanidad.

El periodista Miguel Bonasso, quien investigó a fondo la historia de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) para escribir su novela Recuerdo de la muerte, dijo que sus nuevas pesquisas lo llevan inevitablemente hacia insólitas estructuras de empresas que crecieron desde ese pasado temible.

"Sólo por mencionar algunas, la empresa Brides, de seguridad privada, significa nada menos que Brigadas de la Esma, y tenía una estructura de unos 700 hombres. Como se sabe, su labor era apretar a empresarios que compitieran, por ejemplo en la carrera hacia el correo privado, que fue un caso muy público, lo que fue denunciado varias veces. En ellas participaba el capitán de fragata retirado Adolfo Donda Tiger, conjuntamente con su par Jorge Tigre Acosta y el propio Cavallo.

"Así vemos cómo se aplican ahora a lo empresarial las estructuras de inteligencia de los años más cruentos de la represión y no puede sorprender que Ricardo o Miguel Cavallo ųcon su nombre de fantasía, como yo digo, de la Santísima Trinidad: tres nombres y un solo represor verdaderoų aparezca tanto en México como en Argentina y en otros países en negocios turbios y peligrosos. Hay que tener en cuenta que se les da a estos personajes conocimientos de filiación, datos privados de ciudadanos, como sucede con el Renave. ƑAdónde van esos datos, cómo se pueden utilizar?".

En Argentina varias empresas de este tipo, que lograron auge durante el pasado gobierno, utilizaron datos de seguridad para sacar del medio a competidores. Bonaso avaló las denuncias de La Jornada sobre el reciclamiento de los ex represores como empresarios de estos tiempos. "Esto es muy claro y es el esquema utilizado por la CIA y la FBI, donde los agentes que se retiran por una u otra razón se convierten en empresarios".

Bonasso recordó la presencia aquí de cuatro empresas de seguridad de Estados Unidos, donde se mencionan nombres ligados con crímenes en Centroamérica y con la internacional Operación Cóndor. "Esas compañías, dedicadas al espionaje industrial y de otro tipo, tienen hombres como el de Frank Holden, jefe de seguridad de Exxel, con un largo historial en este mismo sentido", indicó.

Exxel es la compañía que se quedó con los negocios del fallecido empresario Alfredo Yabrán, a quien Bonasso había calificado como el "cajero de la corrupción" del gobierno de Carlos Menem. La otra línea de investigación está dirigida al llamado "botín de guerra" al que recientemente se refirió este periódico y que suma más de 70 millones de dólares robados a los detenidos desaparecidos, a quienes se hacía firmar la venta de sus bienes bajo terribles torturas antes de eliminarlos.

"La persistencia de nombres como el de Jorge Radice (socio de Cavallo), quien actuaba bajo el nombre de Rugger en la Esma, donde tenía a su cargo la comercialización de esos bienes robados y que incluso tenía inmobiliarias manejadas por familiares suyos. Radice fue la mano derecha del contralmirante retirado Emilio Massera, el jefe de la Marina y miembro de la junta militar después del golpe de marzo de 1976, ahora detenido y procesado por el robo de niños nacidos en cautiverio, cuando en su oficina se manejaban las coimas y sobornos de la carrera armamentistas. Estamos viendo la continuidad de esas empresas basadas, como sucedió con los nazis, en el robo a las víctimas, el tráfico de armas y otros", añadió Bonasso.

En tanto, otros nombres se agregan a la lista que encabeza Cavallo en México y otros países, como el de un supuesto general Roberto Striegitz, aunque como tal no figura en las listas locales de represores, pero sí se encuentra un capitán Roberto Sterlich o el capitán médico Jorge Guillermo Streicht, acusado de 26 homicidios y 65 secuestros.