MIERCOLES 30 DE AGOSTO DE 2000

Ť Argüelles presentó Teatro, mujer y país, antología de obras de 10 mexicanas


Dramaturgia, trinchera femenina contra la falocracia

Carlos Paul Ť La importancia "revolucionaria" de la antología que reúne a diez dramaturgas mexicanas en Teatro, mujer y país, radica en "un no a las actitudes melodramáticas y en el haber optado por el cuestionamiento, la subversión y la crítica de una manera muy clara contra el falocratismo y al sistema patriarcal", destacó el dramaturgo Hugo Argüelles, en la presentación de dicho volumen, la noche del lunes en la Escuela de Escritores de la Sogem, en Coyoacán.

La dramaturga, "en los años cincuenta, generalmente era una especie de prófuga de las películas mexicanas, que arrastraba con bastante pena su naturaleza femenina (...) y practicaba el melodrama mediante el sentimentalismo ramplón", lo cual se reflejaba en las cintas de entonces.

"Eran heroínas denigradas, violadas, pateadas o con los ovarios de arete, pero felices, que lloraban por todos los rincones durante 12 rollos, en nombre del amor como sacrificio."

El maestro Argüelles estuvo acompañado por el antologador y dramaturgo Felipe Galván, la periodista Reyna Barrera López y la dramaturga Gilda Salinas, quien leyó un texto de Sabina Berman.

Sin embargo, agregó Argüelles, había otras que empezaban a ofrecer otro punto de vista sobre la relación hombre-mujer y "se resistían al amor como sacrificio".

Ellas, "ya en ese entonces, se preguntaban: Ƒpor qué el amor no puede ser un acto de la inteligencia? ƑPor qué tiene que haber una que se someta y encima agradezca y siga llorando hasta la abnegación total, para que sea gratificada con los espermas convertidos en bodoques? Esa era la premisa que se manejaba: los hijos como la justificación de toda la abyección materna."

En ese contexto, lo primero que llama la atención en la antología es "que no hay actitudes melodramáticas. Eso es un avance notable, tanto como cuando el hombre puso una pata en la luna. Es trascendental que en ninguna de estas diez dramaturgas se haya dado la proclivilidad al melodrama, que aún se da en Latinoamérica, salvo una o dos excepciones. Es notable que hayan optado por el cuestionamiento, la subversión y la crítica de una manera muy clara.

"Además de la temática de la mujer como misterio", lo segundo que sobresale como una constante en todas las dramaturgas antologadas "es el progresivo devalúo del macho, siendo ahora ninguneado y rechazado, en una franca revisión demoledora del falocratismo y del sistema patriarcal, lo cual es, más que valiente, una actitud crítica y honesta.

"La mujer está diciendo: 'sí, entérate, no me satisfaces. Hombre, entérate, no me funcionas. Y en el mejor de los casos sírveme como objeto sexual y sé sólo un proveedor'. Todo esto queda claro a lo largo de varias obras. Cada una por su lado da más de una prueba de la decadencia del macho, y no digo hombre, porque todavía existen rescoldos, esperanzas, de algo que se llama hombre."

Editado por Tablado IberoAmericano, el volumen de 300 paginas integra una obra "representativa" de Luisa Josefina Hernández, Sabina Berman, Martha Cerda, Mary Paz Gómez Pruneda, Gabriela Ynclán, Gilda Salinas, Susana Robles, Elba Cortés, María Antonia Valles y Verónica Langer.

Esas diez obras, apuntó Reyna Barrera, "muestran profundidad de pensamiento, filosofía posmoderna, ironía, burla, sagacidad chispeante, con magistral talento".

Sus textos "exponen cómo reírse desde el lado moridor, ese lado femenino". Y en otros casos, "la frase o la palabra contundente es un alfiler que se clava en la vida del personaje masculino y lo presentan disecado en toda su belleza, como en la obra Cazar mariposas, de María Antonieta Valle".

La dramaturgia mexicana "ha pretendido crear soluciones igual que la aritmética, mientras que las dramaturgas plantean problemas igual que la matemática simbólica, que es mucho más compleja. La dramaturgia femenina actual quiere reivindicar a la mujer como un ser total y absoluto en el universo social y humano. La sexualidad, a fin de cuentas, no es el resultado de una determinación de 'ser' humano".

Sabina Berman, quien envió un texto para la presentación, luego de referir la fecha en que empezó a escribir en serio --"al día siguiente en que dejé de ser virgen"-- y sobre sus inicios y experiencias en ese oficio y su interés profesional por el conflicto --"por eso hago teatro"-- concluyó: "Ahora reclamo ser llamada dramaturga. Reclamo la A en el nombre de mi oficio. Ahondo en mi diferencia, me clavo en la superficie de la A que me cifra y descifra, no totalmente, pero sí en buena medida.

"Recojo buceando historias de mujeres pasadas, busco los estratos biológicos de una belleza femenina que, al surgir al aire, al mundo, a lo expresado, pueda ser femenina y universal sin disyuntiva. Celebro esta antología, esperando que logre dos cosas: ahondar nuestra diferencia y poner de manifiesto nuestra pertinencia más allá del género."