LUNES 28 DE AGOSTO DE 2000

* Elba Esther Gordillo, el poder real tras el trono


Concluye la "opaca" gestión de Vázquez Vigil en el SNTE

* Se va asediado por disidentes y entre pugnas de institucionales

Claudia Herrera Beltrán /I * En los más de 30 meses de dirección de Tomás Vázquez Vigil, la sede del sindicato magisterial ųconvertida en fortalezaų permaneció cerrada por lo menos seis meses, tiempo durante el cual las actividades de sus dirigentes tuvieron lugar en hoteles y oficinas paralelas. El líder saliente del gremio lo reconoce como un problema, pero ataja: "el trabajo no es parte del edificio; la gestión continuó".

Sin embargo, los cierres temporales de un inmueble que no obstante sus impenetrables muros y portones de hierro llegó a estar "tomado" durante 13 horas por profesores capitalinos, no son más que el reflejo de la "débil y opaca" gestión del secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), como la definen quienes se resintieron con el elbismo, profesores críticos pertenecientes a la cúpula sindical y disidentes.

En una horas el maestro jalisciense dejará su puesto bajo la pesada sombra de la ex lideresa magisterial y dirigente del sector popular del PRI, Elba Esther Gordillo. Asediado por disidentes y cercado por las pugnas de los llamados "institucionales", que se arreciaron a partir de la derrota electoral del priísmo y de los contactos de Gordillo con Vicente Fox. Ella fue de las primeras personalidades del tricolor en entrevistarse con el presidente electo.

Considerado como "herencia" de Gordillo y parte de la cuota que el PRI otorga al sindicato magisterial, Vázquez Vigil deberá abandonar su posición en el sindicato con seis meses de anticipación, debido el escaño que ocupará en el Senado de la República, ya que los estatutos gremiales consideran incompatible su cargo en el SNTE con un puesto de elección popular.

De esta manera llega a su fin una administración "reprobada" por líderes de diversas corrientes y que el mismo dirigente sindical describió como limitada: "no pudimos avanzar en la transformación del sindicato", reconoce en entrevista.

Al tiempo que las diferencias entre los institucionales tronaron, como sucedió hace un mes, cuando dos secretarios del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), José Escobedo Coronado y Alfonso Suárez Lara, identificados como davilistas por su cercanía con el ex dirigente Humberto Dávila Esquivel, hicieron pública una carta en la que se quejaron del "cacicazgo" de Gordillo y la "sumisión" de Vázquez Vigil.

En la defensa de los derechos de los trabajadores el saldo también fue negativo, advierte Emilio Mejía, secretario de Estadística y Planeación del sindicato magisterial y líder de Fracciones Democráticas: "en materia salarial nos quedamos lejos de la demanda de los seis salarios mínimos y apenas pellizcamos los cuatro. Nuevamente la promesa de que los trabajadores de la educación recuperen su poder adquisitivo quedará para mejores épocas".

Vázquez Vigil fue "ungido" como líder del sindicato más grande de América Latina la madrugada del 14 de marzo de 1998, después de un accidentado congreso en Mérida, Yucatán, el cual debió extenderse de tres a casi cinco días a causa de las diferencias entre el secretario general saliente, Dávila Esquivel, poderosos caciques estatales y la senadora Gordillo.

Luego de una trifulca con simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ųque debilitó el papel de Dávila Esquivelų, Gordillo se presentó en el foro. "No vengo a retomar el poder, vengo como árbitro", aclaró entonces, y horas después Vázquez Vigil, quien era visto como un caballo negro, aunque sin fuerza, llegaba a la secretaría general.

Así comenzó la administración del "maestro Tomás", como se le conoce al ex delegado de Coyoacán, quien en opinión de Elio Bejarano, fundador de la CNTE y uno de los líderes de la sección 9, "pagó caro el precio de estar tan sujeto a la maestra Elba, porque no desarrolló su propia personalidad".

Cinco meses después de convertirse en líder de un millón 400 mil trabajadores, Vázquez Vigil se topó con uno de los tres conflictos que minaron más su administración: las movilizaciones de los maestros de la sección 9 en demanda del reconocimiento de su comité ejecutivo y los plantones de la CNTE, que en mayo y junio de los dos últimos años coparon las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México en demanda de aumento salarial y la democratización del gremio.

Desde entonces los rumores en el sentido de que el profesor de 56 años iba a ser relevado se repitieron una y otra vez, hasta que las votaciones del 2 de julio confirmaron su llegada al Senado por la vía plurinominal y tres semanas después él mismo informara que su lugar iba a ser ocupado por un sustituto ųel suplente natural es el ex dirigente de la sección 36 del estado de México, Rafael Ochoaų, quien será electo en un consejo nacional durante las próximas horas.

Sus problemas comenzaron cuatro meses después de la elección. Su promesa de alcanzar la unidad "tendiendo puentes con todas las corrientes" fue puesta a prueba en julio de 1998 con la elección de la directiva de la sección 9 del Distrito Federal, momento que fue aprovechado por institucionales que impulsaron a un grupo "disidente de los disidentes", con el fin de disminuir la fuerza de aquel bastión de la CNTE.

Las protestas de militantes de la CNTE pusieron nueve meses contra la pared a Vázquez Vigil. Primero con la toma de la sede sindical. Después con decenas de marchas que derivaron en la irrupción de profesores inconformes al Senado de la República y que tuvo su clímax con el encarcelamiento de cinco activistas acusados de "motín" por haber ingresado violentamente al recinto legislativo.

Tras nueve meses de protestas, el conflicto se resolvió en abril de 1999 con la intervención directa de Gordillo, quien en Monterrey se entrevistó con los profesores inconformes y finalmente fueron reconocidos legalmente en un congreso nacional extraodinario.

Pero la calma no regresó. Un mes después, en mayo, profesores de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Tlaxcala permanecieron en plantón en la ciudad de México durante 39 días. La historia se repitió hace unos meses, sólo que durante 25 días de movilizaciones y con una mayor presencia magisterial en las calles del centro del Distrito Federal.

La rebelión interna

Así como el edificio sindical se mantuvo clausurado en varias ocasiones para evitar una eventual irrupción de militantes de la CNTE, las ausencias de Vázquez Vigil también fueron prolongadas y la "vida colegiada nula", afirma Emma Rubio, secretaria de Asuntos Profesionales y líder del Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo. "Durante todo ese tiempo las reuniones de la cúpula institucional sustituyeron la vida sindical y los que no pertenecemos a ese grupo fuimos marginados".

Sin embargo no sólo los críticos fueron excluidos. Después de la derrota del PRI en las elecciones presidenciales y del inminente relevo de la directiva del SNTE, las divisiones en el grupo institucional se hicieron más visibles.

Producto de la pugna entre elbistas y Carlos Jonguitud, líder de Vanguardia Revolucionaria y quien fuera destronado en 1989 por Carlos Salinas de Gortari mediante Gordillo, los seguidores del defenestrado dirigente comenzaron a empujar para que todo el comité ejecutivo nacional fuera renovado, y no sólo la cartera de Vázquez Vigil y las de otros tres secretarios que fueron electos como diputados federales.

Hay quienes aseguran que vanguardistas y davilistas ųlos segundos también marginados después del rompimiento de su jefe, el ex senador Humberto Dávila con Gordilloų tuvieron reuniones en el sur de la ciudad de México para orquestar una estrategia a fin de recuperar la hegemonía en el nuevo CEN. Pero tres semanas después el líder saliente los llamó a la calma y señaló que lo más conveniente era esperar una reforma de los estatutos para que, en el futuro, se pudiera elegir al secretario general mediante voto directo y universal.

Estas declaraciones provocaron la molestia de un grupo encabezado por Escobedo Coronado, quien hace dos años y medio estuviera en la recta final para ocupar la secretaría general y quien no tardara en acusar a Vázquez Vigil de haber sido beneficiado con un escaño en el Senado gracias a la "sumisión" a Elba Esther Gordillo.

Con todo y las protestas de los propios institucionales y de los sectores críticos, las discusiones para definir al sucesor se mantuvieron cerradas en reuniones "disfrazadas", como califica Emilio Mejía a los recientes "seminarios de actualización", y quien advierte que a pesar del discurso renovador las viejas prácticas siguen siendo las mismas: "se espera hasta el último momento para saber quién es el ungido, a quién eligió la maestra Gordillo".