LUNES 28 DE AGOSTO DE 2000
* Pichardo Pagaza le facilitó acciones, dicen policías
Día y noche La Loba gozó de protección con cargo al erario
* La invasión de tierras la llevó a amasar poder en Chimalhuacán
Jesús Aranda * Las prebendas de los gobiernos de Chimalhuacán y del estado de México para con María Eulalia Guadalupe Buendía Torres, La Loba, datan de hace varios lustros.
En 1986, policías estatales y municipales adscritos al municipio de Chimalhuacán eran obligados a prestarle seguridad a la "líder social" en turnos continuos de 24 por 24 horas, vestidos de civil y en sus autos particulares; además, por órdenes superiores, cuando "la jefa" invadía tierras, la policía local era la encargada de resguardar las propiedades hasta que se vendían los lotes y no había peligro de que le "invadieran" los terrenos a La Loba.
Pero también la seguridad pública del ayuntamiento era la encargada de cuidar la oficina de la Organización de Pueblos y Colonias (OPC), en las que sábado a sábado los lugartenientes de "la jefa" cobraban los abonos correspondientes por la venta de los terrenos.
De acuerdo con elementos municipales y estatales que estuvieron prácticamente al servicio de Buendía Torres durante varios meses, fue la invasión de tierras en Chimalhuacán lo que llevó a convertir a esta mujer en la persona que ponía y quitaba autoridades locales con la venia de los gobiernos local y estatal priístas. Incluso, cuando fue directora de Agua Potable y Alcantarillado en el municipio, obligaba a la gente a ir a sus reuniones o mítines con la amenaza de que si no iban, les quitaba el agua potable o no introducía el líquido a las comunidades.
Sorprendidos, los policías entrevistados señalan que resulta poco creíble que las autoridades estatales mexiquenses no previeran el enfrentamiento reciente en Chimalhuacán del 18 de agosto pasado, pues por lo menos desde 1986, cuando gobernaba Ignacio Pichardo Pagaza, Seguridad Pública Estatal conocía los movimientos de Buendía, pero también los del actual alcalde Jesús Tolentino Román Bojórquez, quien entonces era líder de Antorcha Campesina y que se distinguió por su beligerancia contra las autoridades del PRI.
"En 1986, éramos policías estatales adscritos al sector de Chimalhuacán, pasábamos lista a las 7:30 horas y allí nos nombraban los servicios. 'Ustedes dos se van con La Loba, decía el jefe de turno'; nos daba 20, 30, o 40 litros de gasolina en vales. Agarrábamos nuestros carros particulares y nos íbamos a su casa (de La Loba) ubicada en la parte baja de Chimalhuacán, a un costado de la iglesia de San Lorenzo", dijeron los jenízaros.
"Hacíamos el relevo y lo primero que preguntábamos era ver si estaba la jefa. Entonces salía su hija y nos decía si iba a palacio municipal u otro lado. Ella (La Loba) salía en su camioneta negra y la seguíamos. Ibamos a palacio municipal, al mercado o a los terrenos que tenía en la parte baja, por Santa Elena.
"Hoy es de sobra conocido que La Loba fue sobreprotegida por el gobierno y siempre supieron de todo lo que ella hacía. Nosotros sólo cumplimos órdenes durante tres, cuatro meses que pasamos hambre, se nos amolaron nuestros carros particulares, nosotros dábamos mantenimiento a nuestros carros, la policía nos daba los puros vales, y era un servicio que teníamos que cumplir. Nunca hicimos un trabajo similar con otra gente, cuando le dimos ese servicio fue cuando estuvo Ignacio Pichardo Pagaza. Yo creo que él sabía, porque todo lo informábamos a Toluca, a cualquier parte que fuera esta persona.
"Esa fue una orden especial a través de nuestro jefe de sector, de darle la seguridad a esta persona, de civil, sin armas, únicamente nos daban un radio portátil para informar todos los movimientos de la señora y hacia dónde iba.
"Cuando veía que era tarde y nuestros jefes no nos daban para gastos de comida, ella nos daba que los 50 pesos, que los 60 pesos para las quesadillas.
"Un día me tocó estar presente en una reunión en que estaba el ministerio público del fuero común de Chimalhuacán, Jorge Rubio; el licenciado José Valladolid, del Ministerio Público Federal; un comandante de la Polícía Judicial Federal que ya murió; el comandante del sector, y otros. Allí se trataron varios asuntos que yo no sabía de qué eran pero estuvieron como tres horas en casa de La Loba, pero las visitas eran frecuentes a esa casa por parte de funcionarios.
"Una vez estuvimos en custodia en la parte baja de Santa Elena, la gente de La Loba desalojó por la fuerza a un grupo de invasores. Hubo lesionados, y por instrucciones del mando nos quedamos a custodiar esos terrenos que quedaron a disposición de la jefa, que se hacía acompañar por una señora... Margarita Frieser, alias La Hiena. Ella y su gente nos daban de comer para que mantuviéramos la custodia.
"Por lo que respecta al presidente municipal actual, Jesús Tolentino Román Bojórquez, en ese tiempo, en 1986, el representaba a un grupo de Antorcha Campesina que cómo dio lata, porque como Seguridad Pública oíamos 'Antocha Campesina tiene el Palacio Municipal de Chalco; Antorcha Campesina tiene el Palacio de Ixtapaluca; Antorcha Campesina cerró la carretera México-Texcoco', todos esos movimientos los encabezaba Tolentino.
"ƑYo me pregunto, cómo es posible que el gobierno tolere ésta situación y más, a una persona que atacó mucho al gobierno priísta ahora sea el presidente municipal?", se cuestiona uno de los policías.
"La Loba dividía los terrenos ųcontinúan los policíasų dependiendo de las hectáreas, una parte para el gobierno y esto para los otros; y por lo regular La Hiena era la encargada de cuidar los terrenos. Al otro día amanecían anuncios que decían que eran parte del gobierno los lotes ya fraccionados.
"En los desalojos que había en la parte baja (de Chimalhuacán), siempre mandaba primero a los chavos banda que madreaban a la gente y luego llegaba ella a sacar a los 'invasores' de esos terrenos. Era gente que se dedicaba a eso. Ella fraccionó un chingo de terrenos.
"Nosotros nada más permanecíamos a la expectativa, veíamos cómo se daban en la madre y hasta que La Loba desalojaba a todos entrábamos y asegurábamos los terrenos.
"Ella tenía libre acceso de todo, si llevaba armas o no, no nos interesaba. Decíamos 'es La Loba o gente de ella', por eso la dejábamos, Ƒpara que nos metíamos en problemas?".