LUNES 28 DE AGOSTO DE 2000
* Asegura que los rebeldes no representan ninguna amenaza para Bogotá
Descarta Clinton una intervención militar por la guerrilla en Colombia
* Paramilitares asesinan a 22 personas en incursiones a Ciénaga y el puerto de Buenaventura
Ap, Afp, Dpa y Reuters, Santafé de Bogotá, 27 de agosto * El presidente estadunidense, Bill Clinton, insistió en que la guerrilla de colombiana no representa ninguna amenaza para Bogotá, por lo que no habrá una intervención militar en esta nación. Clinton ųquien el próximo miércoles llegará a Cartagena de Indias para expresarle a su colega Andrés Pastrana su respaldo al Plan Colombia de lucha contra las drogasų señaló que un acuerdo negociado es la mejor manera de ponerle fin al conflicto interno en el país.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) reiteraron que el Plan Colombia es un "plan de guerra" y de "exterminio de la población colombiana".
En este contexto, grupos paramilitares de extrema derecha asesinaron hoy a 22 personas en incursiones a la población de Ciénaga, en las costas del mar Caribe, y al caserío de Triana, en el puerto de Buenaventura.
Las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) rechazan la visita de Clinton y la ayuda por mil 300 millones de dólares que Washington dará para financiar el plan antinarcóticos que, de acuerdo con los insurgentes, es la "punta de lanza" de una intervención militar directa que puede conducir a la vietnamización y que amenaza el proceso de paz.
Ante esto, el mandatario estadunidense aseguró a la revista local Cambio que su enfoque es en contra del narcotráfico y en favor de la paz, al afirmar que un acuerdo negociado es la mejor manera de ponerle fin al conflicto interno en Colombia.
Las drogas exacerban el conflicto
Para Clinton, el flujo de drogas hacia Estados Unidos es una preocupación inmediata de su gobierno, pero en el caso de Colombia el narcotráfico contribuye a exacerbar todos los demás problemas de este país.
Nadie puede discutir, dijo, que el dinero del narcotráfico ayuda a escalar el conflicto civil, alimenta la corrupción y agrava el crimen, todo lo cual socava la estabilidad, la seguridad, corroe la gobernabilidad, además de que ahuyenta la inversión que podría generar empleos, fortalecer la economía y aliviar problemas sociales.
Una de las razones de su visita al país latinoamericano tiene que ver con el deseo de dejar en claro que el propósito de Estados Unidos es apoyar el plan Colombia, y que el aporte para el mismo está dirigido sólo a las actividades antinarcóticos y no a apoyar la lucha contrainsurgente.
De la misma manera, el gobierno colombiano apoyó la posición de Clinton al recordar que el mandatario estadunidense ha expresado su apoyo al proceso iniciado por Pastrana para poner fin al conflicto armado y fortalecer la democracia.
"La comparación con otro Vietnam es imposible. Ni Colombia ni Estados Unidos han considerado jamás esa posibilidad aun en las condiciones más extremas, pues ni la opinión pública internacional ni nuestro pueblo lo permitiría", declaró el canciller Guillermo Fernández.
En todo caso caso, para las FARC el Plan Colombia es un "plan de guerra" y de "exterminio de la población colombiana", según declaró el comandante Raúl Reyes al periódico Página 12 de Argentina, donde el canciller de ese país, Adalberto Rodríguez Giavarini, advirtió que el conflicto colombiano complica toda la región.
El jefe de la diplomacia argentina subrayó, en entrevista al diario Clarín, que no habrá ninguna clase de ayuda militar y que Buenos Aires se limitará a utilizar estrictamente aquellos instrumentos de política exterior que tiene autorizados en los aspectos técnico y humanitario.
A su vez, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, expresó al diario bogotano El Tiempo que la visita de Clinton a este país debe servir no solamente al Plan Colombia, sino también a los aspectos económicos y de paz.
En otro tema, el gobierno colombiano ordenó al embajador de Egipto que se traslade a Jordania para indagar sobre las informaciones de la venta de 10 mil fusiles al ejército peruano que terminaron en poder de la insurgencia colombiana. En sus primeras declaraciones en torno al caso, Pastrana dijo que ya se está efectuando una investigación.
En Amman, el primer ministro jordano, Al Abu Ragheb, afirmó que las armas vendidas en 1998 por su país a Perú fueron entregadas a dos generales peruanos, pero en Lima, los dos suboficiales detenidos por participar en el tráfico de armas creían que trabajaban en esa operación para el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) de su país, según declaraciones publicadas por el periódico La República.
Luis Alberto Meza y Santos Cenepo coincidieron en que su contacto, para la operación, el mayor José Luis Aybar, les dijo que se trataba de un encargo del SIN y específicamente del jefe virtual de ese organismo, el asesor pre- sidencial Vladimiro Montesinos.