LUNES 28 DE AGOSTO DE 2000
* Faltan alimentos, medicinas, viviendas: Lage
Pese al crecimiento, los cubanos no ven mejorar su nivel de vida
* Cumple la isla una década con el llamado periodo especial
Notimex, La Habana, 27 de agosto * Cuba cumplirá el próximo martes una década con el llamado''periodo especial'', mientras la población se pregunta cuándo y cómo se reflejarán en su nivel de vida los beneficios de la recuperación económica anunciada por el gobierno.
De acuerdo con el vicepresidente Carlos Lage, la economía cubana creció 7.7 por ciento en el primer semestre de este año, lo que augura un posible aumento del PIB superior al 4.5 por ciento pronosticado.
Lage, el principal estratega de la política de cautas reformas económicas que lleva a cabo el presidente Fidel Castro, ofreció un panorama optimista sobre el comportamiento de la frágil economía isleña, en una entrevista difundida por la televisión estatal.
Aunque señaló que el crecimiento ha mejorado el nivel de vida de la población, reconoció que todavía la alimentación es insuficiente, faltan medicinas, hay déficit de transporte y viviendas, y los precios de bienes agrícolas e industriales son demasiado altos.
El periodo especial, eufemismo para designar la crisis económica que siguió al colapso de la Unión Soviética y del bloque socialista de Europa del Este, tuvo su nacimiento formal el 29 de agosto de 1990.
Ese día, el diario oficial Granma advirtió que los hechos ocurridos con sus antiguos aliados ''comienzan a transformar la vida de nuestro país de una situación normal a un periodo especial en tiempos de paz. Hay que estar preparados para ello''.
El corte de las relaciones con un bloque con el que Cuba realizaba el 85 por ciento de su comercio significó la pérdida de mercados con precios preferenciales para sus productos, y de fuentes de suministros de créditos, materias primas y maquinarias.
La capacidad importadora del país bajó de 8 mil 139 millones de dólares en 1989, a mil 719 millones en 1993, en tanto las zafras declinaron hasta una cosecha de 3.3 millones de toneladas en 1995, aunque ahora vuelven a repuntar.
El PIB sufrió una caída en picada de 35 por ciento desde 1989 a 1993, y la población resintió la falta de alimentos, medicinas, combustibles, electricidad, transporte y otros bienes de consumo básicos, que era posible adquirir sólo en el mercado negro.
El gobierno anunció en 1993 un plan de ajuste que consideró diferente a los programas de shock del FMI con sus elevados costos sociales, y arreció sus denuncias contra el bloqueo de Estados Unidos.
Al principio, intentó aminorar el impacto de la crisis con medidas para mantener el empleo en fábricas cerradas, pero pronto comprendió que el precio era muy alto: una demanda solvente muy superior a la raquítica oferta de bienes y servicios.
El austero esquema se acompañó con cautelosas reformas como la despenalización de la tenencia de dólares, la ampliación del trabajo por cuenta propia, y la conversión en cooperativas de las hasta entonces gigantescas e ineficientes granjas estatales.
El aparato estatal comenzó a desburocratizarse, se redujo el monopolio estatal del comercio exterior, bajaron los subsidios a las empresas, se aprobó un sistema de impuestos y se elevaron precios y tarifas para disminuir el exceso de liquidez monetaria.
El gobierno de Castro impulsó el turismo, el cual el año pasado aportó un ingreso neto de mil 816 millones de dólares, y cortejó a inversionistas extranjeros que ya han colocado alrededor de 4 mil 300 millones de dólares en unas 390 asociaciones.
Las exportaciones de níquel, azúcar y tabaco, son las otras cartas de La Habana para una reactivación macroeconómica, mientras se controla el déficit presupuestario, se moderniza la gestión empresarial y se revalúa la moneda nacional.
Pero las ovejas negras de este proceso son el déficit de la cuenta corriente, de la cual se carece de cifras oficiale; la falta de capitales, y las bajas producciones de la agricultura, que se resisten a un firme despegue pese a los esfuerzos oficiales.
Al promediar el año 2000, Cuba mantiene una deuda externa de más de 11 mil millones de dólares y en 1999 reportó un nuevo desbalance de su comercio que ascendió en total a 5 mil 115.9 millones de dólares en compras y ventas al exterior.
Para algunos economistas oficiales, la recuperación sistemática de la situación cubana es evidente, y citan para confirmarlo el hecho de la evolución positiva del PIB desde 1994, cuando apenas creció 0.7 por ciento, hasta 1999, cuando subió 6.2 por ciento.
Opinan que si a ello se suma el 7.7 por ciento de aumento del primer semestre del 2000, ''tendremos que la economía ha aumentado en 28 por ciento, lo cual indica que, de mantenerse la tendencia, quizá en dos años más nos iremos por arriba de lo que descendimos''.
Sin embargo, Lage y otros planificadores gubernamentales son más cautelosos y, sin descartar el éxito de la recuperación, advierten que no debe esperarse una solución milagrosa a corto plazo ni fijar fechas para dar por concluido el periodo especial.
Expertos señalan que la integración de Cuba al mercado mundial, sin los privilegios de su relación con el desaparecido bloque socialista, y en medio del embargo económico de Estados Unidos, será una tarea ardua pues ni siquiera ha recuperado los niveles de hace una década.