LUNES 28 DE AGOSTO DE 2000
* De la Madrid y Salinas vivieron las interpelaciones
Zedillo, ante los presagios de protestas en su último Informe
* El viernes próximo cumplirá el Presidente su cita con el Legislativo
Rosa Elvira Vargas * Hace doce y hace seis años... en su último Informe de gobierno, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari fueron espetados, interpelados e interrumpidos en la lectura del documento con el que entregaban su balance final de gestión. En ambas ocasiones, los reclamos, los gritos y las mantas con leyendas de protesta provinieron sobre todo de legisladores surgidos de las filas de la izquierda. ƑQué sucederá ahora cuando Ernesto Zedillo acuda por última vez a San Lázaro? Si surgen, Ƒqué bancada protagonizará las mayores protestas?
El todavía Presidente ya sabe de interpelaciones y reclamos. Los ha vivido todos los años que ha ido al Palacio Legislativo, aunque en 1999 muchos exabruptos corrieron por cuenta de los diputados y senadores de su partido, el PRI, quienes se lanzaron contra Carlos Medina Plascencia, cuyo texto de respuesta al Informe despertó su encono y los llevó a acusar al panista de "šHijo de Salinas''! Y hasta de "aborto salinista'', esto último en palabras de Arturo Núñez.
En 1996, cuando se presentó por segunda vez ante el Congreso de la Unión, Zedillo enfrentó una de las más virulentas protestas a cargo de los opositores, la que se distinguió sobre todo porque un diputado del PRD, Marco Rascón, utilizó una máscara de cerdo para caracterizar su rebeldía.
En la última comparecencia de Miguel de la Madrid las interrupciones, los intentos de interpelación y los gritos de šfraude, fraude!, se debieron sobre todo al resultado y manejo de las elecciones presidenciales de dos meses atrás. Los legisladores del Frente Democrático Nacional (FDN), que había postulado a Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia, aseguraban que éste había sido despojado del triunfo obtenido en las urnas. Y ante la imposibilidad de hacerse oír por el presidente, abandonaron el recinto.
Pero a Salinas de Gortari no le fue mejor en 1994: los diputados y senadores de la izquierda le gritaron "ilegítimo'', "falso'', "corrupto'', y a lo largo de toda la ceremonia, exactamente debajo del podio, el diputado Félix Salgado Macedonio tuvo desplegada una manta donde se leía šmientes Salinas! De ese modo buscaban cobrarle lo que los propios perredistas calificaban como "seis años de agravios''.
Hábil, el ex presidente mandó más tarde, ese mismo día, su respuesta: "ƑA los perredistas...? Ni los veo ni los oigo''.
La lejanía del oropel
A lo largo de este sexenio, el titular del Ejecutivo eliminó prácticamente toda señal de la cortesanía que rodeaba la fecha del Informe. Poco afecto, por confesión propia y actitudes manifiestas, a los ceremoniales y oropeles políticos, el Presidente prescindió de la salutación que se acostumbraba organizar en Palacio Nacional al concluir la lectura del documento, y a la que durante muchos años precedía también un recorrido en vehículo descubierto desde el edificio camaral hasta el Zócalo. Y no retomó esa práctica.
Pero Miguel de la Madrid nunca osó alterar esas costumbres. El primero de septiembre de 1988, tras leer su último Informe, llegó a Palacio Nacional a bordo de una combi descubierta y nada cambió, pese a que el ánimo presidencial debía estar bastante alterado, pues momentos antes había sido interpelado en doce ocasiones por los senadores y diputados del FDN y, en menor medida, por los panistas.
Fue ese un hecho considerado hito histórico por la "afrenta'' o la "osadía'' ųsegún la óptica de cada actorų de legisladores agraviados por el "fraude electoral''.
Ese día, al paso del mandatario se lanzó papel picado y los burócratas, vendedores ambulantes, ferrocarrileros y otras bases priístas pasaron lista ante sus líderes; repitieron porras y hasta bailaron con las infaltables bandas musicales que amenizaron el recorrido presidencial en la ruta San Lázaro-Palacio Nacional. A De la Madrid lo escoltaban, además de los elementos del Estado Mayor Presidencial, dos gobernadores, Xicoténcatl Leyva Mortera, de Baja California, y el general Absalón Castellanos, de Chiapas, quienes hicieron el trayecto corriendo tras la combi para, de esa manera, patentizar su interés por subsanar el "agravio'' que según ellos había sufrido el jefe de las instituciones.
ƑQué había ocurrido en San Lázaro? Las crónicas de la época informan que fueron doce las interpelaciones al presidente, y que cuando el debutante senador Porfirio Muñoz Ledo, del FDN, intentó avanzar hacia la tribuna, miembros de la escolta presidencial le cerraron el paso al pie de la escalinata, y aquél se detuvo blandiendo una hoja en la que llevaba anotados cinco puntos, al tiempo que insistía: "šCon todo respeto!... šcon todo respeto!''.
Del sillerío ocupado por los miembros del gabinete, Juan Arévalo Gardoqui, titular de la Defensa, recientemente fallecido, y Manuel Bartlett, de Gobernación, y quien a partir del proceso electoral de ese año vive con el estigma de la caída del sistema, se sumaron a los aplausos y los gritos de šMéxico-México-México! que iniciaron los legisladores del PRI, los invitados especiales y hasta los integrantes de la directiva del Congreso.
Frente a la reacción oficialista, los frentistas se revolvían en sus curules, se levantaban, amagaban con lanzarse hacia la tribuna, retrocedían, gesticulaban... y a cada resurgimiento de las protestas, el presidente de la Cámara de Diputados para septiembre, el priísta Miguel Montes ųel mismo que unos años después sería uno de los varios fiscales que ha tenido la investigación del crimen de Luis Donaldo Colosio Murrietaų acudía a diversas disposiciones del reglamento interno para reiterar que no se podía dar la palabra a un legislador mientras hablaba el presidente de la República.
Por su actuación en esa ceremonia, Muñoz Ledo, entonces con un reciente pasado como miembro del PRI ųdel que fue incluso presidente nacionalų se llevó los mayores reproches y censuras de sus ex compañeros de partido: "šEs un hijo de puta''!, dijo de él Fidel Velázquez. A su vez, Miguel Angel Barberena, gobernador de Aguascalientes, alcanzó a tomar a Porfirio por la nuca, y Xicoténcatl Leyva Mortera le descargó un puñetazo, que no atinó en su blanco pero sí en el cuello de un reportero.
Ese día en el que apenas se vislumbró el fin del hasta entonces inmarcesible sistema político de partido de Estado y del omnipotente PRI ųcon otros indicios claros ubicados en la reciente elecciónų, otros decidieron también las normas: Jesús Luján, del Partido Popular Socialista, inició la rebeldía cuando De la Madrid, a las 11:05, iniciaba con el acostumbrado "Honorable Con...''. El legislador del solferino pidió la palabra desde su curul y suscitó la primera de las doce intervenciones de Montes para poner orden.
Los panistas de entonces también dieron lo suyo. Cuando el presidente daba lectura a los capítulos sobre la "renovación moral'' (divisa y promesa de su gobierno) e iniciaba el llamado mensaje político, los frentistas iniciaron la salida del recinto. Al mismo tiempo, los legisladores de Acción Nacional, puestos de pie, exhibían boletas electorales de un distrito de Guanajuato y arremetían: "šRepudio, total, al fraude electoral! šRepudio, total, al fraude electoral!''.
En respuesta, el ala oficialista respondía a golpe de aplausos al mandatario y los insistentes "šMéxico, México, México''.
Seis años después, el primero de noviembre de 1994 ųen la breve etapa en la que el Informe se mudó a esa fechaų Carlos Salinas de Gortari llegaba a su última cita con la nación, a un mes exacto de entregar la banda presidencial. Epílogo de lo que para el país y para él mismo había sido un larguísimo año, y que en más de un sentido se inició el primero de enero.
Cuando llegó a San Lázaro, era claro que los legisladores se harían escuchar. Motivos sobraban: el levantamiento zapatista, los asesinatos irresueltos de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu y las propias elecciones del 21 de agosto en las que ganó Ernesto Zedillo, en las que si bien no hubo imputaciones directas y fundadas sobre fraude, fue manifiesta la desigualdad y la desmesura en el uso de recursos públicos.
En esa ocasión la censura provino exclusivamente de los legisladores del PRD. Los del PRI y los del PAN jugaron un papel de mera escenografía.
Mostrando fotografías de Colosio, medio centenar de perredistas se puso de pie al grito de "Ƒquién fue, quién fue?'', cuando Salinas, apenas transcurridos siete minutos de su lectura, se refirió al asesinado candidato presidencial. Seguirían muchas expresiones por el estilo, decenas de "interpelaciones, gritos e insultos'', se escribió entonces.
Desde Los Pinos y en el propio sector priísta del Congreso se sabía que los perredistas se volcarían contra Salinas de Gortari. Hubo amenazas, llamados y decomisos incluso desde Gobernación para disuadir a los opositores, por lo que éstos apenas lograron introducir a San Lázaro cinco tipos diferentes de pancartas y tres mantas.
En ellas, los asistentes al Informe pudieron leer: "21 de agosto, fraude de Estado''; "en Chiapas, Robledo es la guerra''; "24 nuevos ricos. 50 millones de pobres''. "Sexenio de asesinatos: 240 perredistas, 46 periodistas. Posadas, Colosio y Ruiz Massieu''. "Sexenio de crímenes, fraude, narcotráfico y miseria''.
El líder del PRI en la Cámara, Humberto Roque Villanueva, había realizado infructuosos esfuerzos de negociación para que los perredistas si bien no se quedaran callados, al menos "le bajaran'' al nivel de sus protestas. No hubo modo. A las primeras líneas de Carlos Salinas surgieron los gritos: "šMientes!''. "šFalso!''. "šIlegítimo!'', "šCorrupto!''. "šMentiroso!''.
En ese tono siguieron los gritos en la Cámara de Diputados, mientras que en las áreas de gabinete, invitados especiales y legisladores del PRI prácticamente nadie acertaba a reaccionar siquiera ųcomo lo habían hecho seis años atrás con De la Madridų con aplausos o gritos de apoyo al mandatario.
Carlos Salinas no alcanzaba a vislumbrar en ese momento que en los siguientes seis años se le ubicaría como uno de los personajes de más triste memoria y repudio para la mayoría de los mexicanos. Ese trato que él mismo definiría como de "villano favorito''.
Porque horas después, cuando ya había procesado mentalmente lo ocurrido en la Cámara y terminaba una ya muy menguada salutación en Palacio Nacional, Salinas de Gortari se acercó a la prensa para trasmitirles a los perredistas su ya tristemente célebre: "Ni los veo ni los oigo''.
Y sobre la actitud de pasividad que mantuvieron los panistas durante el Informe, señaló: "...el PAN ni se movió, y así, sin chistar... bueno, es su estilo, ha estado sentadito, cachando los votos que pierde el PRD''.
Este viernes primero de septiembre Ernesto Zedillo cumplirá irremediablemente con su última cita ante el Congreso. Estará a 90 días de entregar la banda presidencial a un candidato surgido de la oposición. Tendrá frente a sí a 628 legisladores ųdiputados y senadoresų de muy heterogénea procedencia.
Pero habrá también nuevos protagonistas políticos y otros, los del PRI, en la inminencia de dejar el poder presidencial. ƑDe qué bancadas procederán las interpelaciones esta vez?