DOMINGO 27 DE AGOSTO DE 2000
* Acosta Chaparro y Quiroz Hermosillo, los implicados
Dos generales, investigados por tráfico de drogas
* Un hijo de García Paniagua figura en pesquisas de PGR y justicia militar
Gustavo Castillo García * Los generales Arturo Acosta Chaparro y Humberto Quiroz Hermosillo, así como Javier García Morales ųhijo del fallecido político Javier García Paniaguaų, son investigados como presuntos responsables de delitos contra la salud en la modalidad de fomento al narcotráfico.
Las pesquisas son llevadas por la PGR, mediante la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada (UEDO), y por la Procuraduría General de Justicia Militar.
"A partir de los testimonios de Tomás Colsa McGregor, Jaime Olvera Olvera y Adrián Carrera Fuentes, así como de otras pruebas que se han ido acumulando, desde 1997 (luego de la muerte de Amado Carrillo) se dio inicio a las indagatorias, hasta concretar una averiguación previa por fomento al narcotráfico en contra de los tres personajes. Aunque al inicio no teníamos nada en su contra, sus nombres y relaciones aparecieron conforme se fue indagando", indicaron fuentes de la PGR.
La encargada de las investigaciones por parte de la PGR es la UEDO, cuyo titular es José Trinidad Larrieta Carrasco, en tanto que en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el caso lo lleva el general Rafael Macedo de la Concha, procurador general de Justicia Militar.
Las fuentes de la PGR señalaron que las declaraciones de testigos protegidos, el decomiso de 3 toneladas de cocaína el 19 de julio de 1999, junto con la detención de siete personas relacionadas con ese cargamento de enervante, permitió documentar mejor la participación de Javier García Morales en actividades del narcotráfico.
Historias de generales
De comprobarse su participación en el tráfico de enervantes no serán los primeros militares de alto rango ni secretariables de la Defensa Nacional en ir a prisión por este tipo de delitos. En febrero de 1997, el general Jesús Gutiérrez Rebollo fue detenido, investigado y consignado. Ahora purga una pena carcelaria de más de 70 años.
De acuerdo con las fuentes y algunos testimonios que aparecen en la causa penal 25/99, así como en las averiguaciones previas SCGD/CGI/008/97, PGR/UCDO/011, PGR/UCDO/006 y PGR/UCDO/046, instruida en contra de diversos miembros de la organización de Carrillo Fuentes, los militares Quiroz Hermosillo y Acosta Chaparro estarían involucrados con dicho narcotraficante, al igual que Gutiérrez Rebollo.
Los dos generales participaron en labores de inteligencia militar, lucha contra el narcotráfico y contra la guerrilla de Guerrero a finales de los años 60.
Ambos fueron en su momento, comandantes de la Policía Judicial Militar; participaron también en la desaparecida Dirección Federal de Seguridad y mantuvieron estrecha relación con los generales Hermenegildo Cuenca Díaz y Juan Arévalo Gardoqui, ex titulares de la Sedena.
Humberto Quiroz Hermosillo fue comandante de zona militar y antes de pasar a retiro ocupó la Dirección de Transportes de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Acosta Chaparro tuvo a su cargo la titularidad del Servicio Militar Nacional (SMN) y durante mucho tiempo estuvo comisionado por el alto mando castrense en funciones de seguridad nacional e inteligencia.
Los informantes señalaron que las actividades que ha desempeñado en los últimos años son prácticamente desconocidas, toda vez que ha permanecido a disposición del titular de la Sedena durante un largo periodo.
Javier García Morales
El nieto del general Marcelino García Barragán e hijo del destacado político Javier García Paniagua (fallecido el 24 de noviembre de 1998), es ahora investigado por delitos contra la salud. A Javier García Morales, "se le conoce como el Señor de Tepames", en Colima, según las fuentes.
Los testigos
José Tomás Colsa McGregor fue vendedor de joyería fina a narcotraficantes. En dos ocasiones fue juzgado como presunto responsable de delitos contra la salud y en ambos casos fue absuelto. Se convirtió en testigo protegido de la PGR a principios de 1997, pero renunció a la protección y en julio de ese año, fue secuestrado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Su cuerpo apareció 24 horas después en la delegación Alvaro Obregón, Distrito Federal. Fue encontrado envuelto en una cobija, con un lazo al cuello y huellas de tortura.
Colsa McGregor se convirtió en uno de los mayores informantes de la PGR en el combate a la organización de Amado Carrillo. En sus declaraciones dio a conocer nombres de los protectores de la organización; sus vínculos, reuniones con importantes comandantes de la Policía Judicial Federal e incluso con dos directores de esa corporación: Adrián Carrera Fuentes y Rodolfo León Aragón.
Al referirse a él, Mariano Herrán Salvatti dijo a La Jornada: "Podría precisar que las menciones de Tomás Colsa no están inventadas, algunas las llegó a corroborar; desafortunadamente ya no vive para que nos ratifique muchas más. Otras las hemos tenido que comprobar con otros medios, de lo contrario no hubiéramos podido avanzar en los procesos".
"Entonces, todas aquellas menciones de Tomás Colsa que tienen un soporte jurídico mayor, son las que nos han servido para avanzar en la investigación, desafortunadamente tenemos muchas más declaraciones de Tomás Colsa que las vamos a utilizar conforme hagamos acopio de pruebas, porque esta es una lucha que no se va a terminar cuando nos releven de la responsabilidad (1 de diciembre de este año). Van a llegar otras personas con la misma intención de seguir combatiendo el narcotráfico y todo ese trabajo de inteligencia jurídica y pruebas les va a servir".
Respecto de Jaime Olvera Olvera, fungió como chofer de Amado Carrillo Fuentes. Se convirtió en testigo protegido e igual que Tomás Colsa renunció a la protección. Poco después fue asesinado en la misma forma que el joyero. Su cuerpo fue encontrado el 11 de septiembre de 1998, a unos 300 metros de donde se halló el de Colsa.
De acuerdo con el testimonio rendido por el director de la DEA Thomas Constantine, ante el Congreso de los Estados Unidos el 24 de febrero de 1999, Olvera Olvera, quien fue comandante de la Policía Judicial Federal, "cooperó con la DEA, la FBI y el gobierno mexicano. Y se decidió que quedará bajo protección de las autoridades mexicanas.
"Dio muchos detalles de la organización de Amado Carrillo Fuentes, incluso involucró tanto a civiles como a importantes militares de alto rango".
Declaraciones
José Tomás Colsa McGregor declaró al Ministerio Público Federal el 25 de marzo de ese año "que en 1982 conoció a Gabino Uzueta Zamora, medio hermano de Manuel Salcido Uzueta El Cochiloco, "por haber sido presentado por el señor Javier García Morales, durante una fiesta celebrada en mi domicilio".
Según esa declaración, en la misma fiesta estuvieron presentes Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto"; Miguel Angel Félix Gallardo, Ramiro Mireles Félix, Rafael Aguilar Guajardo, Héctor El Güero Palma Salazar, Joaquín El Chapo Guzmán Loera
Agregó que participó "en varias reuniones en las que estuvieron el señor Javier García Morales, Amado Carrillo Fuentes, el general Arturo Acosta Chaparro, el general Quiroz Hermosillo y doce personas más".
En su calidad de compadre de Javier García Morales, el testigo se enteró de que esas "reuniones tenían el fin de tocar puntos de actividades sobre narcotráfico, tales como el arribo de aviones y la entrega de cocaína, esto ocurrió en octubre de 1995, en la casa del declarante, ubicada en Paseos del Prado 1224, en Guadalajara, Jalisco".
Otras declaraciones que se relacionan con este caso fueron vertidas por el ex director de la Policía Judicial Federal, Adrián Carrera Fuentes y se encuentran documentadas en la causa penal 25/99.
De manera textual señalan que Amado Carrillo mandó a llamar a Carrera Fuentes a la ciudad de Cuernavaca "para comunicarle que estaba negociando con los militares para llegar a un arreglo y poder andar libremente por el país a cambio de una cantidad determinada de dinero que les entregaría y que quería que el declarante estuviera presente en algunas de las pláticas con los generales con objeto de que emitiera una opinión sobre el acuerdo". El ex funcionario aseguró haberse negado a ello.
En cuanto a Jaime Olvera Olvera, lo único que se pudo saber, a través de las fuentes consultadas, es que "una parte de sus declaraciones involucran a militares con Amado Carrillo y hasta el momento no se han consignado a juez alguno".
En este sentido, en las actuaciones que obran en la causa 25/99, Olvera Olvera detalla la manera en que Amado Carrillo Fuentes negociaba con el ex director de la PJF Rodolfo León Aragón la designación de delegados en distintas plazas de la PGR.
En dicha causa, sólo se anexa la ampliación de declaración ministerial que Jaime Olvera rindió el 21 de abril de 1998, cinco meses antes de que fuera asesinado.
Un decomiso clave
El lunes 19 de julio de 1999, una llamada telefónica se recibió en la delegación estatal de la PGR en Colima. Era el comandante del 88 Batallón de Infantería destacamentado en la población de Tecomán.
El militar solicitó apoyo de personal ministerial y policial, ya que se había detenido un vehículo que al parecer traía droga en su interior. Un camión de carga y dos unidades tipo pick-up fueron incautadas en el puesto de revisión carretero establecido cerca de la comunidad de Boca de Apiza, municipio de Tecomán.
En el interior del camión de carga se decomisó el mayor cargamento de cocaína en esa entidad. Tres toneladas un kilo del enervante había sido decomisadas.
Además se detuvo a siete personas, cuatro de ellas, según el comunicado de prensa de la PGR de fecha 20 de julio de 1999, "vestían uniformes tipo militar apócrifos y una de las dos camionetas estaba "pintada de color verde militar y traía emblemas falsos de la Secretaría de la Defensa Nacional".
Con esta acción se inició la averiguación previa T/96/99-I, y "con la declaración de los detenidos se conoció más de la participación de Javier García Morales en actividades de narcotráfico", indicaron las fuentes consultadas.
"Además, aunque oficialmente se dijo que no estaban involucrados efectivos militares, cuatro de ellos están siendo procesados en el fuero castrense", añadieron.
Silencio de la Sedena
Pese a que dos reporteros de este diario buscaron en más de cinco ocasiones vía telefónica al general Rafael Macedo de la Concha, procurador general de Justicia Militar para concertar una cita y obtener datos que confirmaran o desmintieran las versiones obtenidas, éste nunca respondió a los mensajes dejados a su secretaria.