SABADO 26 DE AGOSTO DE 2000

* Temporada de verano de la OFUNAM


Irrumpirá en un concierto el espíritu desmadroso de Mozart

* Mañana, aparente desorden en el Anfiteatro Simón Bolívar

Angel Vargas * Con la interpretación de la Serenata número 6 de Mozart, la Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) recreará este domingo una historia que reafirma no sólo la genialidad artística de Wolfgang Amadeus, sino también sus desenfadados arranques temperamentales.

La pieza da un especial condimento al cuarto programa de la temporada de verano de la agrupación, que también incluirá obras poco tocadas en México, como el Concierto para dos clarinetes de Franz Krommer, y la Suite Holberg, de Edvard Grieg. Completa la sesión el Concierto para violín en Re menor de Giuseppe Tartini.

El programa resultará de mayor atractivo para el público debido a que los integrantes de la orquesta representarán escénicamente la forma en que Mozart estrenó su Serenata, cuya factura obedeció más a un berrinche que a un acto de inspiración.

Desmadroso como era, el genio de Salzburgo decidió jugarle una mala pasada a su mecenas, el arzobispo Hyerinymus von Colloredo, luego de que éste no sólo le había negado unas vacaciones, sino que lo dejó sin sueldo durante varios meses.

Cuenta Jan Sosnowski, quien será el concertino, que el músico y compositor se vengó escribiendo su Serenata número 6 para una comida muy importante que el religioso ofrecía en su palacio.

"La idea era irritar al arzobispo creando una pieza para noche, que sería tocada de día; pero no sólo eso, sino que el primer movimiento es una marcha y Ƒquién podría disfrutar de las delicias de la comida oyendo este ritmo? También agregó unos timbales y utilizó un cuarteto callejero --en el que en vez de chelo se usa contrabajo--, además de colocar unos temas que cantaban los plebeyos: los repartidores de cerveza, los verduleros, las sirvientas."

Agrega el violinista polaco que Mozart "no logró su cometido de amargar la comida de su serenísima, pues los invitados, según testimonios, disfrutaron y se divirtieron muchísimo. Y es que un genio no puede crear nada vulgar".

Este preámbulo sirve a Sosnowski para explicar el aparente desorden que mañana se vivirá durante unos minutos en el Anfiteatro Simón Bolívar --una de las dos sedes de la temporada-- cuando los músicos aparezcan en diferentes lugares y se muevan de un sitio a otro del recinto.

La idea "es recrear esa ironía que no sólo se expresa en la pieza, sino también en la forma en que Mozart dispuso el acomodo de sus músicos".

Sosnowski enfatiza que la temporada de verano --intitulada La intimidad de la música de cámara y que se realiza desde julio para concluir el 10 de septiembre--ha significado una doble oportunidad que involucra tanto a los músicos como al público, pues mientras los primeros se han visto estimulados al tener que salir de su rutina e integrar diversos ensambles o una orquesta de cámara, los segundos han disfrutado de programas pocos usuales y de gran atractivo.

(El Anfiteatro Simón Bolívar se ubica en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Justo Sierra 16, Centro Histórico, sitio en donde se realizarán los tres últimos conciertos de la temporada, a las 12 horas.)