SABADO 26 DE AGOSTO DE 2000
* Gilberto López y Rivas *
No le dé vueltas, señor Fox
El triunfo de la Alianza por Chiapas encabezada por Pablo Salazar en los comicios del 20 de agosto en Chiapas constituye un paso importante en el camino de la paz en esa entidad. Pablo es un político sensible, honesto y conocedor de la problemática del conflicto armado que iniciaron los mayas zapatistas en 1994. Fue una de las piezas clave de la Comisión de Concordia y Pacificación para la firma de los acuerdos de San Andrés. Su llegada a la gubernatura, y los consensos y el concurso de todos los actores sociales que logre concitar, podrían constituir un importante factor en contra el anclaje local de criminalidad, violación al estado de derecho y guerra de contrainsurgencia que representaron los gobernadores priístas en los últimos años.
Sin embargo, por la naturaleza nacional del conflicto, los intereses creados a partir del mismo, las características de Vicente Fox y del grupo que lo sustenta, y por los reductores de poder económico y político que conserva la vieja estructura caciquil de la familia chiapaneca, el problema de la paz en Chiapas no será fácil de resolver.
La guerra de Chiapas no es más que la expresión local de una secular contradicción entre los pueblos indios y el Estado nacional. Los gobiernos coloniales y los surgidos de la vida independiente y del movimiento armado de 1910, sin excepción, mantuvieron a las distintas etnias sujetas a un régimen de explotación económica, discriminación social y de ruptura y agresión permanentes de sus instituciones y matrices culturales basadas en un racismo de Estado. La rebelión armada del EZLN y el movimiento indígena nacional independiente mostraron la gravedad de esa herida abierta en la sociedad y en la nación mexicanas que, lejos de cerrarse, se ha abierto más por la estrategia de contrainsurgencia y paramilitarismo puesta en práctica por el gobierno federal en la mayoría de las etno-regiones del país.
Fox y su equipo pretenden soslayar, al igual que sus antecesores, la característica histórica y nacional de este conflicto reduciéndolo a los límites coyunturales y locales; intentando repetir un acercamiento con la comandancia del EZLN meramente declarativo y propagandístico, basado en posiciones públicas contradictorias y muy cercanas algunas de ellas a las mantenidas por Ernesto Zedillo y la Secretaría de Gobernación. Ya no está dispuesto el presidente electo a retirar unilateralmente al Ejército de los pueblos y comunidades indígenas; la propuesta Cocopa de reformas constitucionales a lo máximo que puede esperar es que entre, a la baja, en el mercado legislativo junto con las cartas municipales panistas y la iniciativa zedillista; los representantes más conspicuos del equipo foxista pretenden dejar fuera del proceso de paz al Congreso de la Unión representado en la Cocopa y quieren cargar la responsabilidad al EZLN de los primeros pasos para la reanudación del diálogo, preparando el escenario para acusarlo de intransigente. ƑQué no habíamos visto ya esta película?
Por otra parte, pese a la buena voluntad y sagacidad política de Pablo Salazar, y la pérdida por los priístas de la gubernatura del estado, la familia caciquil chiapaneca conserva fuertes bastiones económicos, la mayoría del Congreso local, numerosas presidencias municipales y el control de los amenazantes y peligrosos grupos paramilitares que podrían ser utilizados para provocarle a la administración entrante un eventual clima antizapatista o de "ingobernabilidad". ƑSe resignarán las huestes de Albores a la derrota electoral y abandonarán sus posiciones beligerantes? ƑEl fantasma de Chimalhuacán que recorre las estructuras priístas "de base" en franco deterioro y descomposición se aparecerá en Chiapas para pelear por lo que queda, o contra quien amenace aun más sus intereses?
Es cierto que el 2 de julio y el 20 de agosto representan fechas que han provocado un cataclismo político de repercusiones trascendentes pero, Ƒqué han significado los acontecimientos electorales para los pueblos indios del país y en particular los articulados con el movimiento zapatista? ƑHa disminuido la presencia militar, el hostigamiento cotidiano del Ejército hacia las comunidades indígenas ha cesado? ƑLa Sedena ordenó ya la salida de sus tropas de las tierras ejidales de Amador Hernández, de Guadalupe Tepeyac, y de tantas otras ocupadas en violación de la ley y de la Constitución? ƑLos grupos paramilitares han sido desmantelados y sus miembros procesados? Si esto no ha ocurrido, entonces, Ƒpor qué razón se pide a los zapatistas que sean razonables, que ya no hay pretexto para negarse a contactarse con los enviados oficiosos de Fox?
Sólo acciones concretas que lleven a cabo los próximos gobiernos federal y estatal podrían crear las condiciones para una eventual reanudación del diálogo. Acciones como las contenidas en los puntos del comunicado Cocopa-Conai del 22 de enero de 1998 que todavía siguen vigentes: cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, vigencia del marco jurídico de la negociación, distensión militar, desmantelamiento de grupos paramilitares, investigación de la masacre de Acteal, atención a desplazados, indemnización a deudos de las víctimas, liberación de presuntos zapatistas, creación de mecanismos de conciliación regional, reactivación de la Cosever. No le dé vueltas, señor Fox.