VIERNES 25 DE AGOSTO DE 2000
Ť Hablan especialistas de la Facultad de Filosofía
Tener un hogar en México, sueño guajiro de Nietzsche
Ť Imaginó a Oaxaca sitio perfecto para experimentar el silencio
Miryam Audiffred Ť México pudo ser hogar de Federico Nietzsche. Años antes de caer en la locura, el filósofo alemán imaginó a Oaxaca como el sitio perfecto para experimentar el silencio y la soledad.
Su deseo de viajar al nuevo continente jamás respondió al afán de fundar religiones y obtener creyentes. Tampoco quería hablar a las masas o alcanzar su canonización. La tentación de cruzar el océano respondió siempre a la aspiración de encontrar entre el paisaje zapoteco y mixteco la gran salud que necesitó toda su vida.
Paulina Rivero Weber afirma que este país fue "el gran sueño guajiro" del autor de Así habló Zarathustra (1883-84).
Es posible que muchos mexicanos no conozcan esta intención del pensador --se intuye que el origen de ese anhelo se encuentra en los comentarios de su hermana, Elizabeth, quien vivió un tiempo en Sudamérica-- pero, a fin de cuentas, el centenario de su fallecimiento, que se cumple hoy, ha sido celebrado con coloquios, seminarios, conciertos y múltiples artículos en periódicos y revistas.
"La presencia del creador de Más allá del bien y del mal (1886) ha sido perenne", añade la especialista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
No obstante la diversidad de mitos que se han tendido en torno a su vida y obra, existe una variada bibliografía nacional que se enfrenta de manera crítica a los conceptos nietzschianos, partiendo de La existencia como economía, desinterés y caridad, escrito por Antonio Caso en 1953, y concluye con Zarathustra, texto de 1997 en el que Pablo Sigg y Gerardo Villegas reúnen poemas y pensamientos del alemán para fundirlos con fragmentos de algunos intérpretes clásicos de su obra.
Escritor pornográfico
La relación de Nietzsche con México tiene una historia que apenas rebasa el medio siglo. Según Lizbeth Sagols --autora de ƑEtica en Nietzsche?--, el quehacer de este filósofo nacido en Röcken, Prusia, en 1844 es conocido en el país gracias a Antonio Caso y José Vasconcelos. Si bien ninguno de ellos ofreció una visión analítica de los comentarios vertidos por el autor de Auroras (1881), ambos retomaron su idea vitalista y su noción de héroe.
Contraria a esta producción nacional, las traducciones al español de la obra del autor de Humano, demasiado humano (1878) existen desde 1900.
Según el filósofo Jorge Juanes, al poco tiempo de la muerte de Nietzsche, los españoles tradujeron su trabajo --"con todos los defectos que se quiera" pero consiguieron su temprana recepción.
"Creo que mienten quienes dicen que no hay buenas traducciones, pues existen grandes traductores, como Jacobo Muñoz, Andrés Sánchez Pascual y José Jara. Lo que habría que poner en relieve es que, a estas alturas, falten inéditos por traducir".
Si bien sorprende la inexistencia de un proyecto enfocado a verter en español el 25 por ciento del trabajo nietzschiano que todavía se desconoce en el país, es aún más llamativo descubrir que "no hay en México traductores de su obra". Quienes se animan a abordar los textos del alemán sólo retoman fragmentos que después son difundidos en revistas o suplementos culturales.
Según Juanes, el alemán ha sido leído en México "a saltos bruscos. Falta mucho por explorar porque, aquí, el pensamiento de Nietzsche está en pañales".
Agrega que el autor de La genealogía de la moral (1887) sigue siendo presentado como el pensador secreto del nacionalsocialismo y como el autor de cabecera de Benito Mussolini.
"Se ha hecho de él una mitificación que lo condena a ser el enemigo más furibundo del socialismo y de las causas revolucionarias. Es visto como el pensador del imperialismo y se han hecho lecturas terribles de su obra que son usadas para las peores causas. Es como una especie de escritor pornográfico que si hoy viviera seguramente escribiría en Playboy."
Traición
Según Lizbeth Sagols, la idea central del pensamiento de Federico Nietzsche radica en la afirmación de la vida. La guerra y la destrucción, entonces, nunca han estado ligados al autor de El crepúsculo de los ídolos (1888), como se muestra en novelas, películas y programas de televisión.
Modificar esa visión ha sido una labor ardua a la que se han enfocado filósofos y estudiosos como Juan y Mercedes Garzón, Juliana González, Eduardo Nicol, Elsa Cross y una joven generación de estudiosos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Pero sus esfuerzos no han sido del todo exitosos, ya que, señala la especialista Paulina Rivero, persisten mitos relacionados con el nacionalsocialismo y el anticristianismo.
"Nietzsche nunca fue antisemita. Incluso, hay fragmentos en los que elogia y admira al pueblo judío. El problema es que su hermana tergiversó sus cartas y la obra Ecce homo (1888) para crear esa imagen que, afortunadamente, fue cambiada por Giorgio Colli y Mazzino Montinari al traducir con toda seriedad sus escritos".
En sus palabras, fueron las lecturas superficiales de El anticristo (1888) las que generaron la idea de un Nietzsche ateo siendo que, al hablar de la muerte de Dios, el alemán lo que hizo fue criticar la postura de quienes utilizaban la religión como fundamento de la filosofía.
"Aún sorprende la seudopolitización de su pensamiento filosófico --concluye Jorge Juanes-- Estamos ante los viejos reflejos de una izquierda que no acaba de entender que el pensamiento es un territorio abierto que no pertenece a nadie. En ese sentido, hacer de Nietzsche una ortodoxia es igual que traicionarlo".