VIERNES 25 DE AGOSTO DE 2000

Ť Leija Moreno, litigante, dictó 19 condenas capitales


La pena de muerte no inhibe la comisión de delitos graves: juez

David Carrizales,corresponsal, Monterrey, NL, 24 de agosto Ť Marco Antonio Leija Moreno, único juez mexicano sobreviviente que haya dictado una pena de muerte, se declaró en contra de ese castigo al considerar que no inhibe la comisión de delitos graves, según se ha podido observar en países donde está en vigor, como es el caso de Estados Unidos.

Pese a que en su periodo de 22 años como juez penal dictó 19 sentencias de pena capital, Leija Moreno confesó que se siente con la conciencia tranquila, porque siempre actuó apegado a derecho y "afortunadamente" nunca se ejecutó la sentencia que estaba prevista mediante fusilamiento, ya que el Código Penal de Nuevo León establecía que si una vez cumplidos cinco años de prisión el reo mostraba buen comportamiento, la condena le sería conmutada por 25 años de cárcel.

El magistrado aseveró: "Yo siempre estuve en desacuerdo con la pena de muerte, como abogado y como criminólogo, porque el sujeto es bueno cuando niño y la sociedad lo hace malo, y al ejecutarlo evitamos rehabilitarlo". Además, "si el juez se equivoca ya no puede decir: usted dispense".

Leija Moreno aclaró que si tuvo que dictar 19 sentencias de pena capital fue porque el Código Penal en su artículo 310 establecía que "al responsable de homicidio calificado se le impondrá pena de muerte, y entonces yo tenía que cumplir la ley, no importa lo que yo pensara, pues vivimos en un estado de derecho". Acertadamente la pena de muerte se eliminó en 1968 del Código Penal, recordó.

La última pena capital que Leija Moreno dictó fue en 1965, dirigida al doctor Gerardo Ballí por el delito de homicidio con todas las agravantes de ley, y a quien se encontró cuatro meses después de haber purgado su sentencia de 25 años de cárcel y le habló sin ningún resentimiento.

El ahora abogado postulante aseveró que en sus 22 años como juez penal y doce de magistrado tuvo como práctica dialogar con los cerca de diez mil reos que sentenció, sin que se dejara presionar por amenazas.