VIERNES 25 DE AGOSTO DE 2000

Ť ECONOMIA MORAL

Milagro de la Cepal

Julio Boltvinik

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del libre mercado: el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

Un regalo de la Cepal

La semana pasada Zedillo recibió el mejor regalo de su sexenio. Cepal publicó su Panorama Social de América Latina 2000-2001, en el cual incluye cálculos de pobreza para México en 1998. Los datos son sorprendentemente favorables a la gestión del presidente (véase cuadro). En efecto, según la institución, el porcentaje de hogares en pobreza habría bajado de 43 por ciento en 1996 a 38 por ciento en 1998, mientras el porcentaje de población habría bajado de 52 por ciento a 47 por ciento. En ambos casos se le habrían ganado cinco puntos porcentuales a la pobreza. Como el país ya está cerca de los 100 millones de habitantes, esto habría significado que se habría reducido casi en 5 millones el número de personas pobres. Se trata de un descenso milagroso por varias razones. En primer lugar, porque supera el regalo que en su momento la institución le hiciera a Salinas. En efecto, según la Cepal el porcentaje de hogares pobres bajó de 48 a 45 por ciento durante todo el gobierno de Salinas1, mientras en sólo dos años del gobierno de Zedillo la pobreza habría descendido en cinco puntos porcentuales. Aunque la pobreza en 1998 todavía es más alta que la de 1994 (47 por ciento contra 45 por ciento), el gobierno de Zedillo termina en el 2000, y como éste dijo en su programa de radio, es muy probable que el crecimiento entre 1998 y 2000 haya producido una baja adicional en la pobreza con la misma lógica que el crecimiento 1996-1998 produjo la baja que ahora documenta Cepal.

Un milagro

Si las evidencias de estos años no fueran tan evidentemente contradictorias con los resultados de la Cepal, no tendríamos por qué dudar de ellos. Pero todo apunta en sentido contrario, por lo cual la única explicación es que estaríamos ante un milagro. Veamos primero las evidencias independientes de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 1998 en la que se basa Cepal.

La desvalorización del trabajo

cuadro ECONOMICO En mi columna del 5 de mayo ("Nada que festejar") presenté un conjunto de evidencias (todas del INEGI) que muestran el brutal deterioro de los salarios entre 1994 y 1999. Se trata de deterioros del orden de más de 20 por ciento en la mayoría de los tipos de salarios. Aunque el grueso del deterioro se produce entre 1994 y 1996, lo cierto es que entre 1996 y 1999 los salarios se mantienen, en el mejor de los casos, constantes. Sin embargo, José Luis Calva (El Universal, 18/08/00) ha mostrado, con datos oficiales, que el salario de cotización medio del IMSS se cae de 34.50 a 32.76 pesos de 1994 entre 1996 y 1999, después de que entre 1994 y 1996 había caído desde 49.60 hasta 34.50 pesos. Las pérdidas acumuladas en lo que va del sexenio en esta materia son de 34 por ciento. Con estos niveles de caídas salariales, Ƒalguien de veras puede creer que la pobreza en 1998 sea muy similar a la de 1994?

La Encuesta Nacional de Empleo Urbano

En las encuestas de hogares es posible captar no sólo las percepciones salariales sino también de otros grupos. En mi columna del 12 de mayo ("Revalorizar el trabajo") mostré que entre 1994 y 1999 la media de los ingresos de patrones y trabajadores por cuenta propia disminuye en 22.6 por ciento y en 23.8 por ciento. ƑAlguien puede creer que con una caída así en los ingresos de todas las clases sociales puede disminuir la pobreza?

Basándome en la propia ENEU en mi colaboración del 7 de julio mostré que la proporción de personas pobres e indigentes en las 38 ciudades más grandes del país permaneció constante entre 1996 y 1998. La evolución en el gobierno de Zedillo, desde 1994 hasta 1999, pasa de 52.2 por ciento a 68.4 por ciento, un incremento de más de 30 por ciento -que contrasta brutalmente con el cálculo de Cepal para el mismo periodo en las áreas urbanas del país, un incremento de sólo 5 por ciento.

La concentración del ingreso y la pobreza

En el periodo crítico, 1996-1998, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH98), la concentración del ingreso en el país aumentó desde un coeficiente de Gini2 de 0.4558 en 1996 a un nivel de 0.4761, casi idéntico al de 1994 (0.4770), que constituyen los índices de concentración más elevados (entre los conocidos) de la historia del país. Es decir, el crecimiento económico ocurrido entre 1996 y 1998 benefició sobre todo a los hogares más ricos. Este movimiento viene a contrarrestar la disminución en la desigualdad que se había observado entre 1994 y 1996, periodo en el cual todos los hogares perdieron, pero perdieron en mayor proporción los de más elevado nivel de ingreso. Estos movimientos se aprecian en la gráfica 1. En ella se ha graficado el ingreso corriente mensual per cápita de cada uno de los deciles (décimas partes) de hogares en 1994, 1996 y 1998. Ahí se aprecia que el ingreso per cápita promedio de todos los hogares (suma) bajó de mil 518 pesos de 1998 en 1994 a mil 136 pesos en 1996, una caída de 25 por ciento. Entre 1996 y 1998 el ingreso per cápita recupera sólo una pequeña fracción de tal caída, llegando a mil 230 pesos, que siguen siendo casi 20 por ciento más bajos que los de 1994. En el decil 5 y 6 ocurre lo mismo, como se aprecia visualmente en la gráfica 1. En cambio en los tres primeros deciles la situación de 1998 es peor que la de 1996. Estos datos son de la encuesta en la que Cepal se basa para el regalo que le otorga a Zedillo. Es claro que, con estos datos, uno esperaría un aumento o una disminución muy pequeña en la pobreza tal como la mide la Cepal, lo cual entonces debería dejar la pobreza en 1998 muy por arriba de la de 1994 y no casi igual como en los resultados de la Cepal.

El milagro se desvanece

GRAFICA-1 En la gráfica 2 se puede apreciar el impacto en la pobreza de los mismos datos mostrados en la gráfica 1. En esta se presentan, en primer lugar, cuatro líneas horizontales. La más alta es la línea de pobreza que utilizo en mis mediciones de pobreza por ingresos y que es igual al costo por persona de la Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales (CNSE) construida en Coplamar. La CNSE incluye todo el conjunto de bienes y servicios necesarios para satisfacer las necesidades esenciales. Es decir, es mucho más que alimentos. Sigue hacia abajo una línea de pobreza construida como un promedio ponderado entre las dos que utiliza Cepal (una para el medio urbano, y otra, mucho más baja, para el rural), que define como el costo de una canasta de alimentos multiplicado por un factor de 1.75 en el medio rural y de 2.0 en el urbano. Finalmente, las dos líneas más bajas son la línea de indigencia (LI) (igual a 50 por ciento del costo de la CNSE) GRAFICA-2 y la línea de pobreza extrema de Cepal (LPE) (igual al costo de los alimentos). Adicionalmente la gráfica muestra los ingresos medios per cápita de los primeros ocho deciles en 1994, 1996 y 1998, unidos por tramos de rectas que forman "curvas". La curva más alta es la de 1994, lo que muestra lo que ya habíamos visto en la gráfica 1, que los ingresos de todos los deciles bajaron después de 1994. Donde las líneas horizontales cortan las "curvas", se define el porcentaje de hogares pobres. Así, donde la LP de Cepal corta la curva de 1994 es en 46 por ciento de hogares, lo que no coincide con los resultados del cuadro 1 por varias razones que veremos después. En 1996 el punto de corte de esta misma línea habría aumentado hasta 63 por ciento, y después bajaría a 58 por ciento. Es decir, los cálculos simplificados que hemos presentado aquí sitúan la pobreza en 1998, con una aproximación a la metodología de la Cepal, 12 puntos porcentuales por arriba de la de 1994, mostrando un balance desastroso del sexenio, consistente con las evidencias antes presentadas. En materia de pobreza extrema ocurre algo similar. La LPE de Cepal corta la curva de 1994 en 16 por ciento y las de 1996 y 1998 en 25 por ciento, por lo cual la pobreza extrema en el sexenio aumentó en 9 puntos porcentuales. Estos datos contrastan agudamente con los que presenta Cepal. Hemos pasado del milagro al desastre usando la misma fuente.

Diferencias de procedimiento

Naturalmente sobrarán las explicaciones. Se me podrá decir que mi procedimiento es muy burdo y que puede dar resultados incorrectos. Acepto que es muy burdo. En la era de la electrónica estoy usando tecnología de la edad de piedra. Pero es que me estoy basando en los datos publicados. Me dirán que en cambio Cepal llevó a cabo un procedimiento sofisticado, trabajando con la base de datos (es decir con información de cada hogar de la muestra) y ajustando los datos a cuentas nacionales. Aún así apuesto mis resultados contra los de Cepal. Además alguien tendrá que explicar cómo es que Cepal tuvo acceso desde hace varios meses a la base de datos de una encuesta nacional (la más importante en términos sociales) a la que se había negado el acceso a la opinión pública y a los investigadores mexicanos. Urge la autonomía del INEGI. Seguramente está ya en la agenda del Presidente electo dar este trascendental paso.

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1 La supuesta baja de la pobreza en este periodo se explica por las deficiencias que el estudio de la Cepal tiene y que he documentado con todo detalle en Julio Boltvinik y Enrique Hernández Laos, Pobreza y distribución del Ingreso en México, Siglo XXI editores, pp. 90-118.

2 El coeficiente de Gini varía desde 0, cuando la distribución es totalmente equitativa, hasta 1, cuando un solo hogar o una sola persona tienen todo el ingreso. Por tanto, mientras más alto es su valor, mayor concentración refleja.