VIERNES 25 DE AGOSTO DE 1999

 

Ť Pilar Caldeiro Ť

Justicia poética

ENTRE LAS DIVERSAS IDENTIDADES EN QUE ME RECONOZCO, hay una que atraviesa toda mi vida: mi condición de sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada. Soy mujer, soy argenmex, soy profesora universitaria y quién sabe cuántas cosas más, pero esa sobrevivencia ha marcado en mí una memoria que no cesa, que se me impone una vez tras otra y que hoy me alcanza, a miles de kilómetros, en este México extraordinario en el que vivo desde hace 20 años.

Los medios informativos dan cuenta de la detención de Ricardo Angel Cavallo, o Miguel Angel Cavallo -no se sabe muy bien cuál es finalmente su nombre-, directivo de Talsud que junto con otras empresas ganó la concesión que el gobierno de México otorgó para la operación del Registro Nacional de Vehículos (Renave). El señor Cavallo, que aparece en las fotografías como un inofensivo empresario de anteojos y bigotitos, fue identificado por distintos sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada como aquel Sérpico, el oficial carilindo que a sus 28 años cumplía funciones represivas en ese campo de concentración. Sí, hechas las modificaciones de kilos y años correspondientes, las imágenes concuerdan pero sobre todo, y más interesante aún, lo que concuerdan son los números de documentos de aquel Sérpico y de este directivo del Renave.

Se sabrá que, para honor de la policía argentina, el nuestro fue un país de "avanzada'' en lo que a identificación de personas se refiere. Desde los primeros años del siglo XX la policía argentina contaba con un eficiente sistema por el cual a cada ciudadano le corresponde uno y sólo un número de identidad, perfectamente respaldado en su respectiva huella digital. Y sucede que el número y por lo tanto la huella de este Ricardo Angel y el de aquel otro, el de la Escuela de Mecánica, Sérpico, šEs el mismo! šQué barbaridad!

Las denuncias contra el señor Cavallo lo involucran entre el personal de la Escuela de Mecánica de la Armada, un centro clandestino de detención en donde se desempeñó como oficial de operaciones. Pero todos éstos son, finalmente, tecnicismos.

ƑQué es un centro clandestino de detención? Un campo de concentración, ni más ni menos; un campo de concentración muy parecido a los que hemos visto decenas de veces en las películas sobre la Alemania nazi. De verdad, no es una exageración.

La Escuela de Mecánica de la Armada era un lugar en el que se hacinaba a decenas de detenidos simultáneamente -por allí pasaron, rumbo a la muerte, 4 mil 726 personas. Permanecían como bultos, con los ojos vendados, grilletes en los pies, sin poder moverse, sentados o acostados sobre una colchoneta que estaba separada por unas mamparas de un metro de alto de otra colchoneta, y otra, y otra, y otra.

Cada una de esas personas era torturada desde el momento de su detención hasta que sus captores decidieran, sin restricción de tiempo o de métodos. El campo de concentración puede aplicar de manera indiscriminada lo que quiera y cuanto tiempo considere conveniente sobre el cuerpo que atormenta. ƑPara qué? Para tener información que le permita llegar a otro y reproducir el ciclo.

Cuando este "procesamiento'' termina, el prisionero pasa a estar en "depósito'', como ya se mencionó, atado y encapuchado, o con los ojos vendados, esperando la muerte. Un día lo llaman por su número, le colocan una inyección que lo atonta, lo montan primero en un camión, después en un avión y lo arrojan vivo, mar adentro, en los llamados vuelos de la muerte.

El señor Cavallo fue un oficial de operaciones del campo de concentración que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada. Un oficial de operaciones es una persona que se dedica a capturar a esos prisioneros que luego serán torturados y asesinados. Como funciones colaterales roba vehículos que le sirven para hacer esos operativos y, naturalmente, saquea las casas de quienes secuestra. Finalmente, no habrá quién haga los reclamos y, después de tan arriesgada operación, los oficiales y suboficiales que participan se merecen un pequeño premio, que llaman botín de guerra. En el peor de los casos se apropian personalmente de los bienes; en el mejor, el más "institucional'', los toman para incrementar los recursos de su respectivo grupo operativo. Como sea, un vil robo.

Pero no acaban aquí las acusaciones contra Cavallo-Sérpico. Hay sobrevivientes que lo acusan de haber torturado personalmente a Telma Jara de Cabezas y de ser responsable directo del asesinato de Mónica Jáuregui. O sea, un oficial de operaciones sumamente aplicado.

Se dirá: todo eso hay que demostrarlo. En efecto, hay que demostrarlo y por eso es importante su detención y que sea sometido a un proceso legal en que se demuestre que este Cavallo es aquel Sérpico y que realizó las acciones que se le imputan. ƑPor qué? ƑPor venganza? ƑPara que pague? De ninguna manera.

Los campos de concentración, de los que tantos sérpicos formaron parte, fueron unas maquinarias perversas destinadas a "desaparecer'' seres humanos. Se pretendía que un "subversivo'' era menos que un hombre y se buscaba de distintas maneras y, por supuesto sin éxito, arrebatarle su humanidad. En verdad, nadie puede hacer de un ser humano algo menos que un ser humano. Pero quien niega la humanidad de otro, en algún sentido, niega la propia.

La memoria funciona exactamente al revés. La memoria, al recuperar lo que el campo de concentración intenta borrar, "desaparecer'', restituye la humanidad de esos cuerpos tratados como bultos, pero también la humanidad del torturador, del represor, del desaparecedor.

Es injusto tratar a cualquiera de ellos como bestias, como animales o como cualquier cosa que no corresponda con lo que son: hombres que tienen una responsabilidad por lo que han hecho y que deben responder por sus actos. Todos debemos hacerlo.