JUEVES 24 DE AGOSTO DE 2000
* Puértolas: es un mundo al que se nos lleva con un aroma o con una ráfaga
El cuento, un género muy retador porque busca la emoción poética
* En la vida cotidiana existe una trascendencia que late en hechos mínimos, afirma la escritora
Renato Ravelo * Soledad Puértolas está convencida de que la magia habita las miradas más simples, y en sus cuentos refleja esa convicción: personajes femeninos que meditan en un aeropuerto la contundente decisión de ser alegres, escritores que entran en conflicto existencial cuando se les pide el pregón de la fiesta, parejas de viajeros a las que domina la inclinación de "hacer amistades sin pensárnoslo mucho", seres, en fin, a los que se les nota lo terrenal, el aroma.
El cuento, en su brevedad, dice Púertolas (Zaragoza, 1947) desde su casa en Madrid, "es un mundo al que llegamos por el aroma que emite, o bien por la ráfaga que nos invade". A punto de partir a Africa, accede a la entrevista, a pesar de los reclamos de su perro, un labrador que no deja en paz a la autora del volumen de relatos Adiós a las novias.
La escritora estuvo en México el año pasado. Acudió a un congreso de escritores organizado por Mónica Lavín en Morelia y Pátzcuaro. Venía precedida por ese prestigio de publicar en Anagrama. Clara Sánchez, ahora premio Alfaguara de novela, le acompañó para completar una representación española femenina.
Entonces se inició un diálogo a propósito de La señora Berg, que incluyó esa evocación a su madre muerta que acompaña a la escritora, misma que ahora se continúa con el tema del cuento.
Ha publicado nueve novelas. La primera, El bandido doblemente armado (1980); otras, La señora Berg y La rosa de plata (1999). Suman cuatro sus libros de relato: Una enfermedad moral (1983), el primero, y el de las novias, el más reciente.
--ƑA qué periodo corresponde la escritura de estos cuentos?
--Los relatos fueron hechos en una época de la vida muy concreta entre la escritura de las novelas La señora Berg y La rosa de plata. Siempre he considerado que el cuento es un género muy retador, más incluso que la novela en cierto sentido, porque el cuento busca la emoción poética. Eso contó mucho para lograr que el libro tuviera una visión de conjunto, una misma búsqueda en términos de poesía.
--ƑLa novela no lo hace?
--A mi parecer, es un género más anclado en la realidad. Frente a la novela uno sabe muy bien que se debe empujar la historia hasta que suceda un cambio, un desenlace. Los personajes se definen y de alguna manera sus propias características sugieren el siguiente paso. Quizás en realidad es que aspiro a escribir una novela poética.
--El cuento, Ƒrequiere más ingenio?
--No lo diría así. En su brevedad, el cuento es un mundo al que se nos lleva tan sólo con un aroma o bien con la fuerza de una ráfaga; en la novela ciertamente te lo dan todo hecho. Esa fugacidad del cuento es lo que te da Chejov: la luz en la noche.
"Me declaro absolutamente influenciada por el escritor ruso en ese género. Creo que la necesidad de escribir narraciones breves tiene una total base en la lectura del autor de tantos relatos en los que nos llevaba con maestría al escenario, la anécdota y el sentido poético".
--En tus cuentos hay pasadizos secretos.
--Me asombró mucho cuando me di cuenta de que un cuento de repente parecía dialogar con otro. Parecería obvio que si una persona los escribió, tengan relación unos con otros, pero como escritor no es así porque estás en un acto consciente de creación, de invención.
"Noté que de repente un personaje secundario de uno de los cuentos reaparecía aparentemente en otro. Así me lo hicieron saber. Creo que tiene que ver con lo que te decía de la temporada en que fueron escritos los relatos, eran inquietudes similares en el sentido poético, aunque nunca hubo la intención."
--Ahora que mencionas la temporada en que fue escrita, Ƒcómo va la evocación a tu madre?
--El año pasado fue muy difícil. Este año me he dedicado a escribir un homenaje a mi madre. No es ensayo ni confesión. A sus 82 años me dejó la imagen de una mujer silenciosa. Muchas de nosotras vivimos justamente una generación de madres calladas, con fuerzas internas. Mi madre tenía una sabiduría innata. Me tocó la lucha estudiantil a finales del franquismo, y aunque ella era de derechas, todos mis amigos líderes eran retenidos por su capacidad para hacer que contaran sus vidas, cuando me visitaban. Ella nunca juzgó a nadie. A eso me he dedicado.
--Uno de tus personajes dice que un cuento debe "ser aleccionador sin que se notase, ser poético sin que el mensaje quedase demasiado oculto, ser ameno sin ser superficial, ser breve sin parecer ligero"; Ƒqué lección querías dar?
--Más que una lección en Adiós a las novias hay, como constante, una percepción nostálgica del amor. Me parece que mi intención consciente era comunicar que la vida, si uno sabe mirarla, tiene un lado poético. Y hablo de la vida cotidiana, de la mía, de la del común de los lectores. No la de los millonarios o quienes tienen algo extra. Creo que toda vida es en sí misma extraordinaria. Vemos lo común, lo cotidiano, pero la vida no es sólo eso. Hay una trascendencia que late en los hechos más mínimos.
--ƑEl cuento como creación didáctica?
--En un sentido amplio, sí. Al referirse a un mundo, a una percepción particular de la naturaleza humana, pero con elementos poéticos, que pueden ser mágicos, se genera un sentido.
--ƑComo en la fábula?
--Ciertamente. Creo que mientras la novela está más unida a la realidad e intenta ser un espejo de la misma, que refleje sus aspectos particulares, el cuento rebasa, es una búsqueda de sentido que por eso se acerca más a lo poético, pero también a lo moral, que es como una convicción íntima.
"El cuento es un ofrecimiento de preguntas. Hay algo de ti que tienes que aportar. Es la mente en un breve espacio."