JUEVES 24 DE AGOSTO DE 2000

* Luis H. Alvarez


Preocupantes, los conflictos agrarios en Chiapas

Andrea Becerril y Alma E. Muñoz * Es preocupante el impasse en que se mantendrá Chiapas en los próximos tres meses, mientras toman posesión el presidente electo, Vicente Fox, y el gobernador de la entidad, Pablo Salazar Mendiguchía, ya que podrían darse nuevos enfrentamientos entre indígenas, como el ocurrido el martes en Ocosingo, advirtió el senador del PAN, Luis H. Alvarez.

Al igual que el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, el legislador consideró que con el triunfo del candidato opositor a la gubernatura de la entidad se abren posibilidades para que el EZLN regrese al diálogo y se alcance una solución para el estado.

Responsable del conflicto chiapaneco en el equipo de transición de Fox, Alvarez dijo que aún no logran establecer los contactos con los zapatistas, pero está dispuestos a esperar el tiempo razonable.

"Ello, porque entre otras cosas yo formo parte de un grupo de personas que tienen la responsabilidad de atender la complejidad del tema chiapaneco, pero, por otro lado, tampoco podemos olvidar que el EZLN tiene fundadas razones para sostener su desconfianza", agregó.

El triunfo de Salazar, signo positivo

Entrevistado luego de la reunión de la Cocopa, Alvarez confió en que surjan signos que permitan sobreponerse a esta actitud. Por ello, consideró que el triunfo de Salazar en el reciente proceso electoral estatal, tal como ocurrió en el ámbito nacional, "es un signo por demás positivo".

Con esto, agregó, se abren nuevas perspectivas para avanzar en la solución del conflicto, aunque "evidentemente tampoco podemos olvidar el hecho de que ambos mandatarios, Fox y Salazar, habrán de asumir sus responsabilidades hasta diciembre y esto genera un espacio de tiempo preocupante".

Los hechos de violencia que se dieron el martes en Ocosingo son " una confirmación de que en tanto se mantenga esta situación en Chiapas, problemas colaterales, no necesariamente ligados al conflicto original, siguen causando daño a la comunidad chiapaneca".

De ahí la importancia, agregó, de que las partes acepten la responsabilidad que les atañe y manifiesten su disposición para llegar a los caminos que conduzcan a una paz justa y, por tanto, verdadera.

Por su parte, Arizmendi mencionó que los resultados de las pasadas elecciones traen "una nueva esperanza para Chiapas" y la posibilidad de "buscar caminos alternos para el diálogo con el EZLN".

Los zapatistas, recordó el obispo, estaban inconformes con el PRI y ahora, con el cambio de gobierno, se prevén nuevas alternativas para solucionar el conflicto.

El prelado lamentó el enfrentamiento en Ocosingo, originado por la lucha de tenencia de la tierra. "Esto ha sido desde hace muchos años, desde antes de surgir el EZLN, pero el peligro de violencia persiste, pues hay diferencias por cargos, conflictos de índole agraria o cuestiones de tipo político-partidistas".

Por su parte, el secretario ejecutivo Conferencia del Episcopado Mexicano, Luis Barreda, confió en que los insurgentes estén dispuestos a resolver la situación prevaleciente en la entidad para dar cauce a los problemas de marginación, pobreza e injusticia.

"Parte del origen del conflicto (iniciado en 1994) fue el argumento del EZLN de querer derrocar al sistema de entonces, el salinista. Ahora todo ya cambió".