JUEVES 24 DE AGOSTO DE 2000

* Aborto, impuestos, ideología...


Contradicciones, la constante en el discurso de Fox Quesada

* A la fecha llevamos tres autogoles, admitió un destacado panista

David Aponte y Juan Manuel Venegas * Las contradicciones que lo caracterizaron en la campaña electoral han vuelto a aparecer en el discurso del presidente electo, Vicente Fox Quesada, el hombre que conducirá el destino de la nación a partir del 1o. de diciembre.

"Todavía no saltamos a la cancha y ya llevamos tres goles... Mejor dicho, tres autogoles. Entraremos (en diciembre) con un marcador de cero-tres", comentó un connotado panista en referencia a los tres asuntos que han causado polémica en las últimas semanas: el proyecto de incrementar los impuestos, el aborto y la geometría política en la que Fox Quesada no ha terminado de definirse.

Pero no son los únicos. El mensaje foxista en el último mes y medio ha sido oscilante, vacilante y, en algunos casos, ajeno y distante de sus planteamientos de campaña electoral. Chiapas y el retiro del Ejército; la herencia económica de Ernesto Zedillo; la situación de las industrias petrolera y eléctrica, y su percepción sobre Francisco Labastida Ochoa son, entre otros, los temas en los que Fox juega de un lado para otro.

Estas contradicciones han terminado por opacar el gran logro de Fox Quesada como presidente electo: sentar a la mesa del diálogo a las dirigentes nacionales de PRI y PRD, Dulce María Sauri y Amalia García, y a los ex candidatos de esos partidos, Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas.

Algunos panistas y colaboradores del foxismo se quejan de que el acercamiento inmediato con los líderes de los partidos ahora opositores y de sus adversarios en la contienda electoral se ha perdido en el debate nacional.

Aumento de los impuestos, la primera bomba

Apenas pasaron tres semanas de su triunfo, el equipo foxista regó la pólvora y generó las primeras críticas y temores de lo que será su gestión. El anuncio de que el futuro mandatario contempla la posibilidad de gravar alimentos y medicinas abrió la polémica nacional.

El martes 18 de julio, en su presentación formal ante la prensa, los coordinadores de la mesa económica para la transición, Luis Ernesto Derbez y Eduardo Sojo Garza, afirmaron que no habría nuevos impuestos, por lo menos en el primer año de gobierno.

Una semana después, sin medir el impacto, fueron desmentidos por su propio jefe, quien lanzó la noticia en un desayuno que sostuvo con columnistas de algunos diarios de la capital del país.

En el hotel Fiesta Americana, el futuro mandatario soltó: "A pesar que 87 por ciento del presupuesto del gobierno federal para el próximo año ya está comprometido en distintas áreas y el margen de maniobra es poco amplio, con la reforma fiscal que proponemos se logrará dar apoyos importantes a los sectores más desprotegidos..."

Algunos columnistas filtraron entonces que la reforma fiscal de Fox considera la eliminación de la tasa cero del IVA a medicinas y alimentos.

La versión fue confirmada ese mismo día, unas horas más tarde, por el coordinador de la mesa económica para la transición, Eduardo Sojo Garza Aldape (quien por cierto ha tenido que cargar con la culpa de la filtración). "Efectivamente, todo está bajo análisis y bajo la consideración de que todas estas propuestas serán viables siempre y cuando encontremos los mecanismos para que las personas de bajos ingresos no sufran, sino al contrario se vean beneficiadas", explicó.

Esta fue la salida que encontraron los encargados de prensa para intentar "suavizar" el anuncio de la medida que, por supuesto, inmediatamente contó con el rechazo de diversos sectores sociales y de las fuerzas políticas del país.

"Sólo si estos recursos van a la gente más pobre, habrá nuevos impuestos", repitió la vocera Martha Sahagún, desautorizando a Sojo por andar "adelantándose" en algo que todavía "no sabemos cómo termine".

Fox trató de echarle agua a la pólvora. Con el argumento de que la reforma fiscal va mucho más allá de eso y que algunos medios estaban tratando de "crear fantasmas" con esa noticia, minimizó la filtración a la que él mismo dio pie.

El asunto no paró ahí. Dos semanas después, en Sudamérica, Sojo insistió en que sigue "bajo análisis" el incremento de impuestos y que la reforma será presentada apenas se inicien los trabajos de la próxima Legislatura. Fox se vio obligado a precisar: "De ninguna manera, por ningún motivo habrá nuevos impuestos ni incremento a los ya existentes".

Habrá que esperar...

Bombardeo desde Guanajuato

El jueves 3 de agosto, desde Guanajuato, tierra natal de Fox, los diputados locales de Acción Nacional, "envalentonados" por los resultados del 2 de julio, abrieron fuego con un tema siempre polémico en la vida del país: el aborto.

Con su mayoría en el Congreso, presentaron y aprobaron una iniciativa de reformas al Código Penal de la entidad para penalizar el aborto en caso de violación.

Dos semanas antes, el dirigente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, afirmó a este diario que ese tema (la interrupción del embarazo) no era asunto de la agenda nacional ni tenía por qué discutirse en estos momentos. Pero sus correligionarios guanajuatenses actuaron a contracorriente y metieron en apuros al propio Fox Quesada.

Y es que unos días después de las modificaciones penales ųahora sujetas a una consulta convocada por el gobernador Ramón Martín Huertaų, el presidente electo se reunió con la directiva nacional del PRD, que lo hizo firmar un documento en el que se comprometió a no presentar ninguna iniciativa "en ese sentido" durante su sexenio.

Pero el daño estaba ya hecho.

En la gira por Sudamérica, Bravo Mena de plano acusó de "imprudentes" a sus paisanos y les recriminó "meter ruido" cuando lo que más necesita Fox son "acuerdos y consensos" con otras fuerzas políticas.

En la ciudad de México, los encargados del despacho panista llamaron a cuentas a los promotores de la mencionada reforma: Ricardo Torres Origel, coordinador de los diputados, y Gerardo de los Cobos, dirigente estatal del blanquiazul. A toda costa trataron de frenar el escándalo, sin lograrlo.

"Hay que abortar el tema del aborto", fue la instrucción surgida de la sede nacional de Acción Nacional, porque esto afecta "la imagen de Fox Quesada y del propio partido".

No se pudo. Fox volvió a declarar, ahora públicamente, que su línea era muy distinta a la de los guanajuatenses, e instruyó a Martín Huerta a recurrir a la prerrogativa del veto para echar atrás los cambios en el Código Penal.

El debate sigue abierto...

La mano izquierda va adelante...

y la derecha para atrás...

Otro de los temas en los que Fox metió en problemas a su partido y a él mismo, es el relacionado con su ubicación en la geometría política. Conocida su procedencia empresarial y reconocido como "ferviente católico", el futuro mandatario aseguró en campaña que no era ni de derecha ni de izquierda; se pronunció por el respeto a la "pluralidad" de ideas.

Sin embargo, a finales de febrero, afirmó a este periódico que se definía como un político de "centro-izquierda". En cambio, reconoció que el PAN estaba identificado como un partido "mochilón".

En plena campaña electoral, Fox lanzó su convocatoria a los perredistas para que votaran por el candidato de oposición que tuviera el mayor porcentaje en las encuestas... o sea, él.

"Hagamos útil nuestro voto", dijo una y otra vez, y la frase le redituó: ganó la Presidencia de la República.

Pero ya con el triunfo en la bolsa, el futuro jefe del Ejecutivo federal cambió literalmente su posición sin avisar a los dirigentes de su partido y éstos se destantearon. El guanajuatense se definió como hombre de "centro-izquierda".

Hace unos días, vueltos al territorio de las posiciones políticas e ideológicas, Bravo Mena y Santiago Creel Miranda (coordinador de la mesa política) se fueron con la finta de aquella declaración y aseguraron que Acción Nacional "siempre ha sido un partido de centro... un poco tirado a la izquierda". Jamás, advirtieron, se ha identificado con la derecha o con corrientes conservadoras.

Y mientras ellos trataban de quedar bien con el futuro presidente, el guanajuatense dio otra definición en Santiago de Chile: "Soy la suma de la izquierda y la derecha".

En México, los encargados de la dirección panista se vieron desconcertados. Jorge Ocejo, el nuevo secretario general panista, sólo atinó a decir: "Somos de centro, pero sobre todo somos un partido que por encima de cualquier posición ponemos el humanismo".

Los doctrinarios guardaron silencio.

Germán Martínez, representante del PAN ante el Instituto Federal Electoral, hizo su propia lectura en torno a los temas del aborto y la geometría política foxiana: "él ha dicho que gobernará con consensos y le creo. Ha dicho que gobernará desde el centro y le creo. Y ahí el partido debe situarse en el centro y punto. No creo en centro-izquierdas o centro-derechas. El centro y punto. El eje articulador del pensamiento del partido y de la actividad de gobierno debe ser la persona, no el Estado ni el capital. El centro sin calificativos. Si nos movemos del centro, del humanismo, si el gobierno se mueve del humanismo o el partido se mueve del humanismo, pues no va a gobernar ni 15 minutos. El partido no va a tener vigencia ni 15 minutos".

Zedillo, el estadista; Labastida, el experimentado

La visión del conflicto en Chiapas también ha sido cambiante. Más allá de los "15 minutos" que en campaña aseguró necesitar para resolverlo, como presidente electo Fox Quesada expresó ųen los primeros días posteriores a su triunfoų su disposición a retirar el Ejército como una muestra de su voluntad por atender el problema en el terreno político.

Más recientemente, sin embargo, condicionó la salida de las tropas al proceder del EZLN. "El retiro del Ejército no puede ser una medida unilateral", señaló.

Sobre el mismo tema, si en campaña Fox decía que el conflicto tenía implicaciones nacionales, hace unos días rectificó y asumió, en los hechos, la postura que ha mantenido la administración del presidente Zedillo: "Es un asunto que se circunscribe a Chiapas; es un problema regional que ciertamente hay que resolver".

Y si en este caso hizo suya la tesis zedillista, en materia económica no se quedó atrás. Todavía una semana antes de las elecciones, no reparó en criticar el manejo económico-financiero del gobierno federal; acusó a Zedillo de conducir las variables económicas con fines electorales, y alertó sobre la intención del jefe del Ejecutivo de "heredarle una economía sobrecalentada".

Ahora todo es distinto. Zedillo es, además de un "hombre de Estado", un buen economista que ha sabido controlar las variables micro y macro de la economía. Es más, según Fox, hasta está dispuesto a "mantener la misma ruta" de quien le entregará el poder.

Tan es así que ahora sus operadores en la materia informaron que buscarán una reforma constitucional que permita la inversión privada en el sector eléctrico y la ampliación del capital privado en la petroquímica secundaria.

En la arena política, los vaivenes del futuro presidente han sido similares. Por ejemplo, el priísta Labastida pasó de ser un "burócrata" que lleva "38 años viviendo del presupuesto" a un funcionario "capaz", al que se le invita a colaborar "aportando toda su experiencia".

Este ha sido el zig-zag foxista de las últimas semanas.