MIERCOLES 23 DE AGOSTO DE 2000

Ť Culmina investigación


Descartan atentado en el avión de TWA accidentado en 1996

Dpa, Reuters y Afp, Washington, 22 de agosto Ť Los investigadores encargados de esclarecer la explosión en pleno vuelo del avión Boeing 747 de la aerolínea TWA no encontraron ninguna prueba de que un acto criminal hubiera sido el origen de la catástrofe que provocó 230 muertos el 17 de julio de 1996.

Al culminar la más prolongada y costosa investigación de un accidente de este tipo, los expertos de la Dirección Nacional de Seguridad en el Transporte, (NTSB, por sus siglas en inglés), concluyeron que después de examinar cada una de las partes del fuselaje, no encontraron el menor indicio de que la catástrofe hubiera sido causada por una bomba o un misil.

Bernard Loeb, director de la oficina de seguridad aeronáutica de la NTSB, señaló que la causa probable de la explosión fue una falla eléctrica que causó un chispa e inflamó vapores combustibles alojados en el tanque central, que se encontraba vacío.

No obstante, indicó que no hay una total seguridad de que esto haya ocurrido, pero dijo que de todas las situaciones de combustión que se han considerado, esta fue la más probable causa del accidente del avión que cubría la ruta Nueva York-París y que explotó en pleno vuelo sobre el océano Atlántico 12 minutos después de haber despegado.

Varias organizaciones de expertos independientes se apoyaron en numerosos testimonios oculares y sus propios análisis de las lectura de radar para afirmar que el jumbo fue derribado por un misil, tras lo cual el Buró Federal de Investigaciones (FBI) intentó verificar esa teoría, sin haber hallado nada.

Jim Hall, presidente de la NTSB, lamentó que un grupo de personas, "buscando sus propios intereses", hayan sembrado la duda sobre los resultados de la investigación al lanzar acusaciones infundadas de que el gobierno estaba encubriendo la investigación.

Por otro lado, el juicio contra dos libios acusados de perpetrar el atentado contra un avión de Pan Am que sobrevolaba la localidad de escocesa de Lockerbie y que causó 270 muertos el 21 de diciembre de 1988, se reanudó este día en Camp Zeist, Holanda, tras una interrupción de más de tres semanas.